Sí, hay que decirlo. Nos gusta que nos den… Hace algunas semanas vi con total incredulidad la finalización del concurso de Heineken por su 140 aniversario para diseñar la botella que conmemorará la cita. Más allá del sistema de participación a través de Facebook o de si la propuesta ganadora era o no una buena solución, lo que más me sorprendió fue la cantidad de participantes: +20.000 propuestas. Ahora veo el concurso de Telepizza y otra vez. Más de 300 participantes.
No lo puedo entender. O sí. ¿Qué nos impulsa a los diseñadores a participar en acciones como las de Telepizza o Heineken a pesar de que a todas luces este hecho es perjudicial para nuestros intereses? A los diseñadores nos va la marcha, forma parte de nuestro ADN de creadores.
Estoy harto de oír en las conferencias y festivales a todo el mundo lamentarse por lo mal que va esto o lo otro… Que si el cliente no paga lo suficiente, que tuvieron que trabajar gratis, que estuvieron 3 noches sin dormir, que trabajan con pocos recursos, que si les ha pasado no sé qué… Pero, ¿hacemos algo para cambiarlo? NO. Pase lo que pase allí están hablando de lo orgullosos que están del trabajo desarrollado. Hay quienes se apuntan a lo que sea con tal de hacer lo que les gusta.
Creo que en el fondo a los diseñadores nos gusta que nos jodan la vida. No se entiende de otra manera.
¿Por qué? Porque hemos saboreado una de las mejores drogas que jamás se ha inventado. El éxito.
Conseguir finalizar un reto creativo es muy atractivo, pero triunfar sobre los demás es algo que cuando se experimenta una vez ya no se puede dejar. Hay adicción.
El diseñador no solo trabaja para ganarse la vida, lo hace en mayor o menor medida para conseguir un éxito profesional o un éxito social. Qué un cliente te pague y con ello puedas vivir está muy bien, pero si además te dice que tu trabajo ha sido el mejor entre todos los presentados, eso da un subidón que supera con creces todo el dinero que te puedan pagar. Y si además el proyecto lo presentas a los premios ‘x’ y te dicen que es el mejor proyecto del año esto es heroína pura.
Da igual que en el camino hayas dejado en la cuneta a todos tus compañeros, da igual que con tu acción seguramente nunca nadie te encargue nada ya que todo funcionará a concurso. Da igual que el cliente se aproveche de ti. ¡Eres el mejor! ¡El que más mola! ¡El más listo! ¡Y todo el mundo verá tu trabajo! Qué le vamos a hacer somos así de tontos.
En el fondo no estoy en desacuerdo con que una marca de comida basura acuda al mercado de los logos basura. Al final cada uno compra lo que quiere, donde le parece mejor y al precio que está dispuesto a pagar. ¿O es que nadie ha ido al mercadillo a comprarse unas camisetas o a la sección de ofertas a ver si hay alguna ganga? Pues las marcas están aprendiendo que esto también existe en el diseño gráfico. Existe porque nosotros les dejamos, es una evidencia.
Una evidencia que a uno le explota en la cara cuando lee Otros mercados de saldo y descubre innumerables sitios web donde esto se produce de forma continuada y diaria. En algunos foros hay inscritos más de 100.000 ‘creativos’. Sitios donde se encuentran oferta y demanda en una verdadera guerra creativa y de precios de ámbito mundial. Competir en precio contra un diseñador en un país con una renta per cápita muy por debajo de la tuya es imposible. Para un español 100$ es poco. Para un chino es un salario mensual.
Pero además, —hagan la prueba, yo ya probé— el cliente que propone proyectos en estas webs es la peor versión del que te puede tocar en la realidad. No se puede hablar con él de forma fluida, no puedes intercambiar opinión, no hay briefing o es poco claro, no hay compasión de ningún tipo. El ‘cliente’ pide y pide cambios sin parar y a esto hay que añadir las contraofertas de tus rivales… menos precio, más propuestas, menos tiempo de ejecución. En algunos casos he llegado a ver un tipo que ofrecía 50 versiones de logo por 40$ en 1 día. Y el ‘cliente’ estaba encantado. Una locura y una auténtica lotería.
Parece que nadie quiere quedarse sin su parte de droga y todos quieren tentar a la suerte y a ver si de este modo les toca. Entre estar sin hacer nada y probar… no se pierde nada. Si ganas, eso que te llevas. Y en parte tienen razón. No todo el mundo tiene la suerte de trabajar con grandes clientes o grandes proyectos. Cada vez hay más gente que se apunta a esto de la creatividad gráfica. Estas redes están plagadas de personas con mucho ánimo, un ordenador y poco conocimiento. Pero está gente tiene todo el derecho a probar y buscarse la vida.
Cada uno decide dónde quiere y para quién quiere trabajar y dónde puede y con quién puede trabajar. Al igual que hay profesionales con renombre y operarios, multinacionales y empresas de barrio… pues lo mismo.
¿Qué pasará en el futuro? Todo es posible y estos mercados están ahí para quedarse. Nuestra trabajo cada vez es más popular y cada vez hay más personas que se aventuran a diseñar, profesionales o no. Quién sabe si al final funcionaremos solo de este modo, a concurso online. Es lo que llaman la ‘democratización’ de una profesión.
Cada uno elegirá donde estar. Si puede.