Bernard Plossu siempre ha sido (es) un fotógrafo y viajero incansable. Fotógrafo de los de antaño, con amor por lo analógico y sin retoque digital, Plossu regresa a La Fábrica con una selección de 25 fotografías inéditas del oeste americano de los años 70, cinco de ellas en color y positivadas al carbón-fresson, acompañadas por un conjunto de sus obras más reconocidas.
«¡Vámonos! ¡A donde sea!», ese era el único propósito en la mente de un joven de 20 años que abandonaba París para comenzar una nueva vida en tierras mexicanas. Bernard Plossu (Da Lat, sur de Vietnam, 1945) no sabía entonces que era un fotógrafo en potencia. Después de realizar un largo viaje de un año, el joven Plossu supo que podía dedicar su vida a mirar a través de un objetivo.
«Artista no. La fotografía es mi trabajo. Soy autor. La seguridad social en Francia me llama ‘autor fotógrafo’ [su categoría profesional]. No veo la palabra artista como la llave de mi vida», afirmaba Plossu en una entrevista.
La suya es una forma de pensar la fotografía sin concepto, de hacer la fotografía de cada momento. «Hay gente que me llama a mí y a mis amigos, los que vemos las cosas de esta manera, los dinosaurios. Pero creo que ahora está regresando poco a poco… Como la fotografía de guerra».
Hoy en día, la curiosidad de Plossu sigue intacta. Por la actividad de sus hijos en redes sociales, por su nuevo teléfono con cámara, por las tendencias fotográficas de artistas a los que saca 30 años y por otras muchas curiosidades que mueven su mundo.
Del blanco y negro al carbón-fresson
El fotógrafo es mundialmente conocido por sus reportajes de viaje en blanco y negro. Estudió en París y desde joven comenzó con la fotografía. Viajó al Sáhara con su padre y una cámara fotográfica Brownie Flash. Entre 1965 y 1966 se marchó a México en compañía de una expedición inglesa para fotografiar la jungla de Chiapas. Este trabajo marcó un antes y un después en el concepto de la fotografía de viajes.
Ahora La Fábrica expone The Best of Bernard Plossu, una serie de fotografías en color realizadas con la técnica centenaria del carbón-fresson, consistente en un proceso similar a la impresión al carbono a la que también se ha dado el nombre de ‘papel al carbón’. Con está técnica se conseguía un mayor contraste y tonos más enérgicos que proporcionaban gran dramatismo a las fotografías. El papel se recubría con una capa de gelatina sensibilizada con dicromato y con un pigmento negro que después se procesaba con agua y serrín.
Después de los últimos viajes que ha realizado, el fotógrafo ha dado vueltas a la idea de crear un nuevo proyecto, un homenaje a la quietud del paisaje. Esta idea surge de la observación de sus propias fotos tomadas en las highlands escocesas, en el Maestrazgo en Castellón, en Aragón…
«Son las mismas fotos, las mismas curvas, las mismas piedras. Me doy cuenta de que aún necesito ir a estos sitios y tomar estas imágenes. Necesito hacer esto. Pero viajar no tanto».
The Best of Bernard Plossu La Fábrica. Madrid Del 9 de abril al 17 de mayo
Actualizado 14/04/2015