En gràffica estamos sorprendidos ante la avalancha de comentarios que ha generado la noticia del error que cometió Pep Carrió. Sorprendidos por varios motivos. Primero por la virulencia de algunos adjetivos y segundo porque parece que los diseñadores tienen un nivel moral realmente sorprendente, además de que no les gusta leer, porque en algunas críticas se nota que no se han leído las explicaciones que da el diseñador. Pero vamos por partes.
En primer lugar, no conozco personalmente a Pep Carrió, con lo que no voy a justificar lo que, como él mismo reconoce, fue un error. Pero como bien sabemos los diseñadores, los matices son muy importantes. Un 5% de negro lo cambia todo.
El primer matiz es que reconoce el error. El segundo es que no es lo mismo fusilar (véase este ejemplo: Plagio de carteles en Cádiz) que utilizar recursos (ilustraciones, fotografías, tipografías… ) sin el permiso correspondiente. Y tercero es que esto ocurre porque es quien es, porque si fuera un diseñador de tres al cuarto como el de Cádiz (y hay ejemplos en la sección Cocos) a nadie le importa. Analicemos estos tres puntos.
1. Reconocer el error
«En su momento las valoramos como iconos y erróneamente entendimos que se podían utilizar, ha sido un error, ya le pedí disculpas a Luba, supongo que la difusión masiva del conflicto ha sido una de las formas en las que ella ha tenido para “castigar” la afrenta». ¿Qué más se puede hacer? Te saltas el semáforo, te pillan, te disculpas ante el guardia, pagas la multa y a otra cosa. No te detienen y te juzgan ante un tribunal popular. ¡Qué escriba mil veces en la pizarra ‘No lo volveré a hacer’!
Si la justicia tiene niveles diferentes para los delitos y no es lo mismo un hurto que un robo o un homicidio que un asesinato, pues aquí creo que no llegaríamos ni a un delito de faltas.
No es lo mismo fusilar que utilizar recursos sin permiso
Fusilar es copiar pixel a pixel el trabajo de otro. Cualquier diseñador en su trabajo diario utiliza recursos, referencias, influencias o apropiaciones. Y el que diga que no lo hace miente. ¿O es que somos todos capaces de hacer algo totalmente inocuo a lo que nos rodea o vemos? ¿Quién no se ha dejado influenciar por un estilo, una forma de componer, una utilización del color o una tipografía para realizar un trabajo? Es imposible crear algo sin que esté contaminado. Y, como dice Pep, crear un cartel utilizando la acumulación de objetos para crear formas no es patrimonio de nadie, y más si es algo que haces de forma habitual.
Pero este matiz nos lleva a otro. Vale, Carrió ha utilizado el material de otra persona. Mal. No ha pedido permiso, no ha pagado por ello y no debería utilizar material que no salga de sus propias manos. Muy mal. Pero seamos sinceros, ¿quién no ha utilizado una foto descargada de internet sin preguntar? ¿Quién no utilizado una tipografía sin pagarla? Seguro que todos -remarco lo de ‘todos’- los que han dejado comentarios y críticas feroces aquí y en Facebook compran todas las tipografías que usan, todas las ilustraciones, todas las fotos, todo el software y no se descargan ni una sola película o canción y nunca compran ropa en H&M o Zara que son ‘inspiraciones’ de las grandes marcas. Nunca, ¿verdad?
¿Por qué tenemos la moralidad tan alta cuando se refiere a otros y tan baja cuando se refiere a nosotros? Estoy seguro de que nadie podría pasar una inspección y cumplir a rajatabla la legalidad. ¡Nadie! Entonces, ¿a qué viene esta facilidad para soltar la lengua?
Porque es quién es
Y esa es la respuesta a la anterior pregunta. Parece como que si se mata al macho alfa habrá hueco para uno nuevo. Si convertimos en maligna la trayectoria de un diseñador, si nos lo quitamos de en medio, igual nos toca algo a los demás. Como dice un amigo, ‘perro come perro’. Y esto pasa porque es alguien cuyo trabajo tiene tal dimensión que está siempre observado por miles de ojos, pero no pasa con el resto porque sus trabajos no les interesan a nadie y nadie se da cuenta cuanto copian y fusilan.
Si a un profesional del nivel de Pep Carrió, con la trayectoria que tiene, con la inmensidad de grandes trabajos lo consideramos, lo tratamos, lo rebajamos a la altura de un burdo plagiador es que hay algo que no funciona en nuestras cabezas. ¿Qué más queréis? ¿Que le quitemos el carnet de diseñador? ¿Que llamemos a la Policía del Diseño? ¡Que lo encierren señoría!
Pero si todos utilizamos software ilegal, tipografías pirateadas y fotos sin licencia. Compramos cosas baratas que son plagios de otras marcas. Nos ponemos ropa que es la copia de una gran marca y hasta somos capaces de pincharle la wifi al vecino… Si somos el décimo país con más piratería del mundo.
Cuando todos cumplamos con todo y seamos igual de consecuentes con nosotros mismos, estas críticas tendrán razón de ser, pero mientras tanto, calladitos estamos todos muy guapos, no sea cosa que la Policía del Diseño se pase por los estudios de la mayoría y encuentre pruebas de la gran inmoralidad en la que viven los diseñadores. ¡Ah!, eso sí, luego cobramos nuestro trabajo como original y legal… no como Pep que no cobró ni un duro. Si es que…