Oloramar es una marca de albariño que destaca por una botella inusual, que se aleja visualmente del concepto popular que asociamos con los albariños. Sidecar Design es el estudio encargado del diseño que este año cumple 18 años de andadura. Su trabajo ha merecido en los últimos años 13 premios internacionales de diseño: Pentawards, FAB, The Dieline, Mobius, ADCE, CLAP y Laus, entre otros. Hoy nos hablan de este proyecto.
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Oloramar es un vino blanco, variedad albariño, de la D.O. Rías Baixas producido por la compañía Everyday is like sunday. Es un vino joven, fresco y afrutado, para tomar como aperitivo o para acompañar los mejores pescados y mariscos de la tierra donde nace, Galicia.
Ha sido el producto y su origen los que han definido el diseño del packaging y el naming. En Sidecar Design han partido de una idea fundamental: las banderas de señales náuticas. Este elemento funciona como eje vertebrador de todo el diseño, «por el perfecto maridaje de este vino con la comida marinera», nos explica Paco Valverde, director de arte de Sidecar. «Esta relación ha definido, además el naming del producto, una unión de palabras que juntas forman la marca Oloramar». Como bien apunta: «una palabra sonora y que nos transmite un montón de sensaciones».
Como segundo elemento del diseño, en Sidecar han eliminado los colores que acompañan a estas banderas (amarillo, rojo y negro) para simplificarlo en azul cobalto, que se relaciona así con la cerámica gallega de Sargadelos. Para potenciar aún más esta relación con este tipo de cerámica, el fondo de la botella es blanca.
El diseño del logotipo nace de la tipografía clásica Lubalin Graph. Esta ha sido modificada para convertirla en una stencil, que nos remite a tipografías usadas para el marcaje de los barcos. A su vez las ‘oes’ conforman la imagen de un salvavidas. Los rasgos lineales y limpios de la tipografía encajan a la perfección con el resto del diseño.
Gráficamente, la marca Oloramar apuesta por un aspecto muy nítido, limpio, con fondo blanco y figuras geométricas en azul y una botella inusual, que se aleja visualmente del concepto popular que asociamos con los albariños. Esa premisa por saltar los convencionalismos, se basa en un «diseño sencillo pero rotundo», comenta Paco Valverde. «Queríamos subrayar aún más el carácter singular del producto, eligiendo una botella diferente en el mundo de los albariños o vinos blancos, y que potenciara aún más el dibujo de las banderas».
Un proyecto en el que Sidecar Design ha tenido libertad absoluta en todos los aspectos, en la conceptualización, en la búsqueda del naming, en el desarrollo del diseño del packaging y en la elección de materiales. «El cliente nos entregó un briefing muy abierto, con la única premisa de que fuera un albariño diferente».
El uso de las banderas náuticas, cuyo código es universal, confiere al diseño una componente muy internacional. «Cuando un barco necesita transmitir un mensaje consistente en una o varias palabras, o números, iza en el mástil delantero las banderas que representan las letras y números del mensaje, alineadas de arriba a abajo. Es por tanto un diseño muy internacional ya que es un lenguaje internacional», puntualiza Paco Valverde.
Viendo el portfolio de Sidecar, uno podría llegar a la conclusión de que la especialidad del estudio es el packaging para vinos. Esto hace cuestionarnos el hecho de la dificultad que debe suponer mantener la frescura para que cada nuevo proyecto no se convierta en algo monótono. En Sidecar nos aclaran: «Realmente abordamos cada nuevo proyecto como un reto personal. Esto es lo que nos hace mantener la emoción desde el principio hasta el final. Consideramos al cliente como una parte fundamental del proyecto, como un cómplice que nos ayuda a sumar nuestras ideas a su producto. Cuanta mayor complicidad hay entre el estudio y el cliente, más eficaz será el resultado final.
¿La clave para que los trabajos resulten atractivos? «Consiste en no tener nunca ninguna certeza y sí, muchas dudas. Es preguntarse y replantearse todo desde cero en cada proyecto, sin dar nada por hecho. Como decía Mies Van der Rohe: ‘Dios está en los pequeños detalles’», aclara Valverde.
«Es cierto, que aunque somos un estudio de diseño global, nos sentimos muy cómodos en el diseño de packaging, ya que nos permite contar historias muy diferentes con cada proyecto, y conseguir un espectador de excepción, que es el consumidor final. Siempre decimos que con nuestros trabajos queremos conseguir consumidores, que, una vez probado el producto, se conviertan en clientes fieles».
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+info: sidecaronline.com
Actualizado 29/07/2014