El lanzamiento de la nueva marca país Argentina generó repercusiones en medios digitales, blogs y redes sociales. Cinco diseñadores argentinos nos ofrecen su mirada acerca de la calidad de la marca y su valor estratégico.
«Parte del problema fue no presentarlo a la sociedad como merece un proyecto de escala nacional e internacional y de interés público como la Marca País. Se la perdieron. Lo mostraron tímida y parcialmente. Si pasaba, pasaba. Ya nos acostumbramos a esto. Un problema de comunicación», Marcelo Sapoznik.
«En el prólogo de mi libro sobre el Diseño de Identidad Institucional expongo que una de las áreas del diseño en comunicación sobre la que existe más cantidad de literatura específica, reflexiva y crítica, es la identidad. Uno de los aspectos singulares del diseño de Identidad Institucional está dado por su abordaje como construcción discursiva y sobre esa base, postulo que los sistemas de identidad deben narrar historias. Las historias deben ser expresivas en todos sus aspectos. La confrontación de los resultados que se exhiben, ¿responden al perfil y a los atributos institucionales? En este caso, me parece que no».
Centraré la mirada sobre tres áreas: estética, funcional y ética.
En cuanto a lo estético, se pone en observación el nuevo identificador gráfico para Argentina. Ha corrido mucha agua bajo el puente, y sin embargo se sigue denominando “marca” a un identificador, y esto resulta algo primitivo (por inicial, por primario), ya que en verdad el concepto “marca” es un concepto mayor, superador, amplio y complejo desde su abordaje, ya que confluyen en él diversas implicancias y campos disciplinares. El identificador gráfico expuesto es uno de los componentes del concepto mayor: marca. En este caso, tenemos un contenedor circular, un disco azul/celeste como apropiación del concepto “global” y cuyo croma refiere a la bandera argentina. En el espacio inferior, remitiendo al sur, contiene la letra “A”, en caja alta y en tipografía Gothan Rounded. El uso de esa fuente responde a una instancia previa, que podríamos denominar, a distancia, la tipografía institucional. Si la mirada llegara solo hasta aquí, mi referencia se agotaría en una cuestión meramente estética y la discusión acabaría en ese me agrada o no me agrada.
En cuanto a lo funcional, afortunadamente he podido ir un poco más al fondo de la cuestión y allí es donde se abre el panorama, ya que se plantea el desarrollo de un sistema gráfico y paragráfico de carácter abierto, ajustado a la compleja red de canales y medios de comunicación. Se intuye un programa comunicacional complejo y tratándose de una “marca país”, no podría esperarse otra respuesta.
En cuanto a lo ético, me resulta apropiado fijar mi posición: ¿Es atinado reflexionar si el signo me identifica? No tiene sentido, ya que no me debe identificar como individuo singular, sino que debe identificar a un país. Y siendo más preciso, debería decir que es un identificador para ser utilizado por un Ministerio que lleva adelante una estrategia de marca país, por lo que forma parte de un plan rector que coordina factores diferenciales para posicionarse en los mercados internacionales. No soy yo, somos todos, y esto no es poca cosa».
“A conclusion is the place where you get tired of thinking” (A. Bloch)
→ Nueva marca país de Argentina