Pedro Arilla: «Con la tipografía puedo jugar con las palabras, con la piel de las palabras»

El protagonista principal del número 30º de la revista Gràffica es el conocido tipógrafo Pedro Arilla, con el cual quedamos en BunkerType para hablar de como su visión de la tipografía cambia el paradigma de la creación de letras. El resultado es una interesantísima entrevista, que también cuenta con su formato audiovisual, en la que Arilla da consejos y lecciones magistrales sobre la tipografía en su más pura esencia. https://vimeo.com/837959751?sharecopy COMPRAR REVISTA 30º BunkerType es un sitio perfecto para explicar algo que es como una unión temporal. Nos citamos con Pedro Arilla en un taller de letterpress, en el que incluso ni siquiera hay máquinas de motor eléctrico, porque es como ir al inicio de todo, de la tipografía más básica, casi al estilo Gutenberg. Y a su vez damos un salto de unos cuantos siglos, para hablar con un tipógrafo al frente de una productora tipográfica que está creando tipografía digital de una manera descentralizada. Gutenberg seguro que ni imaginó que algún día podría existir un tipo como este haciendo letras como las hace. Hablamos con Pedro de su viaje a través de las letras después de haber estado en los centros tipográficos más importantes del mundo, de cómo el negocio de la tipografía va más allá del diseño o de la estética y de cómo su visión de la tipografía cambia el paradigma de la creación de letras. Víctor Palau. ¿Qué te parece donde estamos? Pedro Arilla. BunkerType es siempre una cita obligada en Barcelona. Es un templo tipográfico. La primera vez que vine al búnker hace más de 10 años, había pocas cosas. Nos habíamos escrito digitalmente pero no nos conocíamos físicamente. Él me dio una dirección y vine. Me metió en una escalera, a un sótano, yo pensé que me iba a descuartizar, yo buscando salidas, o ventanas por donde escapar y de repente empieza a sonar música de jazz y una luz al fondo... y de repente ¡bienvenido al búnker! Y estuvimos toda la mañana jugando con las letras. V.P. Aquí hay tesoros tipográficos. ¿Es algo similar a lo que te encontraste cuando te fuiste a Reading? P.A. Bueno, sí. Reading es una de las mecas tipográficas y tienen una gran biblioteca y tipos como estos. Hay libros y documentos de todas las partes del mundo, ya sabemos que a los británicos lo del expolio se les daba bien, y allí hay de todo. V.P. ¿Llegaste a descubrir cosas que realmente te sorprendieran por su rareza? P.A. Sí, allí hay cosas interesantes. Estuve investigando sobre sistemas de escritura africana, porque me interesaba por temas políticos, ya que hay un colonialismo cultural a través de la literatura o de la música. Y uno de ellos, tal vez el más invisible, es a través de la tipografía. Entonces estuve investigando sobre sistemas de escrituras autóctonos y encontré cosas superinteresantes. Todo del siglo xx porque de antes no hay restos escritos, no hay restos materiales. De hecho ahora los africanos han tenido que inventar nuevos alfabetos para poder transcribir sus idiomas. Pedro Arilla en el BunkerType (Foto: Jordi Vidal) V.P.¿Qué motivó a un chico de Zaragoza a introducirse en el mundo de la tipografía hasta el punto de abandonarlo todo e irse a Reading? P.A. La mía es como la historia de una pasión, como la de tantos otros... V.P. ¿Te venía de algún sitio, de algún vínculo familiar? P.A. No, yo soy el nieto de un pastor, de un carpintero y dos mujeres poderosas que una ellas sólo sabía escribir su nombre. Yo trabajé de carpintero con mi padre y mi abuelo. Mucha tradición de madera pero nada relacionado con la letra. Pero a mí lo que más me gusta es leer, son las palabras... V.P. Tú querías ser escritor... P.A. Yo quería y quiero ser escritor, tanto que algún día publicaré mi libro, espero, tengo una novelita medio hecha y es verdad que esas dos vertientes, la palabra, la narrativa, cómo podemos moldear el lenguaje y la vertiente artística por decirlo de alguna manera que es la vertiente de diseño, más pragmática más cartesiana, como en la arquitectura... Pues en tipografía es lo mismo. Así como en la literatura te puedes extender, puedes jugar con las palabras, puedes fantasear mucho, puedes expresarte... en tipografía no puedes. A mí esa dicotomía en tanto que puedo atacar a las palabras escribiendo y leyendo, que es mi gran pasión, me interesaba. «Esa dicotomía en tanto que puedo atacar a las palabras escribiendo y leyendo, que es mi gran pasión, me interesaba» Cuando empecé a estudiar, en los noventa en Zaragoza, primero estudié informática y luego pasé a diseño gráfico, una disciplina que ni siquiera sabía que existía. Un amigo trajo a comer un día a un diseñador gráfico y le pregunté cómo había conseguido ser diseñador gráfico. Y él me contestó: estudiando la carrera. Pedro Arilla y Victor Palau en el BunkerType durante la entrevista (Foto: Jordi Vidal) V.P. ¡Ah! ¿que hay una carrera? P.A. ¡Oh! ¡Dios mío! Y al día siguiente fui a matricularme. Y descubrí que esa pasión que yo tenía por las palabras también se podía traducir en que las podía vestir. Porque no es lo mismo leer a Neruda en Helvetica que en Times New Roman. En ese momento descubrí que puedo jugar con las palabras, con la piel de las palabras, y eso me pareció una idea superpotente. Como buen aragonés soy tozudo, pensé que si algún día ya siendo viejecito me preguntaban «de qué te arrepientes en la vida», yo contestaría de no haberme dedicado profesionalmente a la tipografía. Y me dije a mí mismo. ¡Esto no puede pasar! Y no parece un sueño tan inalcanzable, a pesar de que ya había oído mucho que en España vivir de la tipografía es imposible, es muy difícil, hay que conjugarlo con otro trabajo, no hay una industria establecida... COMPRAR REVISTA 30º V.P. Tú dejaste tu estudio en Zaragoza y te largaste a Reading... P.A. Sí, sí... En el estudio que trabajaba era socio. Tenía una vida cómoda. Pero decidí que había que apostar por esto. Me fui porque allí se estudia uno de los másteres más prestigiosos del mundo, donde solo cogen a una persona de cada país, son solo 12 personas cada año e intentan que sean delos 5 continentes. Fue una apuesta personal. Tengo un punto de inconsciencia a veces. No sabía inglés, bueno sabía pero realmente muchos días llamaba a mi mujer llorando. Reading cambió mi vida. Porque allí aprendes, a parte de a pensar en tipografía, a ver la tipografía como un mercado global, a verlo como un oficio, una profesión más que una pasión o un hobby. Que tiene una historia y una industria detrás, una teoría, una práctica, una lógica mercantil. Allí me sentí en el centro del mundo tipográfico. V.P. ¿Tuviste más esa percepción en Reading o fue más cuando entraste en FontSmith? P.A. Fue todo un poco paulatino, porque pasó todo muy deprisa. Estuve un año en Reading, dos años y pico en FontSmith y un año en Monotype. En Reading empecé a intuir muchas cosas. Allí te ayudan a pensar, a hacerte preguntas tipográficas desde muchos prismas. Además hay muchos diseñadores tipográficos de máximo nivel que visitan Londres y pasan por Reading a saludar, dar una charla, a ver a los alumnos para ver quién destaca, quién es el próximo Messi. Luego cuando pasé a FontSmith lo que hice fue constatar que aquello se podía hacer. Pedro Arilla y Victor Palau en el BunkerType durante la entrevista (Foto: Jordi Vidal) V.P. Certificabas todas tus sospechas... P.A. Sí, porque FontSmith, que es el modelo que intentamos replicar en Arilla Type, es un estudio especializado, en vez de en branding o packaging, es un estudio de diseño especializado en tipografía. No tiene otro misterio. Lo que hacíamos en FontSmith era hacer tipografías tanto para la librería, que luego se licencian, como tipografías para marcas. Tipografías custom, o a medida, o personalizadas podríamos decir o corporativas...También lo llaman bespoke. Hacíamos tipografías para las mejores marcas del mundo y éramos un equipito de doce o trece personas. Hacíamos muy buen trabajo. Yo entré de diseñador raso, y en un par de años ya era director creativo... era uno de mis sueños entrar en FontSmit. «Hacíamos tipografías para las mejores marcas del mundo y éramos un equipito de doce o trece personas» V.P. Tus tipografías tienen algo que no acabo de entender del todo, de poner en palabras, pero sí que sé que tienen un ingrediente, algo que parece secreto... Qué viste o qué aprendiste en esos momentos cuando estás dentro de la industria tipográfica que ahora mismo se traslada a tus letras que las hace diferentes... P.A. La tipografía son sutilezas. No podemos inventar la rueda. Cuando estás empezando a diseñar tipos quieres hacer una A muy expresiva. Y luego una B muy expresiva. Y luego una C. Las cosas cuando se repiten todos los días dejan de ser anécdotas, se convierten en aburrimiento. De Jason aprendí que hay que hacer la tipo normalita, dentro de lo que cabe. Y hay que meter uno, dos o tres glifos «vende licencias», y si es la G mejor. La G siempre te da un poquito más de juego. Es una letra que no se repite tanto, y ahí es la anécdota. V.P. La G es el ingrediente «vende licencias»... P.A. Claro, porque aquí de lo que se trata, y hay que acordarse todo el rato, es de que nosotros hacemos tipos para vender licencias. Pedro Arilla en el BunkerType mirando tipografías (Foto: Jordi Vidal) V.P. Por supuesto, ese es el negocio... P.A. Claro, ¿por qué quiero vender licencias? Porque me gusta tanto la tipografía que quiero vivir de ello. No quiero hacer otra cosa. Quiero diseñar tipos. Con lo cual el objetivo es claro. Y esto lo aprendí muy bien en FontSmith. A veces decíamos mucho aquello de «este proyecto mola mucho, podríamos rebajar un poco el precio...». Y Jason siempre me decía, «Pedro ¿te acuerdas de lo que vivimos? De vender licencias, si empezamos a rebajar de lo que conseguimos el dinero...». Luego hay otra cosa que me enseñó Gerard Unger, el gran maestro de la tipografía... Unger fue profesor mío en Reading. Un día me dijo: «¿Qué tal estás Pedro?» Yo le contesté: «Estoy muy feliz de estar aquí» y él me contestó: «Pues eso es lo más importante. Para diseñar tipografía es muy importante ser feliz». Él me dijo que la clave para hacer tipografías es que tienen que parecer normales a tamaños de texto, que no interrumpan demasiado la lectura, dentro de un género o de un aroma tipográfico, que sean sutilmente normales. COMPRAR REVISTA 30º VP. Que se parezca mucho a otras... PA. Pero que cuando tú la veas en grande digas... Ufff... Ahí estaba el truco. A priori te parecía normal pero ahí está la diferencia. Y luego hay otra cosa, que es un poco a lo que me dedicaba en FontSmith, y a lo que me dedico ahora que es lo que más feliz me hace, es intentar encontrar frecuencias, ya sea en diseño de productos, en diseño digital, en música, en arquitectura, en cualquier tipo de estética... encontrar esa frecuencia que resuene con la misma longitud de onda en ese espacio visual. Porque al final lo que hacemos es crear herramientas para los diseñadores, esto no hay que olvidarlo. Yo no vendo tipografías a otros tipógrafos. No necesito hacer una revisión de una tipografía del siglo XVIII para que veas lo bueno que soy... Yo hago herramientas para diseñadores gráficos, con lo cual necesito entender qué es lo que está pasando en el mundo a nivel estético y encapsular eso en letras. Y ahí está el truco. No podemos reinventar nada, y especialmente en tipografía, la genialidad está siempre en cómo mezclamos los ingredientes, como tú apuntabas. Está todo inventado, pero siempre podemos mezclar ingredientes... Pedro Arilla en el BunkerType durante la entrevista (Foto: Jordi Vidal) VP. Muchas veces digo que la tipografía es la voz en off de un narrador en una película y las imágenes en una publicación son como la banda sonora... P.A. Buena metáfora... porque esa voz hay que elegirla. No es lo mismo que narre yo o que lo narres tú o una voz de una mujer... V.P. Exacto. Por eso cuando la gente se pregunta si hace falta otra tipografía más, es como decir si hace falta otro narrador más... P.A. Claro, con la voz de Constantino Romero ya lo tenemos todo para siempre... V.P. Pero esa pregunta es pertinente. ¿Siempre va a haber una tipografía porque cada momento histórico tiene esa frecuencia diferente, a la que te refieres? P.A. Sí. Igual que hacen falta nuevas canciones porque necesitamos expresar nuevas cosas, aquí no es cuestión de expresar porque esto es diseño, no es arte. Hay que ser pragmático, cartesiano, casi como un cirujano... pero necesitamos comunicar cosas distintas, y sobre todo no podemos obviar el hecho de que la tipografía es parte del mercado. La tipografía se usa para que las marcas comuniquen, para que las marcas vendan. Las marcas siempre van a buscar nuevas maneras de diferenciarse... «La tipografía se utiliza para que las marcas comuniquen, para que las marcas vendan» V.P. Y una voz diferente... P.A. Una voz propia. Y ahí es donde entra la tipografía. Porque aunque el común de los mortales no sabe ni que existen, y solo conoce el set que tiene en su ordenador, pero todo el mundo sabe detectar, sin saberlo, que esta marca es más amable por el tono de las fotografías, por la paleta de colores, por un sinfín de cosas, y una cosa que siempre está allí es la tipografía. Una fundición como Arilla Type, o cualquier otra, lo que suele tener es esas dos caras del negocio. Las ventas de la librería para diseñadores gráficos, porque no todas las marcas pueden permitirse tener una tipografía personalizada, y que siempre entre los millones de millones de tipos que hay en el mercado algo que se ajuste a la voz de la marca. Pero por otro lado, está el otro canal que es el de las tipografías personalizadas. Son proyectos un poco más grandes, o bastante más grandes y que para nosotros son primordiales. Es nuestro principal canal de negocio, de ingresos. Es muy importante. Es verdad que cuando se hace un rebranding se hace mucho hincapié en el color, en el wordmark, en la marca, en el símbolo, en las comunicaciones en redes sociales... pero a la tipografía se le da también muchísimo peso. Hay proyectos en los que el eje vertebral es la tipografía, pero nunca se hace una cosa muy estrambótica. Y esto es lo que más me gusta. A veces cuando hacemos proyectos me tratan como si fuese un orfebre. Tengo que encapsular todo lo que me cuentan con inputs visuales, color, vamos hablarle a una nueva generación de personas... Todos esos estímulos hay que meterlos en una tipografía. Pero recuerda, tiene que ser legible... V.P. Esa es quizás la causa de la pandemia de marcas hechas con sans serif, ya que es una manera de que sea legible, limpia, amable... todo el mundo se siente tranquilo con una tipografía palo seco. P.A. Yo creo que a eso se le va a dar la vuelta. Esto son tendencias... Pedro Arilla ojea tipografías en el BunkerType (Foto: Jordi Vidal) V.P. Eso es. De eso quería hablar de las tendencias tipográficas... P.A. Se ha vuelto realmente complicado cuando te encargan una tipografía encontrar los ingredientes de esa marca específica en algo tan manido y tan sumamente limpio. Hay mucha gente que no quiere arriesgar. También hay algo político en esto. Seguramente no todo el mundo quiere ser Donald Trump y gritar muchísimo. Igual las marcas no quieren enfadar a nadie y al menos en los mensajes tipográficos se quiere ser un poquito más calmado. Pero yo creo que a esto se le va a dar la vuelta. Empezó con Mailchimp que lo hizo hace varios años, que lo hizo Brian Collins. Cómo puedo transmitir, a través de la tipografía, un servicio tan frío y tan digital como es el envío de newsletters, en el que literalmente no hay nadie detrás, cómo podemos darle un aspecto un poquito más humano. Vamos a traer una tipografía de 1927, la Cooper y la vamos a poner allí a ver qué pasa. A mí me parece muy brillante. Es lo que me gusta de la tipografía que podemos traer valores que te interesan o al contrario, ser más gamberros. Y a través de la tipografía se puede hacer de una manera tan sutil. COMPRAR REVISTA 30º V.P. Sí, muchas veces yo digo que es como la ropa... P.A. Esa metáfora me gusta porque a los diseñadores tipográficos más jóvenes yo siempre les digo que tienen que sentirse un poco como sastres. El cuerpo, el esqueleto, los huesos no se pueden cambiar pero lo que le ponemos encima eso lo podemos cambiar. Se puede ir elegante de mil y una manera distintas. Y se pueden transmitir muchas cosas. Y ese es el gran valor de la tipografía. Cuántas interacciones se pueden producir a través de una A, y transmitir cosas distintas a través de una A. O de una I si quieres, que es un palo y un punto. V.P. Hay una entrevista que le hicimos hace tiempo a Ferran Adrià, sorprendentemente nos habló de tipografía. Es un tipo extraordinario, y en aquella entrevista le preguntamos qué era para él la innovación. Y como sabía que somos una revista para creativos, nos dijo: «Mucha gente se cree que innovar es diseñar una tipografía, diseñar la enésima tipografía... la forma de la A está inventada, tú vas a hacer el dibujo de una A o una B o una C. Ese dibujo ni siquiera es tuyo, tú lo reinterpretas. Por mucho que lo reinterpretes no estás innovando nada. Lo realmente innovador sería encontrar una letra entre la A y la B que identifique un fonema nuevo, al que nadie le ha puesto un carácter o un glifo, y crearlo de nuevo. Eso es realmente innovar». ¿Qué le falta por hacer a la tipografía para realmente innovar? ¿Dónde está el espacio de innovación dentro de la tipografía? P.A. Yo creo que ahora mismo estamos en un momento de compensar, un poco, la colonización cultural de la que estábamos hablando antes. Fíjate hasta qué punto llega la colonización que llamamos sistemas de escritura no latinos a todo lo demás. Los cientos y cientos de otros sistemas se engloban bajo el paraguas de «no latinos»... Pedro Arilla y Jesús Morentín en el BunkerType en los momentos previos a la entrevista (Foto: Jordi Vidal) V.P. Unicode tiene todos los glifos y el latino es una ínfima parte... P.A. Ahí está un poco lo que se puede arreglar. Porque Unicode que es el consorcio que regula que cuando alguien aprieta la tecla A en cualquier teclado o software del mundo se dibuje ese signo, con lo que todas las letras tienen su código de identificación propio y único, incluidos los emojis... Detrás de esta organización hay personas y resulta que son anglosajones en su mayoría con lo que es probable que se preocupen más de la A a la Z que de la Ñ. Ahora mismo el latino está ya muy asentado, también el cirílico, el árabe que cada vez está mejor soportado pero hay muchos sistemas de escritura en peligro de extinción. Es algo similar a lo que pasa con los animales que están en peligro de extinción. Porque si hablas con tu madre en un dialecto, y se te ha olvidado decirle algo y piensas... voy a enviarle un mensaje y entonces te das cuenta que tienes que hacerlo con el alfabeto latino porque Unicode no lo ha codificado en mi idioma y por tanto no puedo utilizarlo. El árabe está soportado casi perfectamente pero hay pocas tipografías en árabe. Era un mercado que no interesaba y ahora parece que interesa mucho Oriente Medio. Nosotros estamos trabajando mucho haciendo tipografías en árabe. Ahí es donde hay mucho margen de mejora y crear bibliotecas tipográficas para todos los sistemas de escritura del mundo. «Estamos trabajando mucho haciendo tipografías en árabe» V.P. Hablemos de negocios. A estas alturas tu contrato de confidencialidad con Monotype ya habrá expirado, ¿no? P.A. Más o menos. V.P. Nos puedes contar los secretos que se cuecen dentro de un gran monstruo como es Monotype? P.A. Puedo contar algunos secretos. COMPRAR REVISTA 30º V.P. Para la mayoría que vemos a Monotype desde fuera es el gran gigante que absorbe todo dentro del mundo de la tipografía e imaginamos que algunas cosas te habrán sorprendido, sobre todo por el volumen... P.A. En FontSmith ya movíamos mucho dinero. Esto hay que decirlo: si quieres vivir de la tipografía, se puede. Nosotros tenemos un estudio y desde Málaga somos capaces de generar negocio. Yo lo vi en FontSmith que ya tenía una facturación importante. Luego Monotype nos absorbió, que es la manera amable de decirlo... En FontSmith éramos 13 y en en Monotype éramos 800 con sedes en todo el mundo, pero casi el mismo número de diseñadores en FontSmith que en Monotype. Y ahí es donde cambia la película. FontSmith éramos un estudio de diseño y Monotype es una gestora de ip (propiedades intelectuales). Qué es una ip, una tipografía y el derecho a explotarla y a licenciarla. Yo pasé con el mismo rol de FontSmith, director creativo, a Monotype. Yo no quería trabajar en Monotype. Filosóficamente era algo que no encajaba muy bien conmigo pero me dije: espera un momento, tienes la oportunidad de ser director creativo de Monotype, que yo me sé los directores creativos a lo largo de la historia como sabían los Reyes Godos nuestros abuelos. No seas tonto, espera que seguro algo aprenderás. Y aguanté 8 meses. Fue muy interesante porque además de compartir con personas muy importantes a las cuales yo admiraba, también tuve la oportunidad de estar en reuniones de negocio y ver cómo ellos crean las estrategias para ir ampliando su mercado. Porque al final es una empresa que se dedica a la tipografía pero se podría dedicar a vender cualquier otra cosa. Pedro Arilla en el BunkerType durante la entrevista (Foto: Jordi Vidal) V.P. Yo digo que las letras son como cualquier otra materia prima. Es como el acero o el agua o el papel... P.A. Y que tienen en lugar de miles de toneladas de acero, miles y miles ip, miles de tipografías. Así como en FontSmith teníamos 20/30 tipografías, en Arilla tenemos unas 12, ellos tienen miles, porque tienen 120 años de historia y han ido adquiriendo tipografías a lo largo de todo este tiempo. Lo que ocurre con esto es que la capa de diseño se diluye. Si tienes 30000 ip, cuando un cliente va —empresas grandes de todo el mundo ya que tiene una gran red de pescar— y te pide una nueva tipografía igual le propones algunas de las 30000 que ya tienes porque alguna te tiene que valer. Es totalmente distinto el enfoque del diseño de tipografía. Y por eso allí yo era infeliz. Porque allí el tema es cómo vender, cómo extraer de todo el inmenso catálogo justo la tipografía con la que el cliente se va a sentir feliz. Claro, ahí he visto contratos casi todos los días de 5 cifras, muchos días algunos de 6 cifras y a menudo de 7 cifras... por tipografías. V.P. Después de ver estas dos grandes dimensiones, vuelves de Inglaterra, y te asientas en Málaga, y no en Valencia que fue tu segunda opción, y todo lo aprendido lo estás implementando en tu fundición. ¿Qué te has traído de cada lado? P.A. El principal aprendizaje es que de esto se puede vivir, y no es tan difícil. Es difícil, pero igual que cuando mi padre y mi abuelo montaron una carpintería. Los mismos, problemas, la misma competencia, los mismos quebraderos de cabeza... Yo me preguntaba antes, ¿se puede vivir de la tipografía?, ¿se puede vivir holgado?, ¿se puede ir a por cuentas extranjeras?... Se puede, porque yo he estado allí y he sido partícipe. He sido partícipe de un equipo que ha hecho estas cosas, porque no podemos montar el equipo nosotros. De hecho tenemos a algunos FontSmith en el equipo. Estamos en Málaga, estamos descentralizados. Bueno, en Málaga estamos Cristina y yo, ella es doctora en Economía, que no tiene nada que ver con el diseño... Pedro Arilla y Victor Palau en el BunkerType durante la entrevista (Foto: Jordi Vidal) V.P. Bueno, esa es vuestra arma secreta. P.A. Claro, yo soy el director creativo pero ella es la directora de negocio y yo aporto el conocimiento de la industria tipográfica pero ella aporta el conocimiento del negocio que lo eleva y lo multiplica. Lo que realmente queremos hacer es el modelo de agencia creativa de tipografía, y seguimos trabajando con Nueva York, con Londres... desde un pueblecito de Málaga. Desde un pueblecito que se llama La Cala Del Moral trabajando para todo el mundo, y nadie ha dicho nada. Estamos intentando replicar un modelo que sabemos que funciona. Jason Smith me enseñó que esto no hay que tomárselo como una pasión, como un hobby, hay que tomárselo como una empresa. Hay que saber quiénes son tus clientes, hay que saber qué productos tienes que vender y qué productos demanda el mercado... es tomarse la tipografía como lo que es, un producto. «Jason Smith me enseñó que esto no hay que tomárselo como una pasión, como un hobby, hay que tomárselo como una empresa» COMPRAR REVISTA 30º V.P. Ya habéis hecho trabajos interesantes... Cuéntanos aquellos que se puedan contar. P.A. Estamos realizando proyectos muy potentes a nivel nacional y a nivel internacional. Muchos no los puedo contar todavía, pero estamos muy contentos con muchos sectores. Trabajamos mucho para sectores, como el fútbol, aunque no me gusta el fútbol. Hemos hecho una tipo brush para el Barça, para la Liga F, la liga femenina, hemos hecho la tipografía. Para los juegos paralímpicos... También para grandes marcas tecnológicas, como móviles. Y últimamente hemos hecho mucho para productos alcohólicos, yo no bebo alcohol, pero hemos hecho cosas para Heineken para el mercado asiático, para Cruzcampo... Yo trabajo en digital… pero te voy a contar un secreto. Yo no tengo impresora. V.P. ¿Perdona? P.A. No tengo impresora. No me hace falta impresora para diseñar tipos. V.P. ¿Nunca ves las tipos impresas? P.A. No, nunca. Tengo la mejor pantalla que hay en el mercado para que todo se vea supernítido, además la mayoría de las aplicaciones que se van a hacer de mis tipos son digitales... Una vez conoces la estructura fundamental de una tipografía. He diseñado más de 50 tipografías... la primera, la segunda, la tercera, necesitaba imprimir todo el rato. La A, la B... Ahora mismo eso ya no lo necesito. Pedro Arilla en el BunkerType (Foto: Jordi Vidal) V.P. Hay rediseños que son muy interesantes porque son muy sutiles y casi nadie se da cuenta de esos cambios tipográficos. Una vez te oí decir que en este tipo de proyectos siempre se habla de Evolution o Revolution. ¿Qué es eso? P.A. Esto es un concepto que utilizan mucho los británicos, en los Estados Unidos también, y es que cuando atacan un rebranding es un dilema que utilizan mucho. Evolution o Revolution es una de las primeras preguntas. Que es una de las grandes diferencias que yo noto con España. Así como en Evolution es algo muy sutil. Vamos a evolucionar esta marca, vamos a llevarla un pasito más allá, vamos a mantener todo el universo y la tradición de esta marca pero la vamos a mejorar un poquito, vamos a llevarla hasta el siglo xxi o hasta nuestra década... V.P. Como cambiarse de ropa, como comprarse ropa nueva... P.A. Eso, pero siempre dentro del mismo estilo. Y la Revolution es tirarlo todo abajo y vamos a empezar de nuevo. Eso es peligroso pero hay veces que se hace. Entre Revolution y Evolution siempre hay matices. Por ejemplo, está el caso de la Premier League que tiraron todo abajo pero se quedaron con el león y a partir de ahí construyeron un nuevo universo. Sí que he notado que en España si pagas por diseño tiene que ser Revolution. Y eso es muy contraproducente. Porque muchas veces tienes una base muy sólida solo tienes que construir un poquito más. Y en eso los anglosajones, que tienen un recorrido de muchas décadas, lo entienden mucho mejor y las marcas confían mucho en las agencias, que es otra diferencia con España. Si una empresa contrata a una agencia y esa agencia contrata a unos profesionales para hacer unas tipografías o cambiar cosas sutiles y pequeñas, se entiende y se respeta. En España esto cuesta comprenderlo. Aquí el propietario siempre dice, quiero esto y lo quiero totalmente nuevo. V.P. Hace años acudíamos a TypoLab, en Typo Berlín, y allí descubrimos cosas sorprendentes. Tipos que se hacían más grandes cuando te alejabas de la pantalla para que se pudieran leer mejor, letras que respondían al tono de voz y al momento, a la aparición de las variable fonts... ¿Qué es lo que estás viendo que dentro de poco nos sorprenderá como nos sorprendían todas aquellas innovaciones? ¿Dónde está el margen de innovación en el futuro de la tipografía? P.A. Es difícil porque la tipografía es un sector que avanza muy despacio. Es como un elefante grande y pesado que se mueve poco a poco. Porque al final las grandes tecnológicas no implementan las innovaciones. Por ejemplo las variable fonts es una tecnología de un consorcio creado por Microsoft, Apple, Adobe... y su software todavía no las soporta como debe. La tipografía variable se ha quedado como un juego para Instagram. «La tipografía es un sector que avanza muy despacio» Yo siempre he dicho que las máquinas tomarán parte en esta revolución tipográfica y serán las que usen las variable fonts. Me explico. Para un diseñador una fuente variable está bien pero puede hacer prácticamente lo mismo que antes. Algún peso intermedio, animación con After Effects... Pero, lo interesante es, que esté con el Kindle leyendo en la cama, apago la luz, el Kindle lo detecta, y la máquina mejora la tipografía con un poco más de contraste, o un peso un poco más bold, para que se lea mejor... O si voy a imprimir en esta impresora que imprima con un poco más de densidad, pero si imprimo con esta otra, imprimo con menos. Y estas aplicaciones prácticas son las que realmente, como diseñadores, deberíamos entender el potencial de la tipografía para que los usuarios puedan aprovecharse de ella. Otra tecnología que me interesa mucho son las color font. Igual que una A un emoji es como una letra. Unicode lo regula igual que una letra. Es una tecnología que te permite meter capas dentro de cada glifo. Es una herramienta superpotente para crear, por ejemplo, emojis para marcas. Imagínate: creo una tipografía para Disney y hago los emojis de cara sonriente con la cara de Mickey Mouse. Esto lo podemos hacer a través de la tipografía... Y la inteligencia artificial que tantos buenos momentos nos está dando ahora... Con la inteligencia artificial hay que motivarse pero no hay que fliparse. En tipografía tengo mis dudas porque el diseño es tan meticuloso, ya que tiene que haber un consistencia tan brutal... hay tantos matices... pero lo que sí tengo claro es que a parte del bocetado, creo que va a ser muy interesante para tareas tan tediosas como son espaciar o hacer kerning, y procesos que son muy mecánicos, de analizar muchos datos... Hablamos dentro de diez años y vemos cómo ha evolucionado...

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