Anzo (nombre artístico del valenciano José Iranzo Almonazid), protagoniza hasta el 5 de noviembre una exposición en el IVAM. En ella, se abordan sus principales obras y se reivindica su figura, clave para comprender el Pop Art en España.
Los peligros de la tecnología y la denuncia de un mundo claustrofóbico y alienante son temas que ya en los años 60 y 70 preocupaban a la sociedad. En especial, a Anzo, nombre artístico de José Iranzo Almonazid (Utiel, 1931 – Valencia, 2006), uno de los creadores valencianos más originales y visionaros del panorama artístico español pero, no por ello, más reconocidos actualmente. El IVAM reivindica con la exposición ‘Aislamientos’ su obra, que se podrá visitar hasta el 5 de noviembre de 2017 en el Centro Julio González.
La exposición toma, para ello, su corpus de obra más visionario e innovador. ‘Aislamientos’, así, nos presenta a través de 80 de sus piezas, documentos de archivo, libros y películas documentales, el profundo debate intelectual del siglo XX centrado en los riesgos tecnológicos, los mundos claustrofóbicos, y el aniquilador poder del individuo a través de los procesos de mecanización y control computerizado.
La obra de Anzo, que al principio se enmarcó en la figuración expresionista, viró poco después hacia la pintura informalista, corriente que venía siendo hegemónica en la vanguardia española durante el franquismo de los años 50. A partir de los años 60, y más concretamente, en el año 1964, su trabajo experimentó un cambio radical tanto plástico como conceptual fruto de las tesis renovadoras que dieron lugar a la creación del grupo Estampa Popular de Valencia, en un contexto de gran agitación antifranquista.
Fiel a la lucha política, Anzo pronto abandonaría la abstracción para introducir iconografías de los mass media y desarrollar un discurso crítico con el poder. Para ello, emplearía buena parte del lenguaje y del imaginario del Pop Art, llegando a ser considerado como uno de los introductores pioneros de la nueva tendencia en España. Junto con el trío Manuel Boix, Artur Heras, Rafael Armengol, o Equipo Crónica y Equipo Realidad se convirtió en uno de los principales representantes de las nuevas tendencias figurativas que llegaban pisando fuerte en ese momento.
El año 1967 se convirtió en una fecha clave en su trayectoria por su participación en la Bienal de Sao Paulo. También fue la época en la que comenzó a gestar ‘Aislamientos’, un vasto conjunto de pinturas y grabados en los que abordaría la soledad humana en un mundo tecnificado y masificado, la problemática de la alienación o la incomunicación del individuo subyugado a la dominación. Con materiales poco usuales para la época como eje central (fotolitos, aceros pulidos, plásticos, rodamientos o representaciones de circuitos de computadora), no llegó a terminar esta serie hasta casi veinte años después, en 1985.
‘Aislamientos’ será muy pronto aclamada por la crítica especializada, y ello le valdrá una gran presencia internacional, como demuestra su participación en la Bienal de Venecia de 1968 o la muestra Dreams and Nightmares, Utopian Visions in Modern Art organizada por el Hirshhorn Museum de Washington en 1983.
El año 1985 también es la fecha en la que Anzo decide abandonar definitivamente su serie ‘Aislamientos’ para abrazar la práctica de una abstracción de corte lírico y optimista. También se sumergió de una manera más profunda en la escultura.
La exposición del IVAM dedicada a la figura de este artista se estructura en cuatro ejes principales: ‘Aislamientos, periodo inicial’; ‘Escenografías de computación’; ‘Celdas, rodamientos’; y ‘Archivos’.
La primera de ellas se basa en el giro conceptual radical que imprime Anzo sobre su pintura a partir del año 1967. Se recogen, además, lienzos que destilan reminiscencias de la pintura metafísica a través de su atmósfera lumínica irreal, la representación de calles y plazas desiertas, y solitarios parajes urbanos convertidos en amenazantes fantasmagorías.
‘Escenografías de computación’, por otra parte, marca una ligera diferencia con el primer periodo. Así, este nuevo grupo de obras presenta una factura evolucionada e innovadora al utilizar materiales industriales. En estas, además, se incorporó una nueva iconografía: la de un hierático hombre circundando por dichas escenografías, cercado, vigilado y sometido al servicio del capitalismo.
Por lo que respecta a ‘Celdas, rodamientos’, recogen las obras del artista a partir de los años 70, donde la irrupción del círculo, la espiral, los rodamientos o el laberinto se convierten en metáfora de la conversión del ser humano en un mero engranaje. ‘Archivos’, por último, acoge una amplia selección de material inédito, y contextualiza el pensamiento y obra de Anzo a través de una selección de novelas distópicas españolas de los años sesenta, así como la proyección de la película La cabina (1972) de Antonio Mercero.
El IVAM remarca, así, su intención de recuperar el trabajo de creadores y creadoras que han vivido en los márgenes de la historia del arte oficial, y pone en valor la obra de Anzo para otorgarle el prestigio y referencia pública que se merece.
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