Más allá del producto: el ingenio publicitario del “Gorila de Cadbury”

Si bien es cierto que la lucha por destacar y ser únicos en un mercado cada vez más congestionado es feroz, la ruta hacia la notoriedad y la memorabilidad no siempre se encuentra en la repetición insistente de identificadores de marca o en la saturación visual de imágenes corporativas. En ocasiones, la gran mayoría, lo que verdaderamente logra marcar la diferencia es la habilidad para generar un vínculo emocional en la audiencia, algo que la campaña del "Gorila de Cadbury" ilustró magistralmente en el año 2007.Para quien no lo recuerde, este singular anuncio de televisión mostraba la imagen de un gorila, sentado en silencio detrás de un juego de tambores. Conforme los acordes iniciales de la icónica canción de Phil Collins, "In The Air Tonight", empezaban a resonar, el simio se preparaba para su interpretación. Finalmente, en el clímax del solo de la canción, el gorila desencadenaba una interpretación apasionada de la melodía. La cámara recogía cada uno de los intensos y emotivos movimientos del gorila, transmitiendo su pasión y gozo por la música. En la culminación del anuncio, el nombre de Cadbury aparecía en pantalla, pero en ningún momento se mencionaba o mostraba el producto estrella: el chocolate. https://www.youtube.com/watch?vLa7B8mBnTXs A primera vista, este anuncio parece no guardar relación alguna con la empresa ni con el chocolate. Entonces, ¿por qué Cadbury invertiría millones de libras en un anuncio que aparentemente no se relaciona con su producto?La clave reside en la aguda percepción de la compañía de que, en ocasiones, el modo en que se transmite un mensaje puede tener una relevancia más destacada que un contenido puramente comercial. En lugar de hacer una declaración explícita sobre el chocolate, el propósito del anuncio era evocar en los espectadores una emoción positiva y vigorizante que posteriormente vincularían con la firma. Este anuncio fue creado por la agencia de publicidad Fallon y dirigido por Juan Cabral. La meta era que el público conectara con la firma a nivel emocional. La hipótesis subyacente era que si conseguían que los espectadores experimentaran algo conmovedor y memorable mientras veían el anuncio, estos asociarían esos sentimientos positivos con la firma. Y, ciertamente, la respuesta del público superó cualquier expectativa. El anuncio del "Gorila" se convirtió en un fenómeno cultural que trascendió las fronteras del Reino Unido. Logró una viralidad notable, acumulando millones de visualizaciones en YouTube e inspirando incontables parodias. En términos comerciales, el impacto fue igualmente palpable. Algunas fuentes reportan que las ventas experimentaron un aumento aproximado del 9% tras el lanzamiento del anuncio. La campaña fue, sin duda, una demostración de la capacidad de una estrategia publicitaria audaz y novedosa para captar la atención del público y marcar una diferencia en un mercado saturado. https://www.youtube.com/watch?v-l5OP7CqiwU En muchos sectores, como la moda o el lujo, se ha comprendido la importancia de no limitarse a vender productos, sino a crear historias. Es crucial vender experiencias, transmitir cómo te sientes al usar una prenda o un perfume, y construir una narrativa aspiracional a través de contenido en diversos formatos y soportes, especialmente en redes sociales y entornos digitales. Las marcas necesitan que al pensar en ellas, se tenga una asociación clara de lo que representan. Además, el consumidor desea identificarse con ese posicionamiento y mostrarlo en sus propios perfiles sociales. El anuncio del "Gorila de Cadbury" es un ejemplo poderoso de cómo el mensaje y la forma en que se presenta puede ser más importante que la mención explícita de la marca o del producto. Cadbury demostró que a veces lo que realmente importa no es lo que dices, sino cómo lo haces sentir a la gente. Al final del día, la gente no siempre recordará lo que dijiste o hiciste, pero siempre recordará cómo los hiciste sentir. Y esa es una lección valiosa tanto en publicidad como en la vida.

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