En colaboración con Domestika.
Hay algo de mágico en la técnica del collage. A partir de trocitos de otras vidas, de otras historias, el artista es capaz de dar forma a una obra original, con un significado completamente diferente a cualquiera de las porciones que lo componen.
El debate entre quién fue el pionero en incorporar el collage a sus obras —Picasso o Georges Braque— sigue abierto, igual que lo está la discusión entre collage analógico o digital. Ambas técnicas tienen sus pros y contras y la decisión dependerá, principalmente, de la destreza del collagista, pero también del tipo de proyecto al que estará destinada cada obra.
A continuación desgranamos las ventajas y desventajas de una y otra para ayudarte a decidir si te lanzas a por las tijeras o aprietas el botón de encendido de tu ordenador.
Collage analógico: creatividad de artista y precisión de cirujano
La técnica de collage digital tiene un gran punto a favor frente al collage analógico: no es destructiva. Mientras que trabajar con papel requiere sumo cuidado y, en la mayoría de los casos, implica destrozar completamente la imagen original para crear una nueva, hacer collage digital tiene más cabida para los errores. Los collagistas tradicionales tienen en sus manos piezas únicas, que deben trabajar con suma delicadeza, convirtiéndose en auténticos cirujanos del papel que crean collage sin anestesia a partir de trocitos de otras imágenes —que en muchas ocasiones son únicas—.
Las posibilidades conservadoras del collage digital
Trabajar con imágenes digitales, si se hace con las precauciones necesarias —como trabajar sobre copias de la imagen original o usar máscaras de capa—, permite usar la imagen o fotografía más de una vez, incluso en un mismo collage, para crear un efecto específico; y, para los menos habilidosos con las tijeras y el bisturí, puede ser la solución ideal, quienes, a cambio, deberán sacar a relucir su pericia con la pluma de Photoshop u otras herramientas de recorte digital.
El arte de mezclar técnicas y materiales
Realizar collage digital también permite usar en una misma pieza elementos anacrónicos como un grabado antiguo y figuras perfectamente geométricas creadas de manera vectorial, dando lugar a un contraste con mucha fuerza visual, muy utilizado en los collages para medios editoriales. Pero sus aplicaciones son mucho más amplias y resulta especialmente interesante el collage aplicado a proyectos audiovisuales.
Pero el terreno de la experimentación no es exclusivo del collage digital y aunque existen maestros del collage tradicional que trabajan como auténticos sastres del papel que ilustran con tijeras y elevan el collage a la categoría de arte, son muchos los que ven en el papel un medio para experimentar con técnicas de collage que van de lo digital a lo artesanal.
Y en definitiva, la decisión entre hacer un tipo de collage u otro recae exclusivamente en el artista. Porque aunque todos beben de las mismas fuentes, y atesoran revistas, libros antiguos y la infinita colección de imágenes que se pueden obtener en internet, si dos collagistas utilizasen las mismas piezas, el resultado sería siempre diferente. Y es ahí donde reside la magia del collage.