Un peculiar y rebuscado juego entre las luces y las sombras, entre realismo y abstracción, son las notas características de la obra del pintor estadounidense Edward Hopper. Ese juego es el que Sánchez Lacasta ha trasladado a la identidad gráfica del simposio internacional Hopper, el cine y la vida moderna se celebró en el Museo Thyssen-Bornemisza en junio de 2012 con motivo de la exposición Hopper. Un proyecto complejo y cuidado que ha recibido tres premios internacionales en 2013: European Design Gold Award, D&AD Awards Nomination y Laus Plata.
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Sánchez Lacasta ha creado una interesante narrativa gráfica con motivo del simposio internacional Hopper, el cine y la vida moderna. Esta se articula mediante el juego de cuatro formas geométricas y cuatro colores que igualmente se pueden identificar en las proyecciones de luz de algunas de las pinturas de Edward Hopper. «Las formas y reflejos de luz se apoyan sobre fondo negro para representar el intercambio de influencias entre Hopper y el cine, en un recíproco juego de reflejos», explican desde Sánchez Lacasta.
El estudio madrileño se hizo cargo del desarrollo de todos los elementos de comunicación del simposio y del ciclo de cine —programas, carteles, cuadernos, identificadores—. El punto de partida son las ventanas y la luz, «elementos especialmente significativos en las pinturas de Hopper», dicen. «Las formas de los reflejos de luz extraídas de algunas de sus obras hacen de nexo de unión entre la exposición y el simposio, y representan el juego de reflejos Hopper/cine y cine/Hopper».
Calibre, la tipografía diseñada por Kris Sowersby, es la fuente elegida para este proyecto en su versión Calibre Semibold «compuesta en mayúsculas y ligeramente abierta entre letras»„ ya que de esta forma «confiere a toda la línea gráfica un carácter discreto y sencillo a la vez que rotundo».
Sánchez Lacasta ha cuidado hasta el mínimo detalle del proyecto. Los cuadernos de notas tienen un aire retro. Inspirados en las libretas de notas de los periodistas de las películas de gángsters americanas de los años 30 y 40, se abren hacia arriba. «En la primera página de los cuadernos se reproduce la obra de la exposición de la que se ha extraído la forma/reflejo de luz que aparece en la cubierta, estableciéndose así un vínculo entre la exposición y el simposio», comentan.
En esta línea, los programas del simposio se plantearon como libretas, con las esquinas redondeadas y las páginas rayadas, evocando los cuadernos de papel pautado en los que Edward Hopper dibujaba y anotaba todo lo relacionado con sus obras.
El papel seleccionado –la gama Freelife Vellum White de Fedrigoni– potencia el juego de colores y formas que van impresos en los programas, cuadernos, identificadores y posters. Este papel reciclado, con un tono blanco natural y de tacto rugoso, ha permitido conseguir «unos bonitos colores matizados y el aspecto poco elaborado que íbamos buscando», afirman. «El resultado fue muy satisfactorio debido también a la aportación y al buen hacer de la imprenta Brizzolis».
El simposio y el ciclo de cine se dan en el contexto de una gran exposición dedicada a Hopper. Los tres eventos aparecen cohesionados por una tipografía, una gama cromática y las formas/reflejos de luz, que también articulan la señalización de la exposición, configurando un proyecto global de comunicación.
La imagen gráfica del simposio Edward Hopper, el cine y la vida moderna ha recibido tres premios internacionales en 2013: European Design Gold Award, D&AD Awards Nomination y Laus Plata.
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