Tradicionalmente el mundo de la ilustración ha estado ocupado mayoritariamente por hombres, mientras que las mujeres han quedado relegadas a un segundo plano en el que los salarios y las condiciones han sido peores. Pero, ¿cómo viven las ilustradoras esta situación desde dentro? ¿Se han producido avances en cuanto al papel de la mujer en este ámbito? Nadie mejor que las propias creativas para dar respuesta a estas preguntas. Con motivo del 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, Cinta Arribas, Rocío Cañero, Ana Jarén y Núria Farré reflexionan sobre el valor y el reconocimiento de la mujer en la ilustración. Aquí, las reflexiones de Rocío Cañero:
La ilustradora freelance, Rocío Cañero, nació en el madrileño barrio de Cuatro Vientos. Influenciada por los cómics, las series de animación y por su propio entorno, mostró interés por el dibujo desde pequeña, lo que le llevó a ganar su primer certamen de pintura a los 9 años. Cursó Animación en la ESDIP (Escuela Superior de Dibujo Profesional de Madrid) y comenzó a trabajar para la industria creativa combinando los sectores de la ilustración, la animación, la publicidad y el diseño gráfico. No obstante, en 2008 decidió enfocar toda su energía en el campo de la ilustración y así iniciar su carrera como ilustradora independiente, proyecto con el que continúa a día de hoy.
Su trabajo ha sido difundido por reconocidas publicaciones dentro del sector, como Juxtapoz, Booooooom o ffffound. Ha realizado workshops y charlas para instituciones como Museo ABC, ESD Madrid, La Casa Encendida, CA2M, Instituto Europeo di Design o Ilustres2013 y ha participado en las siguientes muestras de arte colectivas: La Casa Encendida (2013), Watdafac Gallery (2012, 2013), Museo ABC (2013), Mad is Mad (2012), Arte Infiltrado (2012), CA2M (2012), Galería Liebre (2012), BYOB (2011), Casa de América (2011), INFO-BOMB (2010), La Pieza (2010), CARAVANArt (2009-2010), Giant Robot NYC (2009). Igualmente, Rocío Cañero también ha trabajado para publicaciones como El País, El Mundo, El Cultural o Design TAXI.
«En mis primeros trabajos, cuando era más joven, sí fui discriminada por el hecho de ser mujer».
En una ocasión fue totalmente descarado por parte de mi jefe. Se confundió y cuando me hizo el contrato en lugar de mandárselo al que se lo tuviese que redactar se equivocó y me puso una copia a mí y, entonces, pude leer las condiciones. En él ponía “es otra chica de la escuela de dibujo, preferimos que sean mujeres porque -palabras textuales- se les puede pagar lo mínimo, mínimo, minimísimo”.
Ahora ya no porque en los últimos años ha habido un boom en el mundo de la ilustración en general. Sobre todo, muchas chicas se han animado. Al principio cuando empecé no éramos tantas ilustradoras, en mi clase éramos solo dos chicas, pero ahora ya no hay ningún problema, incluso me encuentro con más compañeras que compañeros. Creo que ahora podemos hacer cualquier cosa que queramos y que la gente se puede esperar de una mujer, al igual que de un hombre, cualquier cosa.
Ha habido muchísimos avances, al principio de mi corta trayectoria he vivido cosas que ahora son impensables. Eso ya me parece un avance. Si yo ahora mismo fuese una chica de 16 o 17 años que empezase a trabajar no creo que nadie me mandase un email como el que me mandó en su día mi jefe, y creo que eso ya es un gran avance. Otro ejemplo es el ser minoría. Al principio tenía la sensación de que estaba haciendo algo un poco más de chico, en un mundo masculino donde reinaba o imperaba, un poco más, la figura masculina. Estudié en una escuela profesional de animación e ilustración y un 70 u 80% eran hombres y bastante más mayores que yo. Éramos muy pocas chicas. Antes te movías en un mundo de chicos y ahora creo que ya no es así.
Pero, en general, no solo en el mundo de la ilustración, a la mujer le queda mucho todavía para equipararse a un hombre, igualdad de salarios, para empezar, e igualdad de condiciones. Yo por ejemplo ahora soy una madre recién estrenada y me doy cuenta de que muchas veces es muy complicado ser ilustradora, autónoma, intentar trabajar de freelance con proyectos que muchas veces son itinerantes y que te tienes que mover… Se hace muy complicado para una madre. Es una responsabilidad que pesa más sobre nuestra espalda, que sobre la de los hombres. Somos nosotras las que tenemos que parar y echar el freno porque físicamente lo tienes que hacer, tienes que dar a luz y ya eso simplemente es un hándicap. Depende también de cómo se vea, yo por ejemplo lo he hecho encantada de la vida, pero está ahí y al final eres tú la que tienes que parar. Estaría bien que te echaran una mano con eso y que diesen más posibilidades a las mujeres para que haya más igualdad en ese terreno y más facilidades, como por ejemplo, que haya más guarderías públicas y que tengan una educación más moderna y más europea. Cosas como estas me parece que nos ayudarían un montón.
Actualizado 07/02/2020