La artista Nathalie Miebach a través de un video de TED Talks ha dado a conocer su trabajo. Miebach a partir de datos meteorológicos obtenidos durante fuertes tormentas, crea arte; arte que se puede tocar y escuchar.
Sus esculturas, que plasman la fuerza de la naturaleza y el tiempo, están compuesta por miles de datos que reproduce a la perfección en su obra, pues tal y como explica en el video, la interpretación de datos como las fases lunares, la presión atmosférica, la marea, etc., es posible ya que Miebach utiliza un material o color distinto para cada dato.
Además, una vez realizadas las esculturas, estas mismas se convierten en partituras musicales que son interpretadas al lado de la obra material.
A continuación, la transcripción en español de esta conferencia, traducida por Sebastian Betti y revisada por Francisco Gnecco:
Mis obras empiezan de manera muy simple. Saco información de un entorno específico con sensores poco sofisticados; en general, cualquier cosa que encuentre en la ferretería. Luego comparo mi información con lo que encuentro en Internet; imágenes satelitales, datos de estaciones meteorológicas y de boyas de alta mar. Son datos históricos y también datos de tiempo real. Después recopilo todos las mediciones en estos anotadores que ven allí. Estos anotadores están llenos de números. Y a partir de estos números empiezo con solo dos o tres variables. Así arranco mi proceso de traducción.
El medio de mi traducción es una simple canasta. La canasta se compone de elementos horizontales y verticales. Uso los cambios de esos datos en el tiempo para asignar valores a los elementos verticales y horizontales y así crear la forma. Uso caña natural porque tiene mucha tensión que no puedo controlar por completo. Eso significa que son los números los que controlan la forma y no yo. Obtengo formas como éstas. Estas formas están construidas completamente por datos meteorológicos o científicos. Cada cuenta coloreada, cada cuerda coloreada, representa un dato meteorológico. Y juntos, estos elementos, no sólo constituyen la forma sino que también revelan relaciones de comportamiento que quizá no aparezcan en un gráfico bidimensional.
Al acercarnos vemos que en realidad todo está hecho de números. A los elementos verticales se les asigna una hora específica del día. En todos los sentidos hay una línea de tiempo de 24 horas. Pero se usa también para asignar un rango de temperaturas. En esa grilla puedo tejer las mediciones de las mareas altas; la temperatura del agua, la del aire y las fases lunares. También traduzco la información meteorológica en partituras musicales. La notación musical me permite traducir la información de manera más matizada sin comprometerla.
Todas estas partituras están hechas de datos meteorológicos. Cada color, cada punto, cada línea es un dato meteorológico. Y juntas, estas variables, forman una partitura. Uso estas partituras para colaborar con músicos. Aquí está el Trío 1913 interpretando una de mis piezas en el Museo de Arte de Milwaukee. Entre tanto, uso estas partituras como planos para traducir en esculturas como ésta que siguen actuando como visualizaciones meteorológicas tridimensionales pero ahora tienen incrustadas la matriz visual de la partitura y por eso pueden leerse como una partitura musical.
Lo que me gusta de esta obra es que desafía nuestros supuestos sobre qué tipo de vocabulario visual pertenece al mundo del arte, y cuál a la ciencia. Esta pieza se lee de manera muy diferente dependiendo de dónde se la coloque. Si se la coloca en un museo de arte, se vuelve escultura. Si se la coloca en un museo de ciencias, se vuelve una visualización tridimensional de datos. Si se la coloca en un teatro musical de repente se transforma en una partitura. Y eso me gusta mucho porque desafía al espectador a determinar qué lenguaje visual es ciencia, arte o música.
La otra razón por la que me gusta tanto es porque ofrece un punto de entrada alternativo a la complejidad de la ciencia. Y no todos tienen un doctorado en ciencias. Por eso para mí fue una vía de entrada.
Actualizado 19/09/2022