Decir Oi en América Latina es hablar de la mayor compañía de telecomunicaciones del continente. Nació en 1998 como una nueva división de telefonía móvil de Telemar. Desde el principio su objetivo fue distinguirse en un mercado dominado por las compañías estáticas y formales que lo podían todo. Su nombre corto y sencillo significa ‘hola’ en Brasil, en un lenguaje coloquial.
Quince años después, Oi se ha comido a todas las demás empresas del sector en Brasil, su país de origen, engullendo a Brasil Telecom y consiguiendo atraer a numerosos clientes de competidores. Hoy, el 75% de sus abonados han venido de otros operadores, seguramente tentados por una estrategia de comunicación refrescante en un mundo en el que todo era monótono y sabido.
El logotipo de 2001 era una burbuja amarilla en la que se inscribía el nombre de la empresa en minúsculas. Esta burbuja nos recuerda a los ‘bocadillos’ de los cómics, icono internacional de la forma de comunicación hablada, y es agradable para el espectador. Estas características la hacen una identidad amigable, cercana, suave, tocable, llena de sensualidad y sencillez. Seguramente sea esta estrategia visual una de las grandes responsables del éxito de la compañía.
La tipografía también se dirigió a este fin. Es redonda, negrita y el fuste de la ‘i’ está abombado, dándole un aspecto de globo, casi parece estar llena de helio. Según el manual de identidad, ésta y el isotipo son indisociables.
Con su estrategia, Oi consiguió ser tan poderosa que en 2007, Telemar pasó a tomar su nombre. Y Wolff Olins fue el estudio encargado del rediseño de la identidad de la empresa. La identidad que presentaron se caracterizaba por ser flexible. Se diseñaron 6 variaciones de la forma creada en 2001. Sus líneas blandas y suavizadas nos hacen sentir que es agradable a la vista y al tacto. Carece de ángulos pronunciados.
En 2016, una nueva implementación de la identidad es diseñada nuevamente por Wolff Olins, esta vez en colaboración con el estudio Futurebrand. Las variantes anteriormente mencionadas han aumentado de 6 a 70, contando con 3 distintos gradientes de color en diferentes tonos, lo cual dinamiza aún más si cabe las variaciones y así el dinamismo del logotipo. No pierde de vista el modelo diseñado en 2001 ni las formas creadas en 2007.
Esta nueva ampliación de imagotipos va combinada con animación del logotipo para su uso en campañas televisadas o en plataformas digitales con opción de vídeo. La tipografía de acompañamiento dictaminada en el manual de identidad es Simplon BP y consta de 3 variantes: Light, Regular y Medium. Esta fuente tiene un aire tecnológico muy apropiado para este argumento. En el caso de ser usado un soporte incompatible con Simplon BP, se usaría Arial.
También se ha desarrollado un set de 50 iconos para acompañar en la comunicación. Estos iconos concuerdan bien con la Simplon BP por sus formas simples con terminaciones rectas y por el ancho de trazo.
Aún siendo una identidad que consta de numerosos elementos -iconos, tipografía, burbujas y colores- sigue siendo una marca fuerte y coherente. Oi sigue siendo Oi. Mañana quién sabe.
Actualizado 05/05/2016