¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?, la mítica novela de Philip K. Dick, publicada inicialmente en el año 1968 (y popularizada también gracias a la película Blade Runner, de Ridley Scott), plantea un futuro distópico donde los animales han perecido y, en su lugar, la gente tiene animales eléctricos.
En ese escenario, el protagonista, Rick Deckard, se encarga de «retirar» del mercado un modelo de androides (los Nexus-6), idénticos al ser humano. Imaginemos por un momento que nos encontramos en el paisaje distópico que dibujó K. Dick y preguntémonos cómo sería, en tales circunstancias, el papel del diseñador, del creativo. Y retratémoslo. ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?
En el número 15 de la revista Gràffica Software, dedicamos un espacio a aventurar hacia qué futuro nos dirigimos. Para ello, profundizamos en los puntos más importantes de la revista y pincelamos un futuro donde la tecnología podría dominar nuestras propias ideas. Frente a ello, abogamos por el sentido crítico y, sobre todo, la (auto)conciencia.
«El creativo del futuro no usa papel y lápiz. Todo lo analógico le resulta, en cierto sentido, repulsivo. Aprecia el carácter vintage de los productos de antes; recoge y atesora viejas ilustraciones en papel en marcos futuristas y las utiliza para decorar su estudio, pero no les concede importancia. «Es una antigualla», responde cuando alguna persona, intrigada, le pregunta cómo es posible que conserve esos objetos carentes de utilidad y valor.
Cada día, cuando trabaja (si es que se le puede llamar así a lo que hace), utiliza una tableta gráfica y un cable. Es el delicado cordón umbilical que le mantiene unido a sus ideas, que sin una pantalla le resulta imposible visualizar.
Desconoce cómo podían trabajar las personas creativas de antes. Él utiliza varios programas simultáneos que le sirven para poder nutrir su creatividad. No conoce otra forma de hacerlo.
Uno de ellos le aporta ideas automáticas, casi como si fueran fruto de una de las antiguas reuniones de brainstorming. Otra, en base a ciertos parámetros, va diseñando diferentes elementos. De vez en cuando, el diseñador fija la vista y se da cuenta de lo que están haciendo, pero apenas tiene que hacer nada al respecto. Las máquinas están suficientemente entrenadas para conocer, en base a una exhaustiva personalización de sus gustos y trabajo, lo que tienen que hacer. Eso le permite invertir tiempo en otras tareas, aunque a menudo las olvida y se dedica a procrastinar. ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?
Las máquinas prometían… ».
Puedes encontrar el reportaje íntegro en el número 15 de la revista Gràffica Software. Si quieres la versión digital de la revista, la puedes conseguir en Android y iOs.