Que Correos aproveche las oportunidades gráficas que ofrece el sello como soporte de comunicación para lanzar diversas campañas no es algo nuevo, pero que lo haga tan mal, sí lo es.
Ejemplo de ello es el concurso Nacional de Diseño de Sellos o el sello que lanzaron a principios de octubre como homenaje a los profesionales sanitarios por su labor durante la pandemia de la COVID-19. Lo sorprendente es que entre las iniciativas destaque especialmente una por la cacofonía visual de cada pieza: los sellos de correos dedicados a ciudades españolas.
El 28 de febrero de 2017 el Boletín Oficial del Estado publicaba una resolución del Gobierno de España sobre la emisión y puesta en circulación de una tarjeta prefranqueada de correo denominada “12 Meses 12 Sellos” dedicada a doce provincias españolas. Desde entonces, y al igual que el proyecto solidario de Telecinco “12 meses, 12 causas”, cada año se han ido lanzando 12 nuevos sellos –uno por cada mes del año– en los que a modo de collage digital reúnen diferentes elementos típicos y tradicionales de la ciudad española representada en cada sello.
Quizá la ambición de que no quede ningún elemento típico de la ciudad por representar –y que no resulte nadie ofendido o descontento por la criba de elementos– sea una de las causantes del batiburrillo de piezas que se combinan en la composición de cada sello. Pueden verse desde edificios históricos, platos típicos, fiestas y celebraciones tradicionales, hasta la principal actividad económica de la ciudad o parajes naturales con su flora y fauna.
El collage con todas las imágenes de los iconos de la ciudad puede verse tanto dentro de las iniciales del nombre de esta (en una tipografía san-serif y de líneas redondeadas) como detrás de las iniciales, en el fondo sobre el que estas descansan. En ocasiones el fondo es blanco, en otras solo presentan una imagen representativa de la ciudad. Además, todo ello está rodeado del texto propio que acompaña al sello, del nombre de la ciudad, del nombre de la campaña y de una franja de color en la parte inferior. Un resultado que apuesta por el horror vacui y por el diseño trasnochado.
Lo más extraño de la decisión de apostar por esta estética y diseño en “12 meses, 12 sellos” es que no encaja para nada dentro de la línea de la nueva imagen corporativa de Correos y su nueva estrategia de comunicación. Mientras que esta se inclina por la sencillez y el minimalismo, los sellos de “12 meses, 12 sellos” están cargados de elementos que, en muchos casos se pierden entre la amalgama (sobre todo a tamaños reducidos) por una falta de jerarquía visual clara.
Puestos a decidir resaltar en el diseño del sello características y elementos tradicionales y personales de cada ciudad, quizá hubiera sido buena idea bucear en la historia en busca de piezas gráficas de cada lugar que, además de detonar la nostalgia y el orgullo de pertenencia, despertara la curiosidad por descubrir más sobre nuestras raíces.
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