Mundialmente reconocido por sus carteles, Niklaus Troxler dedicó su carrera a dar una expresión visual a la música y supo aunar sus dos pasiones, el jazz y el diseño, para convertirlos en estilo de vida. Con su estética espontánea, ecléctica y experimental, los carteles de Troxler se expusieron alrededor del mundo y fueron integrados a las colecciones permanentes de varios museos. Aprovechando nuestro encuentro con él el pasado septiembre en el AGI Open México 2018, le pedimos al diseñador suizo que nos compartiera algunos consejos sobre el diseño de carteles.
Con alrededor de 500 carteles diseñados, Niklaus Troxler se impone como una referencia cuando se trata de diseño y música. El diseñador originario de Willisau, una pequeña ciudad germanófila de Suiza, se inicia a la tipografía en los años sesenta. Al diplomarse en diseño gráfico en la Lucerne School of Art and Design en 1971, es contratado, por el entonces reconocido, estudio francés Hollenstein Creation. «En este momento en París, se buscaban profesionales suizos porque estábamos muy bien entrenados en tipografía», comenta Niklaus Troxler.
Pero su pasión por la música lo trae de vuelta a casa, donde con apenas 19 años, ya organizaba conciertos de jazz. «Era complicado para mí seguir organizando conciertos desde París». Al volver, abre su propio estudio y, en 1975, lanza la primera edición del festival Jazz en Willisau, en el cual será a la vez organizador y director de arte.
Hasta 2009, Niklaus Troxler recrea cada año, una nueva estética para el festival, diseñando todos los elementos gráficos. Hoy, el diseñador comparte su tiempo entre la realización de carteles y proyectos personales.
Consejos de Niklaus Troxler para diseñar carteles
1. Expresar una postura personal
A pesar de su evidente vínculo con el diseño clásico suizo, Niklaus Troxler se emancipa rápidamente, dejando entrever en sus carteles influencias del lettering, del pop art y del diseño polaco. «Cuando empecé, todos usaban helvética», comenta el diseñador, y agrega, «el diseño suizo era omnipresente, lo necesitábamos después del desastre de la guerra mundial. Todo tenía que ser limpio, ordenado. Era una necesidad».
Pero frente a la homogeneización estética impulsada por el estilo suizo, Troxler reivindica una expresión personal. «Cuando hago un póster lo hago con mi punto de vista y mis emociones». Una postura que, sin duda, se alimenta de su pasión por la música. «Como el diseño, la música es individual, tiene un rango de expresiones y estilos. La música me ayuda a cambiar todo el tiempo, a empezar de nuevo».
2. Improvisar
El contraste, el color, el movimiento o la improvisación, son unas de las muchas características que ambas disciplinas comparten y que Troxler expresa en sus carteles. El diseñador insiste, «la improvisación es un material con el que hay que jugar». Una dimensión esencial de la música jazz que el diseñador experimenta en el momento de bocetar. «Tienes que dejarte sorprender por un boceto, por un accidente», comenta Troxler.
De bocetos espontáneos han nacido muchos carteles, a veces, incluso reproduciendolos tal cual, en gran formato. El diseñador observa, «la mayoría del diseño es malo porque está demasiado rebuscado. Piensas que tienes una idea inteligente y en el momento de traducirla en una forma plástica, dejas de lado la emoción».
3. Empezar de cero en cada proyecto
Esta espontaneidad renovada en cada cartel, Troxler la consigue empezando cada proyecto con un ojo nuevo. «Cuando haces un cartel, es importante olvidar lo que has hecho antes», explica el diseñador.
Una técnica que Troxler consigue al enfocarse primero en el contenido del proyecto. «Me aseguro de no pensar visualmente cuando empiezo un proyecto. Empiezo por investigar, documentarme, tomar notas, pensarlo. Una vez estoy familiarizado con el contenido, me siento libre de jugar con la información y de poner más emoción en el proyecto».
Más allá de su conocimiento global sobre la música, Troxler busca la inspiración en sus discusiones, correspondencias o anécdotas con los músicos que ha ido conociendo cada vez más a lo largo de los años.
4. Crear imágenes propias
Aunque Niklaus Troxler trabaja tanto en medios analógicos como en digitales, asegura que el trabajo a mano es esencial para desarrollar una expresión personal. «Creo que un diseñador gráfico debería ser capaz de crear sus propias imágenes. Hoy en día, muchos diseñadores buscan imágenes en Google y hacen un vector o un dibujo a partir de eso». Troxler lamenta la homogeneización visual resultante de esta práctica y repite, «una buena imagen es una imagen personal».
5. Experimentar, experimentar, experimentar
En su estudio, Niklaus Troxler tiene acceso a una gran variedad de materiales y técnicas: tinta, sellos, cepillos, pinceles, bolígrafos, rotuladores, papel cortado… «Uso de todo», declara el diseñador. Porque si hay algo de que el diseñador huye es de la rutina: «la rutina es la verdadera muerte», comenta. Y concluye, «muchas veces me preguntan qué es lo más importante para un diseñador. Solo mencionaré tres cosas: experimentar, experimentar y experimentar».
Actualizado 18/10/2018