«A vueltas con el arte», por Óscar Guayabero

¿Por qué los diseñadores cada vez más tienden a desarrollar una práctica artística? ¿Qué consecuencias tiene renunciar a diseñar? Festa del Grafisme 2022 El fin de semana pasado se celebró la Festa del Grafisme, de la que ya hablé por aquí. Hoy lo que me interesa es el tema sobre el que giraba esta edición. La idea entorno a la que estaba construida la programación era la relación entre arte y diseño. Los más viejos del lugar desconectarán en este momento porque es un tema tan antiguo como el diseño, pero esta vez creo que he descubierto un aspecto en el que no había recaído. Aviso que no va a gustar a todo el mundo lo que diré, pero uno tiene tendencia a los deportes de riesgo, hay quién opta por el puenting... pero yo soy más de opinar. En los últimos años he visto una serie de diseñadores, relativamente jóvenes, que están tendiendo hacía lo que se podría denominar una práctica artística. Nada que decir, cada cual elige su camino. Pero me surgen algunas dudas del porqué está sucediendo ahora y en una cantidad considerable de profesionales. Para explicarlo pondré un ejemplo que si bien no es el mismo caso, sí tiene puntos de conexión. A finales del siglo XIX la artesanía empezó a perder su lugar natural, el de producir los bienes de consumo doméstico. La revolución industrial hizo que tanto ropa como mobiliario, menaje del hogar, utensilios diversos, etc. se pudieran producir de forma más económica y rápida. Esos objetos industriales no tenían las mismas cualidades objetuales, materiales, táctiles y demás, pero en todo caso, cumplían con su propósito, mal que bien. En ese momento los artesanos como eje vertebrador de la vida en las ciudades desaparecieron. Los gremios, los talleres, los aprendices, los maestros ya no eran necesarios. Algunos se resistieron y optaron por hacer productos de mucha calidad para una élite (los dueños de las fábricas industriales). Otros, con los años, optaron por acercarse al arte. Si Walter Gropius decía que un artista era un artesano exaltado, solo había que exaltarse un poco. Festa del Grafisme 2022 El resultado a lo largo del siglo XX es irregular. En algunos casos han surgido piezas de primera calidad donde técnica y concepto conviven dignamente y han aparecido creadores de gran nivel. Solo para citar dos ejemplos tenemos la obra de Anni Albers o Aurelia Muñoz, en el arte textil. No basta con quitarle la función al objeto y ponerle poesía en el título de la pieza. Lamentablemente, no se puede decir lo mismo del grueso de la producción de artesanos que «hacen arte». No basta con quitarle la función al objeto y ponerle poesía en el título de la pieza. Muy a menudo el resultado son piezas decorativas a lo sumo, cuando no pretenciosas bagatelas. En todo caso, la artesanía llega al arte, al ser expulsada por la producción industrial. No encontró la manera de plantar cara y defender su territorio original, es decir, una cerámica utilitaria y se refugió en el arte, en su mayoría un arte menor. La artesanía llega al arte, al ser expulsada por la producción industrial. ¿qué pasa con el diseño? Veamos ahora qué pasa con el diseño. Desde hace décadas lo que entendemos por comunicación visual no ha dejado de ampliar su territorio, del papel a las pantallas la evolución es exponencial. Paralelamente, el marketing ha ido construyendo un discurso donde el diseño es un anexo, que entra en la última fase del proceso de decisión para dar forma. Una forma que viene predefinida y cada vez más encorsetada. Tengo la sensación de que el diseño gráfico se ha visto expulsado de su territorio natural, la generación de imaginarios visuales. Enzo Mari, a quien hemos dedicado una pequeña exposición en esta Festa del Grafisme decía: «La industria vende objetos cargados de imaginario». Pues bien, ahora no es ya el diseño quien decide esos imaginarios. El diseño ya no es, en muchos casos y con todas las excepciones que queráis, aquello que decide el propio sentido de la pieza. Se le ha sido arrebatado por «las leyes del mercado» o lo que es lo mismo, por una idea muy conservadora implantada por los de marketing (sea cual sea el nombre en inglés que ahora se lleve) que dice que si copias aquello que funciona, también funcionará. Ante esa pérdida de centralidad, el diseño está optando por refugiarse en el arte porque «aquí nadie me dice lo que tengo que hacer». A pesar de ser comprensible, es un movimiento de retirada peligroso. Hay una anécdota de Paula Scher muy sintomática: ella explica que al hacer el logotipo para el Citibank las reuniones con los departamentos de marketing y estrategia de la empresa la angustiaban tanto que se refugió a una cabaña a pintar unos mapas llenos de letras. Ella utiliza la palabra refugio. El diseño ya no es, en muchos casos y con todas las excepciones que queráis, aquello que decide el propio sentido de la pieza. Festa del Grafisme 2022 la consecuencias Pensemos en la negación que gran parte de la izquierda ha hecho sistemáticamente de los medios de comunicación de masas. Primero renunció a la radio (luego la reivindicó con las radios libres y ahora con los podcast); después ignoró la televisión (y aún no se ha repuesto del susto) y ahora lo hace con las nuevas tecnologías digitales. Esos renuncios llevan a un arrinconamiento cada vez mayor y la incapacidad de generar discursos y relatos que lleguen a una sociedad mediatizada. Pues me temo que lo mismo sucederá si renunciamos a la configuración de imaginarios desde el diseño y los dejamos en manos de la mercadotecnia. Al mismo tiempo, en el «arte» hecho por diseñadores «exaltados» seguro que podremos encontrar grandes obras, pero vuelvo a sospechar que en su mayoría será un arte de segunda, decorativo, la más de las veces. Nada que objetar, la belleza es importante. Pero intuyo que estarán más cerca del catálogo de papales pintados que del arte transformador, ese que nos remueve y nos interpela. Cada cual le pide cosas distintas a la belleza, yo estoy con los que como Breton cree que «la belleza será convulsa o no será». En el «arte» hecho por diseñadores «exaltados» seguro que podremos encontrar grandes obras, pero vuelvo a sospechar que en su mayoría será un arte de segunda, decorativo, Festa del Grafisme 2022 Sinceramente, y sé que decirlo es mucho más fácil que hacerlo, me gustaría que los diseñadores no se rindan, que sigan dando la batalla para no perder su espacio natural y en todo caso, si han de huir que lo hagan hacia territorios donde se les espera desde hace tiempo: el activismo, la implicación social, el diseño inclusivo, la revuelta gráfica, el apoyo a la disidencia y la protesta. Me gustaría que no se dejarán llevar por su ego creador (un efecto secundario del individualismo contemporáneo) y arrimen el hombro para ayudar a los que ya están cambiando la realidad, aquellos que solemos meterlos en el cajón de la innovación social. No creo que el mundo necesite urgentemente conocer aquello que los diseñadores «llevan dentro» y, en cambio, sí necesitamos su capacidad transformadora y de generar imaginarios de futuro. Vamos, que cuando los clientes os ninguneen y penséis que estáis poco menos que de pintamonas, no agarréis un lienzo y acercaros a la cooperativa de consumo, huerto urbano, vivienda cooperativa, grupo pro derechos LGTBIQ+, plataforma ecologista o lo que sea más cercano que tengáis, seguro que vuestras habilidades serán bien recibidas. Para cerrar, una frase más de Enzo Mari: «Todos deberíamos “proyectar” para no ser “proyectados”».

«A vueltas con el arte», por Óscar Guayabero

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