Aprovechamos nuestra presencia en la décima edición de Serifalaris para analizar la actualidad del diseño de la mano de Rebeka Arce, diseñadora y directora de arte multidisciplinar que lleva más de diez años en el sector del diseño.
El pasado mes de abril viajamos a Getxo (Bilbao) para disfrutar de la décima edición de Serifalaris, un evento anual sobre diseño gráfico que ya se ha convertido en uno de los más importantes a nivel nacional. Allí nos encontramos con la diseñadora Rebeka Arce, con la cual pudimos conversar sobre festivales de diseño, su trayectoria profesional y el proceso creativo, entre otras cuestiones.
Esta diseñadora y directora de arte trabaja desde su estudio en Madrid para clientes en el sector de la cultura, artes, tecnología, moda, música o gastronomía, transitando por diversos campos del diseño entre los que podemos destacar la identidad de marca, las estrategias visuales o la creación de imagen para medios audiovisuales. Para llevar a cabo sus proyectos forma y lidera equipos de colaboradores de diferentes disciplinas con los que desarrolla los proyectos desde la estrategia al diseño.
Arce impartió una conferencia a través de un viaje personal y profesional que va desde la reacción a la razón, en el que expuso diversos proyectos, entre otros, la campaña creativa del Festival de cine Zinebi 2021.
un festival bilbaíno
Con Serifalaris tengo un vínculo muy emotivo porque soy de Bilbao, estudié allí y recuerdo que la primera edición fue cuando apenas llevaba un año trabajando. Si soy sincera no soy una asidua asistente a festivales de diseño porque me gusta buscar inspiración en otros campos creativos diferentes como la música, el arte o la literatura. Por ello, intento salir del sector para enriquecerme de otros contextos creativos.
Participar como ponente en festivales te obliga a hacer una reflexión sobre tu propio trabajo, y esto me ha hecho darme cuenta que pasé unos años sin cuestionar aquello que hacía, lo cual me ayudó a ir construyendo lo que soy desde el aprendizaje a través de las propias experiencias. Sin embargo, si quieres construir tu identidad y ser consciente de aquello que ofreces como persona y como profesional, es necesario cuestionarse a una misma. Si en el proceso de desarrollo de proyectos incitamos a nuestros clientes a que cuestionen lo establecido no tiene ningún sentido que no nos cuestionemos a nosotros mismos.
«Si incitamos a nuestros clientes a que cuestionen lo establecido no tiene ningún sentido que no nos cuestionemos a nosotros mismos.»
Rebeka Arce
los comienzos
Crecí en un contexto familiar en que lo creativo no era algo que pudiera estar unido con tu profesión. Me enseñaron que un trabajo ‘te lo dan’ y debes aferrarte a él para toda la vida, con el único objetivo de ganar dinero, sin cuestionarse por qué. Esto generó en mí una sensación de inseguridad sobre lo que debía o no hacer, sobre todo sintiendo poco a poco que en mí crecía una curiosidad de explorar un mundo que ‘no me habían permitido descubrir’. Desde esa inseguridad mezclada con una curiosidad latente, surge la ruptura y la visión de que a través del cuestionamiento es desde donde encontramos nuevos horizontes y perspectivas.
Cuando tuve que decidir qué estudiar estaba muy perdida y terminé estudiando topografía por sugerencia de mi padre. Formarme en algo que no me gustaba me hizo darme cuenta de que debía comprometerme con aquello que de verdad quería hacer que era explorar una disciplina creativa, y fue así como decidí estudiar diseño.
Tras graduarme, pasé tres años trabajando para estudios en Bilbao y Berlín hasta que me dieron una beca para hacer un máster en Madrid y aproveché ese movimiento de ciudad para comenzar mi trayectoria de manera independiente. De estos años he pasado varios entre Madrid y Berlín y poco a poco y de manera muy orgánica, construyendo mi propio estudio.
tu trabajo en la actualidad
Tengo la suerte de poder decir que en general es muy diverso, no solo en lo que respecta a los proyectos, sino al hecho de compaginarlo con la docencia. También siento esa atracción por lo diverso ya que trabajo con clientes y colaboradores de todo el mundo, lo cual enriquece los procesos y afecta en los resultados de los proyectos, además de colocarnos a nosotros como diseñadores en una posición de constante aprendizaje.
Tener la posibilidad de trabajar con perfiles de clientes tan diversos es lo que más me estimula en el día a día y ayuda al desarrollo creativo de un estudio, obligándonos a investigar sobre sectores y cuestiones dispares, y si son inicialmente desconocidos para nosotros, mejor.
fases del proceso creativo
Al abordar proyectos diferentes entre sí es difícil aplicar una metodología común a todos ellos, pero sí que es cierto que hay patrones y fases que a lo largo de los años se han convertido en indispensables para cualquier proyecto que desarrollo. Cada vez me siento menos atraída por la pieza gráfica final pero más conectada con todo el proceso previo, con la fase de análisis, research y planteamiento de escenarios que se salgan de lo establecido inicialmente, y si en esa fase de análisis nos damos cuenta de que el cliente no necesita una solución gráfica, esta decisión es una solución en sí misma, y eso también es diseño.
Otra parte fundamental de cualquier proyecto es la de crear equipo. Cuento con una red de colaboradores habituales que forman parte del estudio, pero hay veces que si un proyecto lo requiere busco a aquella persona que pueda ser perfecta para ese caso concreto.
También creo equipo con el propio cliente: me gusta sentir que ellos son parte del proceso y de la toma de decisiones. Hacerle partícipe nos ayuda a captar su esencia, intención y, sobre todo, disfrutar del proceso juntos.
Una vez está formado el equipo vendría esa fase de investigación y conceptualización. He ido construyendo en mi memoria un archivo conceptual en base a todo lo que voy consumiendo en mi día a día y voy abriendo hipótesis cuando esas ideas que aparecen opuestas encuentran espacios en los que se relacionan.
«Si en el proceso nos damos cuenta de que el cliente no necesita una solución gráfica, esta decisión es una solución en sí misma, y eso también es diseño.»
Rebeka Arce
Por último, llega la fase de formalización, que será una u otra en función del proyecto en concreto. Los diseñadores tendemos muchas veces a definir un proyecto por esa pieza de final, pero para bajo mi punto de vista no deberíamos colocarla como estrella y referencia del proyecto global.
estilo creativo
Tendemos demasiado a racionalizarlo todo, a colocar etiquetas y a proyectar fronteras. No soy muy de categorizar y definir un estilo creativo, me es muy difícil, pero si tuviera que definirlo de algún modo, diría que aunque el diseño no estuvo presente cuando crecí, la música sí que lo estuvo, y siento que ha tenido una gran influencia en mi. Tengo cierta obsesión por el ritmo de las cosas e intento transmitir ese ritmo en todo lo que hago, aunque esté creando una imagen estática. Me gusta investigar en aquellas fuentes que no son visuales, que puedan transmitir una emoción o una idea, y eso es lo que después traduzco al lenguaje visual.
deslocalizar la profesión
La pandemia ha ayudado mucho a deslocalizar a los creativos que antes nos sentíamos en la obligación de estar en una ciudad grande. El mundo online fue el primer paso hacia esta deslocalización porque ayudó a ganar más visibilidad sin estar en un lugar concreto, pero la crisis de Covid-19 ha hecho que pongamos más en valor el entorno en el que vivimos y su relación con nuestra forma de trabajar y vivir el día a día.
la amenaza de las nuevas tecnologías
En este momento tan incierto en el que vivimos es muy difícil pensar qué futuro nos espera. Por un lado, relacionado con la tecnología, siento algo que me da cierto miedo y es que el producto digital está modulando a los futuros diseñadores y no al revés.
El uso que le estamos dando a la tecnología y la infoxicación visual en la que nos vemos inmersos necesita de diseñadores y pensadores que sean capaces de reflexionar sobre la amenaza de la demanda constante y sobre de qué forma eso que diseñamos mejora nuestro día a día o lo modula por intereses ajenos al bienestar social, para así comprometernos con el acto de decidir qué diseñar y qué no.
consejos para los futuros diseñadores
A mis alumnos les intento transmitir que se pregunten los porqués de las cosas. Se lo preguntan muy poco y eso es lo que les hará salir de lo establecido y ganar madurez. También intento transmitirles la importancia de tener seguridad dentro para cuestionarse lo de fuera.
Por otro lado, hay que trabajar mucho. En mi casa no se me transmitió el valor de perseguir aquello que deseas, pero sí que se me dejó muy claro la importancia del trabajo duro.
Y por último, creo que el buen diseñador es aquella persona a la que le nace un impulso por saber lo que hay ahí fuera, y este es un aspecto esencial, genuino y muy íntimo que permite conectarnos a nosotros como personas y a aquello que hacemos en nuestro trabajo.
Actualizado 16/08/2022