De Justino a Carmina. Este año la figura principal del anuncio de la Lotería de Navidad de 2016 es de carne y hueso, pero quizá sea esta una de las diferencias más notables respecto al año anterior. Al igual que en el spot del año pasado, el personaje principal es una persona mayor entrañable protagonizando un anuncio con el que se quiere hacer llorar a la audiencia.
La protagonista del anuncio de la Lotería de Navidad de 2016 es Carmina; una maestra jubilada vecina de Villaviciosa (Asturias) que, tras confundir la fecha del sorteo de la Lotería de Navidad, está convencida por error de que le ha tocado el Gordo. En aras de no desilusionarla, todo el pueblo se confabula para seguir haciéndole creer que ha resultado ser la ganadora de 4 millones de euros. Sus vecinos y familiares contribuyen a crear esta ilusión porque, según cierra el spot, «El mayor premio es compartirlo».
Un año más, Leo Brunett vuelve a encargarse de la realización del anuncio de la Lotería de Navidad y ha contado con el director de cine Santiago Zannou –que también dirigió el anuncio de la Lotería de Navidad de 2014– para llevar a cabo ‘21 de diciembre’.
Para el anuncio de la Lotería de Navidad de 2016 nuevamente se ha buscado la lagrimilla del espectador pero repitiendo estrategia. Después del éxito del carismático y querido Justino y de su emotiva historia, la agencia ha querido volver a apelar a la empatía y a la sensibilidad del espectador recurriendo a un personaje que desprende ternura y cierta tristeza, pero que finalmente se ve arropado por los suyos.
Ni Carmina ni Justino son los únicos personajes con este perfil. Por ejemplo, el año pasado la cadena de supermercados alemanes Edeka también apostó por la tristeza como eje estratégico para su campaña navideña. En uno de sus spots, el protagonista era un ancianito solitario con una familia muy desapegada que solo se reúne cuando éste fallece justo después de Navidad. Cuando la tristeza inunda por completo al espectador, de repente un giro en la historia lleva las emociones de estos hacia otro estado cual montaña rusa; la alegría de descubrir que el protagonista estaba realmente vivo y que había fingido su muerte para conseguir reunir a toda su familia. Un final con tintes de humor negro que acaban por desatar toda una explosión de emociones en el público.
En el anuncio de ‘21 de diciembre’ los recursos coinciden, pero el resultado ha sido más plano de lo deseado. Quizá le haya faltado al final del relato algo inesperado para conseguir ese ‘clic’ tan especial que los anuncios geniales provocan en la mente del espectador. Quizá, era demasiado previsible ese final en el que la adorable Carmina, dentro de su fantasía, regala el “número ganador” a su hijo. Es ahí donde esperábamos algo diferente como, por ejemplo, que Carmina fuera consciente de la realidad o que el desenlace diera pie a una situación que proporcionara al espectador un subidón emocional.
A pesar de todo, la fórmula que se ha seguido para construir la historia de Carmina puede funcionar debido a que apunta de lleno a las emociones asociadas a la Navidad y a que el público espera receptivo historias tan emotivas como la de ‘21 de diciembre’.