Twenty, un proyecto personal realizado por la estudiante de diseño holandesa, Mirjam de Brujin. Esta idea está pensada como alternativa ecológica para casi todos los productos de hogar –relacionados con la limpieza– que se venden en la actualidad.
La propuesta tiene como objetivo reducir las emisiones de CO2 a la atmósfera, ahorrar en transporte innecesario y en producción de packaging. Si nos fijamos en las etiquetas de cualquier producto de limpieza del hogar, desde detergentes y jabón hasta champú, podemos observar que muchos de ellos contienen un 80% de agua.
Si multiplicáramos los efectos de una unidad por billones de ellas, enviadas y distribuidas alrededor del mundo, resultaría en una gran cantidad de peso extra que significaría más envase malgastado, más combustible necesario y, consecuentemente, más polución generada.
Por estas razones, esta idea quiere destilar los productos para dejar solo aquellos ingredientes que no fueran agua, lo que dejaría un producto sólido. Esto último es lo que quiere conseguir Brujin con Twenty. El funcionamiento sería el siguiente: una vez que compras el producto sólido, se introduce en botellas o cajas reutilizables –que él mismo ha diseñado también– y se añade agua. Con este proceso se ahorra dinero y uso innecesario de determinados elementos, pues se reduciría el agua del producto inicial y por tanto, grandes costes y contaminación a nivel mundial.
«Al aumentar el conocimiento de causa, espero activar a los consumidores de tal manera que un día el concepto de Twenty se convierta en un estándar para los artículos de hogar», comenta la diseñadora.
A pesar de que el concepto principal es el producto químico solidificado, la creativa ha diseñado también un packaging acorde con los objetivos ecológicos que se pretenden conseguir.
Respecto al packaging, el cual se abre mediante un troquel, está hecho de materiales reciclables como cartulina y botellas de plástico que siguen la línea del resto del proyecto. El packaging de Twenty no busca la complicidad estética, sino transmitir la simplicidad y el sentido ecológico que el propio producto tiene. Se utiliza un código de color que permita identificar el producto: el champú es azul oscuro, el detergente es rosa y el jabón es amarillo.
Además, se utiliza una tipografía geométrica con vertices no muy marcados y con forma redondeada para transmitir la amabilidad y serenidad que define el concepto del proyecto. En la caja se puede observar una infografía que también sigue un código de color: tono oscuro y tono claro, para diferenciar el porcentaje sólido del producto y el del agua.
Por otra parte, en todo el packaging –tanto en las cajas como en las botellas, e incluso en el propio producto– destaca un ‘20%’. Este porcentaje representa la cantidad de sólido que suelen tener los productos del hogar, y este concepto el que da nombre al proyecto y que, además, está presente en todos los elementos que forman parte de la iniciativa.