«100 portadas en busca de una revista», por Óscar Guayabero

Las portadas son la puerta de entrada a una publicación, en este caso a una publicación que no existe pero… ¿sería posible un contenido y un público a la altura de estas portadas?

Luisa Vera

Se expone, en un espacio del centro comercial Illa Diagonal, una muestra que recoge 74 portadas de la iniciativa The Barcelonian. Esta idea es muy peculiar, cogiendo como modelo la famosa publicación The New Yorker, se trata de especular como serían las portadas de una revista similar en Barcelona. El resultado es un buen puñado de portadas de otros tantos diseñadores/ilustradores que trabajan, viven o circulan por la ciudad.

Pero solo eso, las portadas. Es decir, no es una publicación real sino una excusa para recopilar excelentes ilustraciones. Eso está claro desde el inicio y nada que decir, el proyecto tiene sentido así. Pero uno no puede evitar hacer volar la imaginación.

Las portadas son la puerta de entrada de una publicación, sea una revista, un libro o un disco. Esa puerta de entrada nos da pistas de lo que nos encontraremos al traspasarla. En The New Yorker los autores reciben listados de temas que se trataran en diferentes números y eligen cual ilustrar o se les hace un encargo directo sobre un tema concreto, tipo: especial gastronomía o reportaje central sobre el negocio editorial. Eso da pie a tener portadas temáticas y a abordar problemáticas desde diferentes puntos de vista.

Eso da pie a tener portadas temáticas y a abordar problemáticas desde diferentes puntos de vista.

Sonia Pulido

The New Yorker trabaja siempre en la linea de los limites entre el humor, la sofisticación, la literatura y el análisis periodístico. Ese punto de equilibro, difícil de mantener lo consiguen con una selección de temas, artículos y reportajes que aun hoy, después de casi 100 años la mantiene como una de las revistas más influyentes en cultura, ocio y actualidad no política (estrictamente hablando).

Al pasear por la exposición de The Barcelonian, uno no puede evitar imaginar que contenido podría encontrar al abrir cada portada. Y ahí viene cuando surge la duda: ¿Tendríamos en Barcelona unos creadores de contenido a la altura de esas portadas? Estoy seguro que sí, de hecho, sin poder evitarlo se me iban ocurriendo nombres de colaboradores, de columnistas, de reporteros.

Tan claro lo veo que estaría por llamar a las puertas de algún grupo editorial y proponer que hiciéramos realidad esa revista que le falta a cada una de las portadas. Pero entonces, entran la dudas de porque nadie lo ha hecho antes. Seguro que a más de uno se le ha ocurrido y si no se ha hecho es porque alguien debe haber visto que no era viable. Entonces la pregunta lógica es: ¿Tenemos un público a la altura de esa revista? Esta tiene difícil respuesta, al menos yo no me atrevo a contestarla.

¿Tenemos un público a la altura de esa revista? Esta tiene difícil respuesta, al menos yo no me atrevo a contestarla.

Jose Luís Merino

Pero volvamos a las portadas. Barcelona ha vivido en la última década un verdadero boom de la ilustración. No es una tendencia exclusiva de la ciudad pero si que es uno de los lugares donde esta explosión es muy evidente. The Barcelonian mezcla profesionales con una larga trayectoria y valores emergentes. El proyecto nace por iniciativa de Luisa Vera, ilustradora residente en Barcelona que ha vivido y trabajado muchos años en Nueva York, y que conocía proyectos similares a The New Yorker en otras ciudades (The Parisianer, The Montrealer, The Milaneser).

Barcelona ha vivido en la última década un verdadero boom de la ilustración.

Vera hizo algunas supuestas portadas de The Barcelonian y las colgó en la red. El éxito obtenido la animó a invitar a otros/as ilustradores/as a hacer lo mismo y se generó este proyecto que ahora se expone y que en unos meses tendrá un formato más amplio tanto en exposición como en libro. Cómo decía, conectar Barcelona, The New Yorker y la ilustración es un acierto porque el caldo de cultivo que se ha creado en la ciudad alrededor de la ilustración es muy potente. Ya hablé hace unas semanas sobre la importancia actual de la ilustración como medio, esta es una prueba más de ello.

The Barcelonian es, hoy por hoy, un proyecto intangible aunque muy visible. Su perfil de Instagram es la única ventana por la que podemos ver todo el contenido que se ha ido recogiendo, que no es poco. Pasearse por ese perfil es una gozada absoluta. Otra vez me vienen a la la cabeza temas, artículos y reportajes que podrían estar encabezados por esas maravillosas portadas.

En la selección encontramos nombres como: Xano Armenter, Cristina Losantos, Perico Pastor, Gusti Rosemffet, (el tristemente desaparecido) Miguel Gallardo, Philip Stanton, Flavio Morais, Arianne Faber, Arnal Ballester, Meritxell Duran o José Luis Merino, profesionales con una larga trayectoria que han sido de alguna forma pioneros y también maestros del actual panorama en diferentes escuelas de la ciudad.

Jordi Vila Delclòs

Uno de los aciertos es mezclar estilos y formas de trabajar muy diversas, desde la ilustración más pedagógica de Artur Laperla a la más abstracta de Lluïsot, o Pedro Strukelj, desde portadas fanzineras hechas con collages como la de Coqué Azcona a distopías con humor de Sonia Pulido o la crítica social de Joan Negrescolor. También, que la ilustración en femenino tiene una representación muy interesante: Laia Domènech, Àfrica Fanlo, Olga Capdevila, Carmen Segovia, Cristina Spanò o la propia Luisa Vera son algunas de las presentes.

A la espera del libro recopilatorio del primer año de vida de The Barcelonian, con las 102 portadas publicadas en Instagram, visitar esta exposición no solo es recomendable para descubrir una fantástica colección de ilustradores/as sino que además vale la pena hacer el ejercicio de fabular sobre una publicación como The New Yorker hecha en Barcelona y que debería cambiar en la ciudad para que ese proyecto editorial fuera viable.

Quizás si somos capaces de pensar una ciudad, la que sea de nuestro entorno, donde un proyecto semejante tuviera sentido y fuera sostenible, también seremos capaces de imaginar una ciudad donde valga la pena vivir en un futuro tan incierto como sugerente.

Cristina Losantos
Carmen Segovia
Asis Percales
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