En las últimas semanas vemos casos de ayuntamientos, comunidades autónomas y diputaciones provinciales que, a causa del cambio político, están muy preocupadas en renovar y actualizar la imagen de las instituciones públicas. Lo que parecería algo bueno está resultando muy polémico. ¿Por qué? En la mayoría de los casos la causa son las formas en las que se están haciendo estos cambios. Parece más un cambio de cortinas viejas o pasadas de moda cuando llegas a una casa recién alquilada que una verdadera reforma estructural.
El diseño gráfico es una actividad que no solo se limita a crear cosas bonitas y atractivas sino que también genera beneficios económicos. Al igual que un puente, una carretera o un hospital ofrece beneficios para la sociedad el diseño gráfico hace lo mismo. No en vano las grandes empresas cuidan, y mucho, su imagen gráfica y visual. Una buena comunicación y un proyecto bien desarrollado genera ventas, ingresos y beneficios tanto sociales como económicos, así que preocuparse por el diseño gráfico es igual de importante que hacer un hospital con buenos accesos o una carretera sin impacto medioambiental. Hacerlo mal también tiene impactos negativos aunque no se vean o no seamos conscientes.
Por ello es recomendable que los políticos que ahora tienen el objetivo de cambiar la imagen que dejaron sus antecesores por una nueva y más afín a sus líneas políticas lo hagan bien, y no porque sean más bonitas que las anteriores sino porque pueden suponer grandes beneficios o grandes desastres.
Como nos llaman habitualmente preguntando por el tema os dejamos aquí unos consejos a tener en cuenta:
1. Diseño para todos. La imagen pública (logos, carteles, campañas, libros, webs… ) no son vuestras, son de todos por lo que no se trata de cambiar lo de otros por lo vuestro.
2. Informes. Si cuando encargáis un proyecto urbanístico solicitáis todo tipo de informes (viabilidad, económico, ambiental… ) para esto también. A veces algo viejo solo necesita una mano de pintura. No siempre es necesario derrumbar el edificio para volver a construir uno igual o peor.
3. Encargad bien las cosas. Auditorias de imagen, informes de necesidades, encuestas de mercado… con todo ello tendréis datos objetivos de lo que hay que hacer y si hay que cambiarlo todo o solo una parte. Toda esa información ayudará mucho.
4. No hay que tener prisa. Algo que va a durar mucho tiempo no debe hacerse con prisas. Si hacéis cambios solo pensando en los tiempos políticos (elecciones, ferias, presentaciones, ruedas de prensa… ) dejáis claro que realmente no os importa lo más mínimo los beneficios que genera el diseño sino la utilización particular para vuestros logros.
Y pedid, ya que no hay prisa, que lo que se presente sea original, casi único, de su puño y letra, o de su ratón e impresora si se quiere. Con la prisa se suele tirar de fondo de armario y sale una camiseta negra, una camisa blanca… que está bien pero para eso ya están las franquicias y aquí venimos al sastre.
5. Contad con los mejores. Si os fuerais a operar a corazón abierto, ¿a quién contrataríais, al mejor cirujano o a un buen amigo vuestro?. Pues aquí pasa lo mismo. Igual que algunas operaciones menores se dejan en manos del personal de enfermería y otras cosas en manos de equipos más cualificados, en diseño gráfico pasa lo mismo. A veces es suficiente con un diseñador, pero otras veces es necesario contar con equipos más grandes en agencias o empresas especializadas donde las cosas se abordan desde muchos puntos de vista y con las personas necesarias para hacerlo bien y a tiempo.
6. Elegir con garantías. Podéis actuar como hacéis con cualquier otro proyecto, no tenemos porque ser diferentes. Hacéis una llamada por los canales habituales para que presenten candidatura. Exigid los requisitos necesarios para desarrollar el proyecto, igual que un puente, una carretera o un hospital. Eso sí, dejad claro cuáles son. Años de experiencia, equipo necesario, trabajos similares… o sí queréis que sea el más alto y el más guapo pero dejadlo claro porque una carta de motivación, un currículum o un buen dossier no son garantía de nada.
7. Nos encanta competir así que no os cortéis. Con todos los que se presenten elegid a tres o cuatro y hacedles competir. Está muy de moda en la televisión y lo que está de moda a los políticos siempre os viene bien.
Que cada uno presente su propuesta gráfica, les pagáis por ello claro, y que hagan una presentación en condiciones con pantalla grande, con discurso, con atril y efectos especiales… Os lo vais a pasar bomba. Y eso a los diseñadores les pone.
8. Ni se os ocurra decidir a vosotros. Aunque creáis que tenéis gusto esto no es un tema de bonito o feo. Buscad un buen jurado -como en la tele- con profesionales y no solo diseñadores sino sociólogos, expertos en cultura visual, expertos en la disciplina… Siempre podréis echarle la culpa a ellos si el resultado no es bueno, y eso en política siempre es un punto a vuestro favor.
9. Dinero. Aquí sería lógico que dijéramos que lo mejor es que les paguéis y que les paguéis mucho pero no. Acordaos que estamos hablando del dinero de todos y si os preocupa no gastar en otras cosas más de lo necesario en diseño no tiene porque ser diferente.
Habitualmente vosotros decidís lo que queréis pagar, algo que no hacéis en otras licitaciones. Haced lo mismo. Poned el gasto máximo y que decidan los candidatos cuánto quieren cobrar. Si habéis hecho bien la selección previa el mejor precio también puede ser un buen factor, aunque no el único claro.
Además el Tribunal de Defensa de la Competencia no os acusará de marcar los precios del mercado como lo hacéis ahora cuando publicáis que vais a pagar 1.500 euros por un cartel. Eso no es legal y deberías saber que las multas son elevadas. Los precios los decide el que vende no el que compra.
10. Dinero, otra vez. Si queréis buenos proyectos hay que poner recursos, no esperéis que se presenten los mejores. Las mejores empresas suelen tener trabajo y normalmente bien pagado. Y cualquier empresa prioriza aquello que le da más ingresos, le presta más atención, busca al mejor equipo y eso solo se puede hacer con dinero. No olvidéis que lo barato sale caro.
Actualizado 20/01/2016