Si no lo hacemos ahora, quizá no lo hagamos nunca

Qué curioso habitar la vida desde el mismo sitio, pero en distinto lugar. Ayer, tras quince días de estancia en casa me mudé de habitación; la misma casa, diferente cama, diferentes paredes, diferente escenario. Me entretuve mirando el techo, como hace poco reivindicó el maravilloso queridoantonio (Premio Gràffica 2019).

Replantearse el trabajo en tiempos de coronavirus. Trabajo coronavirus, por Ana Gea.

Tenía razón: los techos esconden secretos y toda una vida a desmenuzar, esa misma que todos llevamos dentro. Antes de sellar párpados observé el conjunto de hallazgos, recovecos, ventanas desde otras ópticas, muebles volteados… Todo un universo.

Elementos estáticos en el mismo espacio, manifestados desde una nueva perspectiva apasionante. El tiempo transcurría de manera diferente en aquella habitación.

El tiempo transcurre de manera diferente desde hace días; las mismas horas, los mismos días, pero vividos bajo otras cábalas, nuevos significados y nuevos caminos a explorar.

Al despertar la vida se me antojó una alegoría y hoy he amanecido analizando la situación que estamos viviendo en nuestras vidas laborales: curiosa, insólita, detenida, con puertas evidenciando golpes, esbozando la preocupación… avivando los bloqueos y la incertidumbre.

Abogo por observar nuestro trabajo, nuestra vida laboral meticulosamente, sin vendas ni fachadas. Y por hacer desde este mismo instante, ahora que parece que el tiempo es generoso (incluso ayer nos obsequiaron con una hora más).

Abogo por ponerlo todo patas arriba, por no practicar la rendición, por tirar a la basura todo aquello que no convenza y buscar por los recodos lo que convenga.

Abogo por abandonar excusas y observar las debilidades para hilvanarlas y sobretodo remendar los rotos, que son muy incómodos.

Propongo sacar la lupa y ponerla sobre los proyectos, proveedores, clientes, colaboradores, portfolios, web, costes, análisis de rentabilidades…. Y, sobre todo, abogo por trazar estrategias, de esas que requieren tiempo para pensar; esas que requerían del tiempo y sosiego que ahora tenemos; esas que solo aparecen tras invertir ganas y que hay que molturar hasta que asomen las buenas, las que realmente son factibles y nos permiten ser y estar.

Se anuncia, se experimenta, otra crisis, pero esta distinta, desconocida, de las que declara nuevas maneras de existir y socializarse. Con ella vendrán oportunidades o aquello de reinventarse.

Siempre pensé que a menudo es difícil ser uno mismo, vivir honestamente en la autenticidad, sin juicios ni artificios, considerando precaria idea la de reinventarse si es para convertirse en otro. Mejor quizá la revisión exhaustiva, prestando atención al techo para descubrir todos esos cinceles escondidos.

Quiero pensar que saldremos con las sombras claras, la creatividad latente y las ganas puestas.

Ahora que parece que el teléfono no suena, ahora que parece que no hay respuesta a esa propuesta entregada, ahora que el silencio es lo único que encontramos tras ese presupuesto entregado, ahora que la vida surge en suspenso… Ahora es el momento.

Si no lo hacemos ahora, quizá no lo hagamos nunca.

Feliz lunes, ¡feliz comienzo!

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