Estudiar Diseño Gráfico y Multimedia en UDIT, Universidad de Diseño, Innovación y Tecnología, no es solo aprender a trazar líneas o a elegir colores. Es, sobre todo, un acto de fe: confiar en que esa pasión y ese talento pueden convertirse en un modo de vida. Pero cuando termina la carrera, aparece una pregunta inevitable: ¿y ahora qué? ¿Cómo se traduce todo lo aprendido en la universidad en un empleo real, en una trayectoria profesional que tenga sentido en el competitivo mundo del diseño?

En este reportaje exploramos los caminos profesionales de tres alumni del Grado en Diseño Gráfico y Multimedia de UDIT: Alex López, fundador del estudio Plural Branding; Carolina González, hoy UX Designer en El Corte Inglés tras su paso por Vodafone y Deloitte; y Fátima Tamayo, character specialist en Skydance Animation. Tres historias distintas, pero unidas por una misma inquietud: qué hacer después del título y cómo afrontar la realidad de un mercado que exige tanto como recompensa.
del aula al mundo real
Para Alex López, el salto a fundar su propio estudio no fue inmediato. Aunque hoy lidera Plural Branding, su historia empezó en equipos ajenos, donde aprendió y se curtió como diseñador. “Aunque terminé el grado en UDIT hace ya 15 años, no emprendí inmediatamente”, explica. “A lo largo de estos años tuve la suerte de formar parte de grandes equipos creativos en lugares como Interbrand, The Cocktail o Grávita. Fue una etapa muy formativa, en la que pude observar de cerca cómo otros resolvían retos complejos, aplicaban metodologías, lideraban equipos y tomaban decisiones de negocio. Poco a poco, eso fue despertando en mí una pregunta constante: ‘¿cómo lo haría yo?’”.

Esa pregunta terminó de cristalizar cuando encontró a su socia, Bárbara, con quien compartió cuatro años de liderazgo antes de fundar Plural. “Sentí que era el momento de encapsular todo lo aprendido, darle forma y crear un proyecto propio que reflejara nuestra manera de entender el branding”, afirma.
Carolina González, por su parte, empezó a construir su carrera mientras aún estaba en la universidad. “Mientras estuve en la universidad hice 3 periodos de prácticas y el último fue en Deloitte Digital. Fueron unas prácticas que busqué yo, la universidad en ese momento no tenía ni convenio con la empresa”, explica. Su curiosidad la llevó a un terreno que apenas conocía: “Realmente no sé muy bien qué es lo que me llamó la atención de unas prácticas de visual designer, era algo de lo que no había oído hablar prácticamente. En el grado había dos asignaturas enfocadas a diseño web, pero en ninguna de las dos aprendimos a diseñar. No me malinterpretéis, tuve un profesor maravilloso que me enseñó los básicos de programación y maquetación web que hoy en día creo que son una base completamente necesaria para cualquier diseñador”.

Aun así, Carolina sentía que su formación se quedaba corta. “La formación que yo tenía era de diseño gráfico mucho más puro, por eso a pesar de haber aprendido muchísimo trabajando decidí especializarme y completar mi formación con un máster”, cuenta. Su camino, que empezó casi por intuición, la ha llevado a ocupar un rol de product designer donde combina experiencia de usuario, diseño visual y visión de negocio.
Fátima Tamayo, por su parte, llegó al mundo de la animación de personajes casi sin saber que existía. “Desde pequeña me ha gustado mucho el mundo de la animación, me recuerdo viendo películas de Disney en casa una y otra vez, y más adelante me di cuenta de que también tenía mucha curiosidad por saber cómo esos personajes podían cobrar vida en la pantalla, me parecía magia”, comparte. Sin embargo, no era un trabajo del que se hablara en el colegio o en las ferias de empleo, así que tardó en descubrirlo: “Lo descubrí por primera vez cuando conocí UDIT y vi la oferta que tenían, y fue a partir de ese momento cuando me lo empecé a plantear”.

Tras terminar el grado, decidió seguir formándose. “Decidí hacer Diseño Gráfico y, tras terminar los cuatro años de formación, cursé un máster de año y medio en Animación de Personajes 3D que me permitió entrar poco después a trabajar en mi primera película”, dice. Fue precisamente en su Trabajo de Fin de Grado donde confirmó su vocación: “Un cortometraje de animación en el que pude plasmar todo lo que había aprendido hasta ese momento y con el que pude comprobar definitivamente que de verdad quería formarme como animadora”.
una base que no caduca
Para los tres, el paso por UDIT fue mucho más que una formación técnica. Fue también un espacio para aprender a pensar, a compartir y a equivocarse. “Dos cosas fueron especialmente importantes”, recuerda Alex. “La primera, haber tenido profesores que no solo enseñaban, sino que también habían emprendido y construido estudios de éxito. Escuchar su experiencia de primera mano fue muy inspirador. La segunda, una formación con mirada amplia: no solo se nos enseñaba cómo hacer, sino también para qué. Esa mirada crítica e inconformista plantó en mí una semilla que, con los años, fue tomando forma hasta convertirse en la base de Plural”.


Carolina lo resume de forma parecida: “Realmente la forma de pensar y resolver de un diseñador es siempre la misma, al final es método científico: investigar, probar, mejorar… En cuanto a las herramientas, pocas, pero todas siembran la base para aprender otras nuevas. Eso no quiere decir que no haya servido, como decía antes, es una base súper importante que te ayuda a aprender más rápido y estructurar el pensamiento”.
Pero la universidad también dejó otras enseñanzas más sutiles. “Aprendí a todo: a pensar, a trabajar en equipo, a resolver todo tipo de problemas… De las asignaturas y proyectos de los que guardo mayor recuerdo y cariño fueron todos los audiovisuales, grabábamos dos cortos que disfruté muchísimo”, dice Carolina. “A pesar de que ahora a priori no tiene mucha relación con mi trabajo, creo que es de lo más importante que me llevo: tener visión de equipo, metodología y proceso, que todas las ideas son válidas, la necesidad de resolver cuando hay imprevistos, la importancia de generar impacto y sobre todo divertirse y experimentar muchísimo”.
más allá del talento
El talento, coinciden los tres, no lo es todo. Hace falta también paciencia y humildad. “No tener prisa”, aconseja Alex. “A mí me ayudó muchísimo pasar por distintos estudios antes de emprender. Me permitió observar qué cosas funcionan, cuáles no, y qué tipo de cultura quería fomentar. Tener un estudio es una gran responsabilidad: el equipo espera de ti claridad, visión y apoyo para crecer. Y liderar no significa solo diseñar, sino también dedicar tiempo a la viabilidad del estudio, a gestionar personas, buscar talento o salir a conquistar nuevos proyectos”.

Fátima, desde la animación, lo reafirma: “Lo primero que le diría a alguien que quiera orientarse hacia la animación y el cine es que no se conforme con lo que ha aprendido hasta ahora y que mantenga esas ganas de seguir aprendiendo. En esta industria nunca se deja de aprender”. Y subraya algo más: la capacidad de recibir críticas. “Es importante la manera en la que recibes el feedback. Hay que verlo como una oportunidad para mejorar y evitar tomárselo como algo personal, porque el único objetivo que tiene es hacer mejor tu plano y hacerte mejor a ti”.
Carolina también hace hincapié en la necesidad de probar y equivocarse: “Nada tiene que ser perfecto porque es imposible que lo sea, aprender es parte del proceso. La mejor recomendación que podría hacerle a alguien que quiera dedicarse a esto es: prueba y mejora”.
un salto que no termina
En el fondo, lo que comparten estas tres trayectorias es una visión del diseño que no se detiene en la obtención de un título en UDIT. “El diseño no termina cuando entregas un proyecto o consigues un empleo”, dice Alex. “El diseño es una forma de mirar y de trabajar, una actitud que se alimenta de cada reto, de cada error y de cada nueva oportunidad”.
Las historias de Alex, Carolina y Fátima son la prueba de que hay muchos caminos posibles después de estudiar en UDIT. Cada uno encontró el suyo combinando lo aprendido en clase con la curiosidad y la determinación para seguir creciendo. Y aunque los caminos sean diferentes, hay un punto en común: UDIT y la certeza de que la creatividad, la colaboración y la actitud crítica son las herramientas que mejor resisten el paso del tiempo.