Una guía de estilo no ha de ser un manual de instrucciones que se deba seguir paso por paso, pero tampoco ha de ser vaga y ambigua. Debe encontrar ese punto justo entre ambas. Por ello, es importante tener en cuenta algunos consejos para crear una guía de estilo para alguno de tus diseños.
Al entregar un proyecto creativo, la mayoría de las agencias o profesionales incluyen un documento conocido como guía de estilo. Esto no solo aporta un carácter mucho más profesional a tu trabajo, sino también ayuda al cliente con el uso de tu diseño y racionaliza las elecciones creativas que has tomado.
Aquí os dejamos una serie de recomendaciones a tener en cuenta a la hora de enfrentarte a desarrollar tu guía de estilo para algún diseño.
1. Evita lo recargado
A pesar del miedo que le causa a los diseñadores y diseñadoras las posibles modificaciones de su diseño, es recomendable no utilizar una gran cantidad de información en la guía; ya que al final solo confundirá al cliente.
2. Permite algo de flexibilidad
Como hemos dicho, muchas guías se convierten en verdaderos manuales de instrucciones hechos por fanáticos del control. Sin embargo, estas guías deben servir como una orientación para cualquier otra agencia, profesional independiente o compañía de licencias que esté trabajando con la marca.
3. No tiene que ser perfecto
A todos nos encantaría dedicar tiempo y esfuerzo a la elaboración de la guía de estilo de diseño perfecta. Pero la realidad es que no siempre es posible. Las fechas de entrega suelen ser el peor enemigo para estas guías de estilo, por lo que es recomendable no obsesionarse con los pequeños detalles.
4. Elementos esenciales
Como en todo, hay una serie de puntos que no puedes dejar pasar por alto a la hora de elaborar tu guía, y son los siguientes:
- Una descripción escrita de la compañía
- Una justificación para el trabajo llevado a cabo (tanto tipografía como paleta de colores, etc.)
- Información sobre logotipos, uso de fuentes, paleta de colores y tono de voz
- Guías fotográficas
- Información secundaria
5. Utiliza el estilo correcto
Si, por ejemplo, estás creando una guía de estilo para un programa de dibujos animados, ésta deberá ser divertida y colorida como la serie. Si, en cambio, se trata de una guía sobre la identidad visual de un bufete de abogados, deberá ser más comedida y sobria.
6. Guía, no prediques
Recuerda que estás produciendo una guía que, cuando se aplique correctamente, producirá un sistema común de elementos que funcionará en conjunto y que reforzará los valores de la marca.
7. Utiliza imágenes
Al fin y al cabo, una guía de estilo ha de ser muy visual, ya que un sinfín de enlaces y columnas de texto harán que el usuario se salte parte de la información y es más probable que cometa un error. En cambio, si acompañas ese texto con ilustraciones, éstas lo guiarán por el buen camino.
8. Plantéalo como un libro de cocina
El octavo de los consejos para crear una guía de estilo es que, al igual que un libro de cocina, una guía de estilo está llena de ‘recetas’ e ingredientes que han de seguir una serie de procesos para conseguir un resultado bueno. Pero, a su vez, también ha de permitir cierta experimentación al usuario.
9. Concéntrate en lo visible
Concéntrate en lo visible y lo relevante. Intenta no profundizar en la creación de paletas de colores que luego tengan paletas de colores secundarias y, luego, paletas de subpaletas secundarias, que posiblemente nunca se lleguen a utilizar.
10. Sé útil y específico
La guía de estilo es una extensión y expresión de la creatividad. Debe tener sus propias pautas aplicadas y comunicar la marca de manera simple y efectiva.
11. Piensa de forma creativa
Al final, la guía también formará parte de tu portfolio, y es importante mostrar cuán creativo eres y demostrar cómo resolver de forma creativa esa gran cantidad de información que debes condensar.
12. Trabaja con un redactor
Para que la guía se aplique con éxito, es esencial comunicarse de una forma eficaz y concisa, por lo que contar con una persona especializada en ello será de gran utilidad y evitará que puedan quedar ciertos aspectos mal explicados.
13. Encuentra el tono correcto
Toda guía de estilo que se precie ha de contar con un apartado donde se especifique el tono de voz apropiado y cómo se deben comunicar los mensajes al público. Es algo realmente importante ya que el objetivo final de todo ello, es el público.
14. Crea ejemplos a partir de mockups
Los ejemplos de creación artística de mockups pueden ser una excelente manera de mostrar cómo se puede interpretar la guía, además de las imágenes que comentábamos más arriba.
15. Revisa tu trabajo
Revisa la guía antes de enviarla. Errores tipográficos o una mala gramática pueden causar cierto descontento en el cliente y te puede hacer perder otros trabajos.
16. Explica tus elecciones tipográficas
Realiza pequeñas anotaciones junto a la elección de tipografías que hayas hecho. No todo el mundo está especializado en tipos y suele ser un sistema útil para el usuario. En especial, aquellas que justifican el porqué de una tipo y no de otra, ya sea por su legibilidad, por su peso, etc.
17. Racionaliza tu pensamiento
Al igual que con la tipografía, es importante justificar otras de las elecciones tomadas durante el diseño. Así, el usuario entenderá por qué no es recomendable utilizar un sombreado con esa tipo o por qué evitar ese color como fondo para el logo, por ejemplo.
18. Anticipa posibles dudas o preguntas
Al final de la guía, incluye un contacto donde el usuario pueda solventar alguna de sus dudas, así como un apartado de preguntas frecuentes que puedas intuir que pueden surgirle.
19. Deja espacio para mejorar
En un mundo en constante cambio como es el del diseño, crear una guía de estilo que delimite en exceso una marca de tal manera que no pueda desarrollarse con el tiempo, es algo desastroso. Debes pensar a largo plazo y dejar pequeños apartados para que la marca pueda crecer y desarrollarse.
20. Busca algunos ejemplos antes de empezar
El último de los 20 consejos para crear una guía de estilo para tu diseño es que eches un vistazo a otras guías de estilo para encontrar la inspiración necesaria. El visionado y análisis de otros proyectos refresca una mente atascada.