New Gotham y el tiempo de los revivals tipográficos

La tipografía es hija de su tiempo. Tras unos años de locura creativa, que por fortuna no parece remitir, ahora se vislumbra cierta propensión a la serenidad. Y la serenidad, a veces, muchas veces, se encuentra en el pasado. Y no precisamente porque el pasado haya sido algo parecido a sereno, sino porque permite extraer enseñanzas. En este sentido, venimos observando movimientos consistentes en «recuperar» modelos tipográficos icónicos de otras épocas. Ha sucedido con la Helvetica, con la Futura y ahora con la Gotham. A pesar de ser una tipografía joven —diseñada en 2000 por Tobias Frere-Jones e inspirada, además de en la rotulación del viejo Nueva York, en el estilo geométrico, precisamente, de la Futura—, su exitosa trayectoria la ha llevado a convertirse en un clásico. Sobre todo a partir de utilización como tipografía principal para la campaña presidencial de Barak Obama en 2007. Una campaña que marcó un punto de inflexión en la comunicación política, cuya influencia se dejó sentir en todo el mundo. Como suele ser habitual con los expresidentes de Estados Unidos, al dejar la Casa Blanca, Obama constituyó su propia fundación —Obama Foundation— para continuar apoyando diversas causas políticas y sociales, además de supervisar la construcción del Centro Presidencial Barack Obama, institución que contendrá la biblioteca presidencial y el museo dedicados al 44.º Presidente de los Estados Unidos que se está construyendo en Chicago. No había dudas de que el diseño de la identidad visual de estas instituciones debía ser una especie de continuación de aquella histórica campaña presidencial. Sin embargo se planteó la cuestión de renovar la tipografía, la Gotham, hacerla evolucionar para que se adaptara a estos nuevos retos y estos nuevos tiempos. Para ello, Manual, la cnsultora de branding a cargo de la identidad visual de la Fundación Obama, y Monotype se han asociado para expandir la Gotham hacia nuevas voces y nuevas fronteras visuales. El resultado, partiendo de la Gotham Bold que reinó en 2007, es Gotham Condensed Bold, acompañada de Gotham Inline, Gotham Slab y Gotham Stencil. ¿El tiempo de los revivals? El proyecto tipográfico para la Fundación Obama no responde exactamente a la idea de revival, pero junto a los casos de la Helvetica y la Futura mencionados al inicio nos da pie a reflexionar acerca de un posible nuevo camino que parece vislumbrarse en el diseño tipográfico inmediato. El caso es que detectamos una cierta tendencia a «renovar» tipografías que marcaron una época para adaptarlas a la vertiginosa actualidad del siglo XXI, un tiempo que podría definirse como de caótico eclecticismo. En internet «está todo» y parece que «todo vale». Tal vez esta propensión a poner la vista en tipografías que marcaron época por su calidad se deba a una cierta búsqueda de equilibrio y solidez en un tiempo excesivamente líquido, propenso a los efluvios culturales, a la levedad, a que el reel sea la medida de la atención que somos capaces de prestara un asunto. Pero el diseño, y el arte en general, nos demuestra que si se quiere trascender hay, en primer lugar, que tratar de superar este despreocupado escepticismo que nos lleva a convencernos de que nada importa. No se trata, ni mucho menos, de volver a confiar en el más allá ni de adherirse a las últimas modas confesionales, sino de recapitular, conocer y comprender lo mejor que se ha hecho en tipografía y continuar por la senda emprendida hace siglos por los grandes maestros de la tipografía. Es decir, de detenerse, mirar alrededor y pensar con calma. Personalmente, siempre me ha gustado emplear el término «diálogo» para referirme a lo que pudiera ser un constante flujo de conocimiento entre pasado y presente. Alguien podría aducir que no hay nada nuevo bajo el sol tipográfico, pero no creo que se trate de eso. En estas mismas páginas hemos celebrado la imaginación, la experimentación e incluso la disrupción que reinan en la tipografía desde hace años y que ha dado frutos a veces extraordinarios. Pero si todo es experimental y rupturista, entonces nada lo es. Y por eso ahora asome esta especie de movimiento conservador que, en lugar de arriesgar, va a lo seguro. Decía un viejo flamenco que hay que saber de dónde se viene para saber adónde se va.

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