En este artículo Ana Moliz reflexiona sobre cómo el diseño de tipografías está evolucionando para ser reflejo visual de la época en que vivimos.
El panorama de experimentación tipográfica que tiene lugar desde hace unos años, enormemente creativo y variadísimo estilística y conceptualmente hablando, poco a poco va dejando posos, de los cuales, quizá el más llamativo por su expansión sea el de la fusión o hibridación tipográfica.
Hay tendencias que pueden morir de éxito. Pero, antes de nada, establezcamos un marco de acción para saber de qué estamos hablando.
Combinar distintas tipografías de manera armónica y atractiva es difícil, sobre todo si queremos llegar más allá de la habitual dupla de, pongamos por caso, tipografía principal sans serif más tipografía secundaria o de apoyo con serifa.
Pero ¿qué pasaría si esas combinaciones sucediesen dentro de una palabra? O, incluso, ¿cómo sería una fuente tipográfica cuyo diseño combinase en sí diversos estilos que diesen lugar a que esa misma palabra estuviese compuesta simultáneamente por letras display, grotescas, condensadas, con serifa, extendidas, itálicas y script, todo ello junto además de armónicamente revuelto?
fuentes híbridas
La respuesta la tenemos delante de nuestros ojos desde hace un tiempo y el resultado es, en muchos casos, enormemente estimulante, visualmente poderoso y rompedor. Tanto que, tal vez, estemos a punto de sufrir una invasión de fuentes híbridas.
Es posible encontrar antecedentes de esta fusión tipográfica muchas décadas atrás. Por poner un ejemplo evidente, los ya clásicos fanzines punk de recorta y pega. O en títulos de crédito de cine y teatro para televisión como es el caso de una obra teatral de Enrique Jardiel Poncela producida en 1969 por RTVE, donde letras de muy diferentes estilos se entremezclan con afán de mostrar desenfado y humorismo. No hay nada nuevo bajo el sol.
Esta fusión tipográfica, cuyo leivmotiv podría ser la expresión de la diversidad, además de un saludable afán experimentador, es tal vez una respuesta o, más bien, una reacción a las convulsiones sociales de la actualidad. Ya no hay certezas ni verdades absolutas, todo parece tambalearse, y el diseño tipográfico, y gráfico en general, como disciplina que vive y se desarrolla indisolublemente en la actualidad, se muestra como reflejo visual de su época.
La tipografía reacciona a lo que sucede en su entorno. La sociedad parece discurrir a mil por hora y es casi obligatorio tomar partido. El diseño tipográfico de unas décadas atrás, limpio, optimista, cristalinamente legible, parece haber quedado muy atrás. Ahora prima el movimiento, el nervio, la crudeza, casi el aspaviento; lo conceptual —el mensaje, el relato, el storytelling— por encima de la comodidad lectora.
variable fonts
Pero, más allá de estos esquemáticos intentos de análisis sociológicos, la actual fusión tipográfica está dando frutos realmente llamativos. Como el caso de Canal Brasil Variable Font, de la que ya hablamos anteriormente aquí en Gráffica.
Canal Brasil VF ejemplifica notablemente la tendencia que sitúa el concepto en primera línea, a la vez que ofrece un resultado visual altamente atractivo. Fondo y forma se unen en un todo irresistible: la expresión tipográfica de la inabarcable diversidad de Brasil.
Un proyecto muy reciente que ejemplifica bien qué supone la fusión tipográfica es Diversity Type. Al contrario que Canal Brasil VF, que es un proyecto de branding creado ex profeso para una marca, Diversity Type es una proyecto altruista que busca el impacto social, por lo que presenta parámetros creativos muy particulares.
Diseñada a partir de las contribuciones de 308 artistas y creativos de 54 países, se trata de una fuente tipográfica concebida para celebrar y reivindicar la diversidad. Por su propia naturaleza, Diversity Type es un proyecto en movimiento. Por ahora solamente están disponibles las mayúsculas del alfabeto latino básico para inglés, pero la intención de los promotores de la acción, el estudio de branding Distillery, es seguir avanzando e incluir otros idiomas y alfabetos.
«Si todos se lanzan a usar el mismo recurso gráfico, venga o no a cuento de lo que quieran comunicar, éste invariablemente perderá toda su frescura y capacidad disruptiva para acabar convertido en otro manido truco visual más.»
Comenzamos este artículo haciendo una afirmación rotunda. Porque de veras es cierto que el éxito puede llegar a ser una sentencia de muerte. Es indiscutible que la fusión tipográfica actual es enormemente atractiva y encaja como un guante en el efervescente panorama comunicativo actual. Pero si todas las marcas, eventos, instituciones, etc. se lanzan a usar el mismo recurso gráfico, venga o no a cuento de lo que quieran comunicar, éste invariablemente perderá toda su frescura y capacidad disruptiva para acabar convertido en otro manido truco visual más.