En la exposición ‘Afiches en Escena’, Michal Batory expone su compromiso con el arte y la cultura universal así como una voluntad de trabajo de incalculable valor. Coincidiendo con la escala de los carteles expuestos, cada afiche es una impactante manera de enfrentar al mundo por medio de la crítica lúcida, que legitima una Historia del Diseño con admiración por Gunter Ranbow, Anthon Beeke y Henryk Tomaszewski. La mejor muestra del año en Argentina.
Gracias a la gestión de Juan Lo Bianco, director del área de Comunicación Visual del Instituto de Artes Mauricio Kagel, el diseñador polaco Michal Batory (Lodz, Polonia) visitó Buenos Aires, donde ofreció una serie de encuentros e inauguró su muestra ‘Afiches en Escena’. «Es un autor prolífico e inquieto» –señala Lo Bianco– «y resulta sumamente interesante comparar series para diferentes espacios donde propone un repertorio particular».
Michal Batory expone una obra gráfica que conforma mundos imaginarios donde el estallido de color y el lenguaje gráfico resultan vitales, como la conocida serie Saison Musicale. Una musicalidad que también comprobamos en carteles para Chaillot y en las reminiscencias japonesas de Le Pays du Sonore Levant. Afiches que interpelan, y en cuyos cuestionamientos modifican nuestra visión acerca de las artes, el teatro y la danza y nos obligan a tomar distancia real frente a la contundencia de su escala, que UNSAM expone en su espacio de manera notable.
“No es buena la rutina” dice Batory en su conferencia, mientras recuerda los casos de Chaillot, IRCAM y el Teatro Nacional de la Colline. Para Batory, – confesión que pocos descubren, y mucho menos aceptan–, es necesario que las instituciones cambien de diseñador en distintos períodos, como le sucedió en el caso de la Colline. Bajo la dirección del argentino Jorge Lavelli —fundamental por confianza y amistad en los comienzos de Batory en París—, el diseñador solo tiene largos párrafos de agradecimiento por introducirlo en la obra de Copi y Gombrowicz, que tuvo la oportunidad de diseñar. En la parquedad de sus palabras Batory demuestra calidez cuando recuerda sus comienzos en Paris, donde diseña desde 1987.
Batory trabaja solo, y produce —además de los innumerables afiches para las obras de teatro— la totalidad de las identidades, programas, promociones, en una rutina de trabajo de muchas horas y ardua dedicación. “Cuando aún no hay definida una imagen, los programas incluyen fotografías que tomo de las instalaciones de los teatros, que en general ofrecen mucha riqueza en sus camarines, talleres y depósitos”. Según Batory, es esencial en el circuito de teatro trabajar de forma organizada y especialmente veloz. En el circuito de teatro parisino, la programación anual no espera.
Los objetos que ensambla Batory son esculturas que cruzan objetos olvidados, instrumentos malgastados por el tiempo y figuras anatómicas extraídas de las oscuridades de algún desván, a las que ocasionalmente le aporta alguna correción digital. Un clima que Batory evoca en su video-instalación para el Museo de Arte Decorativo del Louvre, que exhibió en Argentina. Allí Batory exhibe todos los assemblages, esculturas espectrales y flores marchitas “para que no queden dudas de su realización manual”. Microficciones, en tanto proceso y control creativo, que sin duda completan la experiencia frente a los magníficos afiches en escena de Michal Batory.
Actualizado 01/12/2016