La publicidad ha tenido que adaptarse constantemente a medida que la tecnología ha evolucionado. Los anuncios impresos en periódicos y revistas eran comunes ya en el siglo XVIII, pero con el surgimiento de la radio y la televisión en el siglo XX, la publicidad de algunas marcas en los años posteriores tuvo que cambiar de rumbo.
Durante los años 20, las compañías comenzaron a comprar tiempo en antena y a patrocinar programas de radio. A lo largo de 1938, el gasto publicitario en radio superó el gasto publicitario en revistas. En el año 1941, se emitió el primer anuncio de televisión.
En la década de 1950, cuando la guerra terminó y los productos previamente racionados fueron más accesibles; tanto el consumismo como la publicidad volvieron a encenderse. Anuncios icónicos como The Marlboro Man y Tony the Tiger se produjeron en los años 50. Durante este tiempo, los anuncios retrataban un mundo idealizado donde los valores familiares y los deberes de la esposa se destacaban, y los productos de consumo se pintaban como necesidades. Debido al baby boom, electrodomésticos y automóviles se convirtieron en los artículos más populares.
Los anuncios de hoy inculcan la misma sensación de deseo en el consumidor que antes, pero lo hacen vendiendo una idea en lugar de un producto. Por ejemplo, Spotify o Airbnb venden una experiencia. El producto en sí ya no es la pieza central, pero ¿cómo serían los anuncios si fuera así? La agencia Invaluable se ha encargado de reproducir cómo sería la publicidad de algunas de las más reconocidas marcas en los años 50, adoptando y reproduciendo elementos como tipografías y texturas, así como estructuras compositivas, similares a los que se empleaban para crear los que ahora son los típicos anuncios de la época.
Actualizado 07/03/2018