Notas al pie: Conferencias, toca reinventarse

No puedo iniciar mi escrito sin aclarar que soy organizador de la Escola Muuu.
Los diseñadores gráficos tenemos tendencia al asociacionismo, nos gusta reunirnos en lugares públicos con otros de nuestra especie para sumar conocimientos y contactos (a veces ligar). Las excusas son normalmente conferencias, talleres, mesas redondas, exposiciones, entregas de premios, congresos, festivales, semanas de…, etc.

El pasado mes de junio, gracias al Offf 2011, nos preguntábamos qué aporta un evento en el que vas a ver a grandes maestros encima de una tarima dando un discurso (por supuesto el festival ofrecía muchos otros atractivos, pero ese era el principal). Gracias al servicio de streaming del mismo evento, algunos pudimos disfrutar de esas charlas cómodamente desde el sofá de casa. Dada la nula interacción del asistente con el ponente y la incomodidad de la sala, la opción ‘sofá de casa’ gana puntos. Si sumamos que algunos (sólo algunos) ponentes se dedican a enseñar los cromos que ya puedes ver en su web o a repetir charlas, la conferencia pierde atractivo.

“¿Muerte a las conferencias?”
Hay muchas otras cosas que nos gustan del hecho de reunirnos. La conferencia es una excusa, salimos del estudio, nos reencontramos con los amigos, se comenta la jugada y luego llenamos algún bar. Por supuesto, si Sagmeister va al Offf tienes la oportunidad de ir y pedirle en persona que te tatúe algo con un cutter en la piel. Pero la charla en sí, de repente pierde protagonismo.

Un diseñador con suficiente ego, un poco de iluminación y realización puede colgar un vídeo en su web o en su Vimeo mostrando sus dotes de orador y explicando sus proyectos, cosa que sin duda nos gusta e interesa, del mismo modo que nos gusta e interesa Behance. Ahorramos dinero, desplazamientos y si no nos gusta cambiamos de canal. Si les estoy aburriendo pueden ir a ver la charla de Stefan, a sólo un clic y con subtítulos.

Está sucediendo como con la música, tenemos más referentes que nunca y no paran de aparecer nuevos talentos. Esto también permite la democratización de “los de siempre”, en referencia a los ponentes que saltan de festival en festival cual campaña electoral (me informan por el pinganillo que el controvertido tema “los de siempre” será tratado en venideras “Notas al pie”).
Con tanta información e inspiración al alcance, nuestra profesión sólo puede mejorar, incluso la gente que copia, tendrá referentes buenos y copiará cosas bien hechas, por mal que lo hagan siempre llegará un ápice de esa calidad.

“Yo voy a los conciertos por el espectáculo”
No hay que perder de vista los otros factores mencionados antes por los que ir a una conferencia, “el caliu” (la calidez). Las conferencias no están obsoletas, pero puede ir bien reinventarse y potenciar la presencia de los asistentes que escuchan. Tenemos en una sala reunidos a un mega-máster, posiblemente mediático (de “los de siempre” ya saben) y 40 diseñadores de todas las situaciones posibles: estudiantes de ciclos, de grados, postgrados, másters, doctores, becarios, directores de arte, artefinalistas, cabezas de estudio, freelances, presidentes de asociaciones, etc. Y no lo aprovechamos, sólo habla uno, porque se hace difícil participar, por la presión de grupo.

Una de las cosas bonitas que suceden en Escola Muuu (autobombo, ¡vengan vengan!) es que la convivencia, el dormir juntos y lavarse los dientes uno al lado del otro, genera confianza entre asistentes y la gente participa mucho más, interrumpe, critica e insulta si hace falta. De hecho, en alguna ocasión hemos rehusado colgar podcasts de las conferencias por el alto nivel de sinceridad de los ponentes. Es un ambiente que se da fácilmente en un taller o una mesa redonda, pero no en una conferencia. Chill Laus es otro buen ejemplo de interacción ponente-oyente, una mezcla de conferencia y mesa redonda con barra libre de cerveza. Sí, acaban de identificar la clave, cerveza gratis, ir cocido socializa.

“Quiero pasarlo bien y aprender”
Todos queremos, y es un placer escuchar a algunos ponentes. Muchos de nosotros hemos crecido y aprendido gracias a ellos. Sobre todo cuando empiezas, te abre los ojos ver a buenos profesionales, y además se crea red, algo muy importante en nuestra industria.

Con un poco de astucia por parte de los organizadores y un poco de salero por parte de los oyentes podemos generar entre todos una experiencia mucho más enriquecedora. Si al ponente se le da vía libre para dar un discurso pueden pasar dos cosas, que repita alguna charla anterior sabiendo que sólo tiene que mostrar su web y charlar un poco, o que sea una persona comprometida y escriba de cero una ponencia interesante. Para lo segundo hay que pagar, es un trabajo y son unas horas dedicadas a ello. En mi opinión, antes debe cobrar un ponente que un organizador, ya que uno pone el escenario, pero el otro pone la magia. Lo mejor es marcar el tema, señor organizador, ¿por qué le invita? Indique qué le ha motivado a invitarlo y marque un poco el camino, al ponente seguro que le ayuda una guía.

Bien, nos ha quedado una conferencia de pedestal/streaming, sólo falta que el oyente deje de “sólo oír” y se sienta cómodo, activo, que critique, que participe, si se da la oportunidad de un turno de preguntas, que pregunte, aunque sea “¿con qué Pantone se haría un traje?” o si cree que para sobrevivir hay que asociarse o dividirse. Para estar allí, el oyente (seguramente) habrá pagado, puede exigir unos mínimos y sacarle jugo.

El ponente también puede poner de su parte, en primer lugar, comunicándose con el público y poniéndose a su nivel, si es creativo comunicando su trabajo también puede ser creativo comunicando a sus iguales. Si su trabajo trasciende a lo digital -estamos hablando de libros, revistas, carteles, packaging, materia- ¿por qué mostrarlo sólo en pantalla? Traigan unas muestras, a la antigua usanza. Estamos entre diseñadores, todos sabemos que la tele (proyector) engaña y que el resultado final también es importante. Pueden enseñarme que han diseñado un libro de 70x100cm que yo en pantalla veré un A5. Aún recuerdo cuando Multitouch Barcelona convirtió su conferencia en un juego de Space Invaders interactivo que definía a la perfección su filosofía y trabajo.

“¿Y quieres decir que hay para tanto? Son conferencias, no es su trabajo, déjales…”
También es verdad. Bueno, por lo menos lo de la cerveza está bien, ¿no?


Salir de la versión móvil