Imagina la siguiente situación. El Ayuntamiento tiene un problema legal. Ha sido demandado y tiene que presentarse en los juzgados para defenderse. Por tal motivo, el ayuntamiento convoca un concurso para la realización de su defensa:
CONCURSO PARA LA REALIZACIÓN DE LA DEFENSA LEGAL DEL AYUNTAMIENTO
Participantes:Podrán participar en el concurso todas las personas que lo deseen y los abogados que estén interesados, individualmente o en equipo.
Tema:La defensa ha de ser original y en ningún caso debe utilizar elementos ya utilizados en otras defensas.
Características técnicas: El trabajo será libre. La defensa se presentará en folios DIN-A4 impresos a una cara. Letra Times cuerpo 10 y una extensión no inferior a los 500 folios. Deberán aportar también el documento en formato digital reproducible incluyendo en él todos los archivos necesarios para su perfecta reproducción. Se presentarán 3 copias impresas.
Premios: El premio para la defensa que resulte ganadora será de 2.000 euros y le permitirá ser el representante del Ayuntamiento en el juzgado.
Jurado: El jurado estará compuesto por el concejal y trabajadores del ayuntamiento. La decisión final la tomará el alcalde.
Plazo de presentación: Finalizará dentro de una semana. Los trabajos deberán ir acompañados de los datos del autor y una declaración firmada indicando que el trabajo es original e inédito. Los trabajos presentados se quedarán en propiedad del Ayuntamiento para su utilización en futuras demandas. La presentación de trabajos a este concurso lleva implícito la aprobación de estas bases.
¿Cuántos abogados crees que se presentarán a esta convocatoria?
Yo he hecho la prueba. ¡Ninguno! Es fácil de entender. En primer lugar, ningún abogado escribirá ni una sola letra hasta que sepa que la defensa la llevará él y que por supuesto cobrará por ello; gane o pierda. Por supuesto, nadie se presentará ante un trabajo en el que el precio lo pone el cliente y más sabiendo que el trabajo es importante, único, con fecha límite y con unas características técnicas en las cuales el margen de beneficio es prácticamente ninguno. No cabe la posibilidad de mantener ninguna reunión con el Ayuntamiento y mucho menos dar explicaciones en el momento de la presentación, con lo que no se sabe muy bien si el trabajo que se desarrolla es adecuado o no. Y por último, ¿qué profesional del derecho se presentaría a semejante concurso en el que los que van a valorar su trabajo, no tienen ningún tipo de conocimientos judiciales y legales? Es más, igual hasta se presentan al concurso personas que no tienen ni siquiera la formación adecuada. ¡Impensable! ¿Te imaginas lo que diría el Colegio de Abogados? ¿Cuántos titulares, tertulias, declaraciones, levantaría una acción como esta? Saldría en todos los medios del país.
¿Qué tiene de diferente el mundo del diseño gráfico para que este tipo de acciones parezcan normales?
¡Nada! Bueno sí. Los diseñadores somos vanidosos y nos gusta que nos den premios; que nos digan que somos mejores que los demás; que nuestro trabajo es más creativo que el de nuestros amigos diseñadores y, si encima, esto es para una gran empresa o institución y sales en los papeles, eso ya es insuperable.
El ego de un diseñador se puede medir por la cantidad de concursos a los que se presenta o presenta en su curriculum. No conozco otra profesión en la que veas como mérito presentarse a concursos. Bueno los arquitectos tienen el mismo mal, pero la diferencia es que a ellos no les obligan a construir el edificio completo.
¿Qué nos hace diferentes a los diseñadores gráficos de otras profesiones?
Nuestro trabajo es a medida y definitivo. Cuando nos presentamos al concurso del diseño de una marca, esa marca no sirve para otra empresa. Si desarrollamos un cartel, ese mismo cartel no suele servir para otro evento. Nuestros trabajos son exclusivos, como trajes a medida. Pero sobre todo nuestro trabajo supone la realización del proyecto en su totalidad. Es como presentarse a un concurso de arquitectura y construir el puente de verdad, a tamaño original y con materiales finales. Si luego no gusta, pues lo rompes y listo, ¿no? Pues va ser que no. Porque cuesta mucho construirlo y derrumbarlo y desde luego nadie hace eso. Pero nosotros si. Pasamos días, pensando, dibujando, bocetando, escribiendo, creando, diseñando, lo imprimimos, lo montamos y si luego no gusta, pues nada; en algunos concursos hasta se lo quedan.
¿Por qué existen los concursos de diseño gráfico?
En primer lugar, porque nadie les ha explicado a empresas e instituciones por qué no deben hacerlo, pero sobre todo, porque los diseñadores se presentan. Si no se presentara nadie las cosas cambiarían. Todos esos trabajos acabarían en encargos directos a empresas que desarrollan esa actividad; agencias, estudios, diseñadores profesionales… que a su vez ante la demanda tendrían empresas con más trabajadores, con mas ingresos y con mejores condiciones.
Alguien tiene que empezar a explicarle a las instituciones públicas y a las empresas que los concursos no son ni la forma ni la solución. Es directamente inmoral y especulativo. No se puede convocar a profesionales para que trabajen en esas condiciones. El cliente pone las normas, la fecha, las condiciones, el precio, los derechos y deberes y los diseñadores trabajan porque sí, sin esperar nada a cambio. Si gano bien pero si no, no pasa nada.
Amigo diseñador, ¡piensa! que a ti te gusta pensar. ¿En tu vida normal compras u obtienes alguna cosa, algún servicio, algo de otros profesionales o empresas por medio de concursos? ¿Le pides a varios dentistas que te arreglen tus caries y luego pagas al que menos daño te ha hecho? ¿Te pillas varios pantalones, los usas un par de meses y luego pagas el que más cómodo te ha parecido? ¿Comes en tres restaurantes y luego pagas sólo el que mejor te ha servido?… si tú no lo haces, ¿por qué dejas que lo hagan contigo?
Aplícate el dicho al revés: No dejes que te hagan a ti lo que tú no haces a los demás.
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Actualizado 30/12/2020