Núria Farré: «La mujer ahora tiene mucha más voz e interesa más al público»

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Tradicionalmente el mundo de la ilustración ha estado ocupado mayoritariamente por hombres, mientras que las mujeres han quedado relegadas a un segundo plano en el que los salarios y las condiciones han sido peores. Pero, ¿cómo viven las ilustradoras esta situación desde dentro? ¿Se han producido avances en cuanto al papel de la mujer en este ámbito? Nadie mejor que las propias creativas para dar respuesta a estas preguntas. Con motivo del 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, Cinta Arribas, Rocío Cañero, Ana Jarén y Núria Farré reflexionan sobre el valor y el reconocimiento de la mujer en la ilustración. Aquí, las reflexiones de Núria Farré:

Pau (2014), de Núria Farré.

Núria Farré se formó en la Escola Massana de Barcelona y en la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Barcelona. No obstante, para la artista, su formación técnica es en gran parte resultado de su propia investigación, gracias a la cual se ha convertido en una pintora figurativa con rasgos de hiperrrealismo.

Sus obras han sido expuestas en galerías de Barcelona, así como en ferias internacionales en ciudades como París y Colonia.

«La mujer ahora tiene mucha más voz e interesa más al público».

«Sin embargo, también he visto una regresión en cierto modo, porque se reivindica mucho el cuerpo, el “quiérete”, el “no tenemos que tener un cuerpo perfecto” y eso es maravilloso, pero desde la publicidad se utiliza para vender más productos a más mujeres. Creo que la publicidad utiliza todo esto para acabar vendiendo más y me parece un poco perverso. En el mundo de la ilustración creo que también hay cosas que huelen un poco a eso. En el mundo de la pintura no lo veo tanto, porque vale bastante más y no llega tanto a las masas. La ilustración de libros por ejemplo, es un producto que llega más a las masas y por eso sucede más en este ámbito. Aun así, es verdad que en ambos ámbitos, ahora se busca escuchar la palabra de la mujer, y eso es súper positivo, porque a la larga todo este tipo de ilustración súper influenciado por la publicidad y el pop, caerá por su propio peso».

Slumber (2013), de Núria Ferré.

«En mi caso, si alguna vez he sufrido discriminación por el hecho de ser mujer, no me he dado cuenta. Llevo muy poco tiempo y sí que en algún momento he pensado que no me han cogido por ser joven, o por cualquier otro motivo, pero no he podido decir que no lo han hecho porque sea mujer. Además, por ejemplo, recientemente me propusieron participar en una exposición colectiva y subrayaron que habría 50% mujeres y 50% hombres. Sí que he notado que el feminismo empieza a tener ahí un papel».

«Por otro lado, sí que creo que siempre se busca una lectura femenina cuando la artista es una mujer. Siempre se busca el “claro, es una mujer”, y entonces todo esto vamos a leerlo desde la lectura de la feminidad o la maternidad”. Al hombre sin embargo se le hace otro tipo de lectura».

El Sueño de Abraxas (2016), de Núria Ferré.

«El paso definitivo es que se nos considere personas, básicamente. Creo que tanto para ilustradoras, pintoras, galeristas, curadoras, etc., antes de decir “es una mujer”, tenemos que conseguir que se diga “es una persona”, borrar esa barrera y que todos seamos iguales. Pero claro, eso se va a conseguir a través de la lucha feminista. Llegará un día, en un mundo utópico que me gustaría, en el que eso será posible y cuando veamos un cuadro pensaremos en lo que nos transmite, sin pensar en si es de un hombre o de una mujer. ¿Qué pasos hay que dar? De momento, seguir haciendo mucho ruido, para ocupar ese espacio aunque no se nos quiera dar y reivindicar ese espacio, hasta que al final las nuevas generaciones vean a la mujer ahí y lo vean como algo natural; hasta que esa lucha se convierta en parte de nuestra cotidianidad».

«También creo que es muy importante reivindicar a la galerista porque al fin y al cabo, los galeristas son los que le dan la oportunidad al artista y los que lo exponen. El artista puede buscarse la vida de manera muy underground, pero si quiere llegar realmente a la población, tiene que contar con el papel que hace el galerista. Entonces, el galerista y la galerista suelen tener criterios distintos, sensibilidades distintas y creo que es muy importante reivindicar el papel de la galerista. Igual que el papel de la editora, que publica libros de ilustradoras. Las personas que trabajan en el mundo del mercado dedicado al arte y la ilustración todavía son mayoritariamente hombres. Ahí hay demasiado hombre y demasiada poca mujer».

Autorretrato y espejo (2017), de Núria Ferré.
Autorretrato (2017), de Núria Ferré.
Small and sketch (2017), de Núria Ferré.
Uyuni (2018), de Núria Ferré.
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