Ale Paul, Sol Matas y Daniel Hernández debaten sobre legislación en el Día Mundial de la Propiedad Intelectual

La propiedad intelectual es un tema complejo en todos los territorios creativos, y en algunos de ellos dispone de características muy concretas. Es el caso de la legislación en tipografía, que incluye, entre otras particularidades, la licencia EULA. Nos sentamos con tres reconocidos nombres de este sector, Ale Paul, Sol Matas y Daniel Hernández, para hablar sobre la propiedad intelectual y la tipografía.

¿Cuáles son los términos legales de venta de tus fuentes?

Ale Paul: Los términos legales se encuentran en el texto que se conoce como EULA. Básicamente, Sudtipos tiene un EULA amigable, ya que permite que las tipografías se utilicen en logotipos, en PDFs o en broadcast que es algo que en general muchas fundidoras limitan. A diferencia de otras fundidoras que ponen muchas restricciones en el uso de las tipografías, nosotros no tenemos ninguna restricción, salvo la cantidad de usuarios que puedan utilizarla. Nuestras tipografías, por ejemplo, se puede utilizar para logotipos, que creemos es uno de los principales usos en tipografía.

Sol Matas: En la fundidora publicamos bajos dos tipos de licencias, una es EULA y la otra es SIL. La primera es para las fuentes comerciales y la segunda para las fuentes Libres. Concebimos el EULA como un contrato de licencia para el uso de una fuente entre el usuario y la Fundidora. El usuario no adquiere los derechos de autor de la fuente, sino los derechos de uso de la misma. Existen algunas diferencias entre los diferentes modelos de licencias EULA, pero en general tienen varios puntos en común. Hay diferentes tipos acorde al uso y se podrían clasificar en líneas generales en Desktop, Web o Apps.

Daniel Hernández: A nivel legal, la fuente digital se enmarca dentro de la categoría de software. Es por esto que en la venta de fuentes digitales, los términos legales se expresan a través de contratos de usos para sus diferentes formatos. Por ejemplo, para impresión se necesita una licencia Desktop y su valor depende de la cantidad de computadores en los que se instala la fuente. En el caso de la licencia Webfont, el precio depende de la cantidad de page views que un sitio web alcanza mensualmente. Cada EULA específica su ámbito y amplitud de aplicación, así como también sus restricciones. La venta de estas licencias se rige por normas legales/jurídicas de protección de propiedad intelectual de cada país y a su vez bajo la protección de acuerdos internacionales, como por ejemplo, la Convención Universal sobre Derecho de Autor.

«Nosotros creemos más en la ética de las fundidoras y las distribuidoras», Ale Paul

En España, las tipografías se pueden registrar de tres maneras: por patente, dibujo industrial o marca. ¿Sucede lo mismo en tu lugar de residencia?

AP: Hay que entender que una tipografía es un software creado a partir de un dibujo específico de letras y que, a su vez, tiene un nombre. Las tipografías pueden registrarse de forma cerrada como software o como dibujo pero se encuentran dentro de esa línea delgada en donde un pequeño cambio de dibujo lo convierte en otra letra.

SM: En Alemania se puede registrar las tipografías bajo lo que se denomina Geschmacksmusterschutz (protección de dibujos y modelos industriales), pero al consultar con colegas locales, en su mayoría lo consideran poco útil y dudan si vale la pena la inversión. También se puede registrar el nombre de una tipografía bajo Markenschutz, es decir, registro de marca.

DH: Se puede de las formas en que lo planteas. Además, se puede registrar como software. 

¿Vale la pena invertir un dinero en registrar una tipo? 

AP: Nosotros creemos más en la ética de las fundidoras y las distribuidoras. Si alguien copia tu software o lo modifica es posible rastrearlo. Si alguien copia tus formas, lo denuncias y lo quitan de la venta. Con respecto a los nombres es muy tonto no comprobarlo antes, aunque es difícil, ya que cada vez aparecen más y más y es muy difícil encontrar uno.

SM: En nuestro caso no lo creo, al menos en nuestro nivel de ventas de licencias no considero que sea algo que valga la pena. Aparte, habría que pensar en hacerlo en diferentes países, ya que estamos un poco distribuidos entre dos continentes, y no creo que aporte mucha diferencia en nuestro caso; sobre todo porque gran parte de nuestra producción en estos momentos está publicada o será publicada bajo licencia SIL. En un comienzo contacté con un abogado en Buenos Aires, que se especializaba en el registro de marcas y en ese momento (creo que aún es así), no existía una normativa específica para el caso de las tipografías. El registro sería, en todo caso, bajo el título de «obra de diseño gráfico». Según el informe presentado por el abogado «las investigaciones llevadas a cabo en esta materia han llevado a la conclusión de que en el estado actual de la normativa no existe un mecanismo especial que contemple la protección específica de tipografías. Esta situación ha sido ratificada por los distintos jefes de las diversas agencias estatales con competencia en la materia».

DH: En mi opinión, siempre es bueno tener tu trabajo protegido.

«Podríamos definirnos como padres abandónicos, una vez que publicamos una fuente, podríamos decir que la liberamos al mundo», Sol Matas

¿Vendéis vuestras fuentes vosotros mismos, o contáis con un distribuidor? ¿Por qué?

AP: Por ahora solo con distribuidoras, pero estamos trabajando en el carrito propio. La razón de crear un carro es que en los últimos años los porcentajes que pagan las distribuidoras se han ido reduciendo y la competencia ha crecido demasiado. Muchas veces, cuando alguien que está en nuestro sitio se va a un distribuidor termina comprando otras tipografías allí. De ahí la idea de tener un carro propio. Porque, por un lado, no tenemos una pérdida tan grande en la comisión -aunque igual hay gastos importantes para mantenerlo- y, por el otro, tenemos la posibilidad de tener un contacto directo con el cliente, saber exactamente quién licencia las fuentes, para qué se va a utilizar, poder ver los seguimientos y las actualizaciones.

SM: en Huerta las vendemos desde nuestro sitio web y a través de MyFonts.com. Decidimos comenzar con la venta a través de Myfonts por el alcance masivo que este tiene y por la facilidad del uso de la plataforma, y en ese momento de inicio, al ser una fundidora nueva, el hecho de no tener muchas condiciones para la publicación nos resultó accesible. Después de un tiempo montamos nuestro propio sistema de venta online para evitar las comisiones que se llevan los grandes distribuidores de licencias de fuentes como el caso de MyFonts, entre otros. También el contacto con el comprador es directo y a veces esta ventaja facilita la comunicación para el servicio de posventa en casos donde el comprador tenga una necesidad o duda puntual sobre el uso de la fuente.

DH: Vendemos de manera mixta en nuestro sitio y en distribuidoras. Por un lado, la distribuidora ofrece una gran vitrina y muchos posibles clientes; clientes que de otra manera no accederían a tu producto, pero se queda con un gran porcentaje de cada venta. En nuestro sitio se generan menos ventas, pero de cada venta se obtiene un ingreso íntegro.

¿Qué sucede cuando utilizan tus fuentes sin tu permiso?

AP: Intentamos ser amigables e invitar a regularizar la situación. En caso de encontrarnos con algún caso que no responda, vamos directamente hacia su cliente, que también es responsable por elegir proveedores que no trabajan éticamente. Ningún estudio quiere que su cliente sepa de su error y en general terminan licenciando.

SM: De momento no hemos pasado por una situación así. Creo que nuestras tipografías al ser en su mayoría de licencia libre no tienen mucho marco de acción para la piratería. Podría decir que la piratería no nos representa grandes pérdidas. Podríamos definirnos como padres abandónicos, una vez que publicamos una fuente, la liberamos al mundo. No actuamos como policía de tipografía ni buscamos controlarlo todo. Somos más de generar charlas o conferencias donde mostramos nuestros procesos de trabajo y focalizamos nuestra energía en generar conciencia sobre la tarea del diseñador de tipografía para que la gente valore lo que hacemos.

DH: Creo que es un tema con el que hay que convivir y no hacerse tanto problema. Si bien hay muchas personas que piratean fuentes, también hay muchas otras que licencian de manera correcta. El problema se produce cuando una mediana o gran empresa ocupa fuentes sin adquirir licencias. Esto evidencia una falta de rigurosidad en el proceso de contratación de servicios de diseño. Nos ha pasado varias veces que agencias de diseño o publicidad, sobre todo de Latinoamérica, no tienen idea de que se debe pagar por el uso de una fuente, por no hablar de conocer el tipo de licencia para un uso específico. Creo que esto tiene que ver con una falta de información que viene desde las escuelas de diseño, donde simplemente no se abordan estos temas. Por otro lado, existen muchas personas que obtienen fuentes de manera pirata y al momento de utilizarlas en un proyecto comercial las compran. No digo que esto sea lo correcto, pero sí es algo que ocurre.

«Aunque hay muchas personas que piratean fuentes, también hay muchas otras que licencian de manera correcta», Daniel Hernández

Licencia de tipografía libre, ¿sí o no?

AP: Creo que para algunos usos están bien pero nunca está garantizada la calidad ni la originalidad. Lamentablemente en términos de mercado no es bueno tenerlas, pero es inevitable con monstruos como Google. En nuestro caso tenemos algunas libres pero con un set menor y bastante antiguas. Igualmente me parecen un mal menor comparado con las que se ofrecen al 80% y que en un corto plazo destruirán el mercado.

SM: Al principio el común denominador era considerar las fuentes libres de inferior calidad respecto con las tipografías con licencias comerciales. Este discurso tenía una parte real, ya que muchos proyectos fueron realizados por diseñadores con poca experiencia en la materia, y por otra parte un poco infundado, ya que hay muchas fuentes desarrolladas por expertas fundidoras, y provenían principalmente de aquellos actores que controlan la mayor parte el negocio de las ventas de licencias.

En lo personal siempre he desarrollado fuentes publicadas bajo licencia libre; hasta el momento nunca he publicado bajo licencia comercial. La experiencia me ha llevado a realizar trabajos en conjunto con los colegas de Huerta Tipográfica, pero también de manera personal con fundidoras de otros países como de Sri Lanka o de Rusia.

También existen usuarios provenientes de todas partes del mundo que constantemente escriben para agradecer el trabajo de las fuentes libres, hacer donaciones o para hacer consultas sobre signos que necesitan para ciertos idiomas. Por lo que respecta a este último ítem, quisiera mencionar que el hecho de estar en contacto con otras culturas a través de la plataforma colaborativa de las fuentes libres me ha llevado a ser más consciente sobre el concepto de lo que en inglés llamamos «localisation» (localización de idiomas), y las necesidades puntuales de cada región en el uso de una tipo.

DH: Sí. La demanda de tipografía es bastante grande a nivel mundial, por lo que creo que pueden convivir perfectamente fuentes libres con fuentes comerciales.

→ Si quieres saber más sobre propiedad intelectual, no dudes consultar el número 5 de Gràffica.

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