Buenaventura firma una campaña que traslada al diseño la sensibilidad del olivar andaluz a través de seis envoltorios ilustrados. Un proyecto que reinterpreta la tradición desde un lenguaje geométrico y cromático contemporáneo, acercando el virgen extra de Fuenquesada al territorio de la edición limitada y el arte aplicado.

La nueva campaña de la Cosecha 25–26 de Fuenquesada consolida la colaboración entre la marca jiennense y Buenaventura, que este año lleva su aproximación gráfica un paso más allá. El estudio transforma cada botella en una pieza ilustrada, casi un pequeño lienzo que encapsula el tiempo, el oficio y la cultura visual del olivar. La propuesta parte de una premisa sencilla pero poderosa: el aceite no solo se produce, también se narra. Y en esa narración, el diseño es un actor fundamental.
Buenaventura articula esta edición especial a través de seis ilustraciones originales basadas en patrones geométricos que evocan, sin recurrir a la representación literal, la topografía del campo andaluz. Las laderas, las hileras de olivos, la luz cambiante y la repetición paciente del trabajo agrícola se traducen en módulos, diagonales, círculos y texturas que construyen un paisaje abstracto y reconocible. En las imágenes que acompañan la campaña, estas botellas envueltas componen un conjunto casi museográfico, como si formaran parte de una instalación gráfica sobre el tiempo y la tierra.

La mirada artística del estudio se apoya en referentes como el movimiento Arts & Crafts y la obra de William Morris, filtrados a través de una sensibilidad contemporánea. Las gamas cromáticas recuerdan a los tonos del territorio —ocres, verdes profundos, rosados terrosos, azules densos— mientras que la influencia de la abstracción geométrica centroeuropea y oriental aporta estructura y ritmo. El resultado es un lenguaje donde lo orgánico y lo construido conviven sin fricciones, generando una identidad visual capaz de expresar al mismo tiempo origen y modernidad.
Este enfoque convierte el envoltorio en un objeto con valor propio. El papel Munken Polar y la impresión de Gráficas Alhambra refuerzan la materialidad del proyecto, que se concibe como una experiencia táctil antes incluso de abrir la botella. Los pliegues, las tensiones y la forma en que el patrón se adapta al volumen aportan a cada pieza el carácter de algo hecho uno a uno, con la misma atención que se dedica a la cosecha.

El diseño como relato del territorio
La campaña reivindica que la tradición agrícola también puede hablarse en clave artística. Buenaventura interpreta el olivar no como motivo folklórico, sino como un sistema visual complejo, lleno de repeticiones y geometrías naturales. La serie de envoltorios funciona así como una lectura expandida del paisaje, una traducción gráfica que conecta con la memoria y la sensibilidad contemporánea del diseño.
Fuenquesada encuentra en esta colaboración una manera de expresar sus valores desde otro lenguaje: autenticidad, paciencia, conocimiento y vínculo con la naturaleza. Al elevar cada botella a la categoría de pieza gráfica, la marca amplifica su relato y sitúa el virgen extra en un territorio donde conviven la artesanía y la cultura visual. En un mercado saturado de propuestas, este proyecto demuestra que el diseño —cuando entiende el origen y abraza la sensibilidad del producto— no es un adorno, sino la forma más directa de contar una historia.
Actualizado 04/12/2025














