En colaboración con BAU.
Los entornos en los que habitamos se han convertido en entes complejos, en ocasiones, difíciles de gestionar. De unos años a esta parte, se reclama una nueva perspectiva en la que la transformación de la realidad se produzca sin perjuicio y en equilibrio con el medio ambiente. El diseño, como agente transformador, tiene mucho que decir en estos aspectos. Y es ahí donde entra en juego una formación cuyo fin sea aportar una nueva generación profesionales del diseño críticos y que atiendan a las necesidades de este nuevo escenario. Sobre estos aspectos hablamos con Lúa Coderch, doctora en Bellas Artes y coordinadora del Máster universitario en investigación y experimentación en diseño en BAU.
El objetivo del Máster es «la transformación sostenible de los entornos que habitamos». ¿Cómo es posible lograrlo? ¿Cuál es planteamiento del programa de BAU para llegar hasta ese objetivo, aparentemente utópico?
Recuperar nuestra capacidad de imaginar, de movilizar otras visiones del mundo y de nuestra realidad que no sean simplemente una degradación de lo que ya conocemos es una de las cuestiones fundamentales que se abordan en el Máster en investigación y experimentación en diseño.
Parece que todas nuestras visiones del futuro están secuestradas por imaginarios apocalípticos, de tiranía y de control, de catástrofe ecológica y humanitaria. Por supuesto que no faltan razones para tener esos miedos. Es más, esas visiones se basan, desafortunadamente, en lo que ya está sucediendo.
Pero no podemos transformar el presente y hacerlo más vivible, sostenible y digno si ni siquiera somos capaces de pensar en otros escenarios y otras maneras de hacer. Esta es una tarea creativa en el sentido radical del término, es una tarea imaginativa y afirmativa.
Resulta que esta transformación que mencionas encaja perfectamente con lo que el diseño es capaz de generar, porque el diseño ‘hace pensando’ y ‘piensa haciendo’. Es decir, produce realidades y escenarios que afectan el presente y proyectan futuros.
Nosotros ponemos esta capacidad intrínseca del diseño como un engranaje, con prácticas colaborativas, con escenarios ficcionales y especulativos, con entornos de experimentación, con marcos teóricos y críticos. Esa es la clave.
Esta visión del diseño es más amplia y da un paso más allá respecto a los conceptos que tradicionalmente se estudian en las escuelas. ¿Cómo se ha producido esa evolución y cómo se han adaptado las instalaciones de BAU a esta nueva demanda?
Estos estudios se han planteado para formar y dar reconocimiento a un perfil de diseñador/a que todavía no existía en nuestro contexto más inmediato, aunque sí a nivel internacional. Pensamos que se ha vuelto urgente establecer y validar metodologías de investigación propias del arte y el diseño, a la vez que es necesario velar por la calidad de los trabajos y rigor de las investigaciones que los sustentan. En BAU este interés se está reflejando en cada uno de los niveles formativos, desde el Grado hasta los estudios de Doctorado, y el Máster es una pieza clave en esta progresión.
Por supuesto que esta visión del diseño es perceptible también en los talleres y en las instalaciones. Estamos hablando de prácticas experimentales y de procesos de aprendizaje que necesitan transversalidad, puertas abiertas, circulación de prácticas y saberes.
Nuestros estudiantes tienen que tener la capacidad de moverse en las distintas áreas, poder cambiar del taller de fabricación digital a los talleres de moda, pasando por el diseño digital y el diseño interactivo, por ejemplo. Tienen que poder transitar en todos los sentidos.
Llama la atención el cuadro de docentes, muy diferente respecto a otros másters relacionados con temas de diseño. Profesionales de la psicología social, la ciencia política, la antropología o la filosofía trabajan en conjunto con otros de perfil más técnico como arquitectura, arte electrónico y diseño digital. Háblanos de este mix, ¿cómo encaja y a qué se debe esta selección de perfiles?
Por un lado, desde el Máster interpretamos que el Diseño se debe situar en un mapa más amplio de disciplinas y campos de conocimiento. Se trata de ver el papel que el diseño juega y puede jugar en ese mapa respecto de otras disciplinas como el arte, la sociología, la antropología, la filosofía. Por el otro, se trata de poner en valor el ‘hacer del diseño’, porque se ha investigado mucho sobre diseño, pero no con o desde el diseño, y nosotros afirmamos que hay un conocimiento específico que se produce en y desde el diseño. Ambos aspectos se ponen en relieve cuando entramos en contacto con otros saberes.
El programa está estructurado como un todo orgánico en el que se van planteando a los estudiantes distintos escenarios y problemáticas a los que responder desde el diseño. Cada asignatura trabaja con las lecturas más importantes de la materia, ofrece herramientas y metodologías: cómo plantear una investigación, cómo recoger datos, etc. y todo ello se va sumando según el curso avanza.
Es por este motivo que hemos buscado perfiles de primer nivel que puedan aportar esas distintas perspectivas que nosotros vamos a usar como plataforma para ampliar y entender mejor nuestra práctica. Además de un excelente cuadro de docentes, contamos también con una larga lista de invitados, todos ellos referentes en sus distintos campos, con quienes tenemos sesiones de trabajo más específicas y puntuales.
Entre los contenidos, se hace mucho hincapié en que el alumno aborde los proyectos desde una perspectiva crítica. ¿Nos puedes hablar un poco más sobre este punto de vista?
El Máster está estructurado para poner la práctica del diseño en contacto con las cuestiones y los problemas más importantes de nuestro tiempo. ¿Qué pasa cuando el diseño se piensa junto a la ecología, el feminismo o el pensamiento postcolonial? ¿Qué consecuencias tiene? ¿Qué hay más allá del ciclo de consumo? ¿Qué formas de vida producen los objetos? ¿Qué pasa si pensamos el diseño desde una perspectiva post-humanista? Es decir, si el diseño produce mundos, es importante pensar desde la crítica qué mundos producimos y qué mundos queremos producir.
Otros aspectos que se contemplan son la electrónica, la programación, los algoritmos y la conexión en redes, el big data… ¿Qué peso tiene el entorno tecnológico y digital en el programa formativo?
La perspectiva crítica que despliega el programa no puede dejar de lado el componente tecnológico. Es importante tener las herramientas en consideración, puesto que no son neutras. Necesitamos entender cómo son las matrices tecnológicas que procesan datos, cuál es la dimensión política de un algoritmo, o qué posibilidades nos da el código abierto. Esta dimensión tiene un peso específico en el Máster, desde una perspectiva teórica y también práctica, según nos ocupamos de cómo investigar con datos, o entramos en procesos de fabricación, diseño digital y control numérico.
Aparte de la teoría, uno de los aspectos que más valoran los estudiantes es la componente práctica y profesional. ¿Cuánto hay de teoría y cuánto de práctica en el mix de contenidos?
El Máster es teórico-práctico en un sentido radical, porque para nosotros no es posible pensar una cosa sin la otra, no es posible desvincular pensamiento, crítica, reflexión y práctica. Hacemos hincapié en estas dos dimensiones de manera equilibrada durante todo el programa. Y de hecho las asignaturas no están divididas en teóricas y prácticas, sino que siempre contemplan ambos registros. Eso se refleja también en los proyectos finales de las asignaturas y en el TFM. Mientras se haga con rigor, el resultado de un trabajo de investigación etnográfica puede ser un escrito, pero también puede ser una prenda de ropa o un vídeo.
¿Cómo funcionan los entornos experimentales y colaborativos como Medialabs, Fablabs o talleres de creación artística?
Los talleres y los entornos de fabricación nos interesan particularmente porque no implican solo aprender el funcionamiento de una técnica o una tecnología, sea una impresora 3D o una cortadora láser, por ejemplo, o entender la programación básica, la electrónica o el uso de Arduino y otras herramientas para trabajar la interacción.
Trabajar en estos entornos conlleva también comprender los contextos de producción colaborativa de donde emergen, los principios de la cultura libre en los que se basan o las formas y metodologías diseñadas para compartir y experimentar con estas herramientas.
¿Existe un programa de desarrollo de proyectos en prácticas en empresas para los alumnos?
BAU tiene acuerdos de colaboración con más de 300 empresas y otras organizaciones y entidades. Cuando un estudiante desea desarrollar parte de los créditos del Máster como prácticas en un contexto profesional, buscamos el lugar adecuado para que pueda desplegar su proyecto, sea en el contexto empresarial, institucional o incluso fuera de estos marcos más instituidos. Es una de las prioridades del Máster, no quedarnos en reductos cerrados, ni académicos ni institucionales, sino de tener vínculos lo más fuertes posible con lo que ocurre en la ciudad, en las instituciones y fuera de ellas, y también con lo que ocurre fuera de la ciudad y fuera del país.
¿Cuál es el perfil idóneo para cursar este master, teniendo en cuenta que permite acceder a programas de Doctorado en Diseño?
Está pensado para personas que han estudiado diseño, bellas artes, humanidades, arquitectura o ciencias sociales, puesto que integra saberes y metodologías de trabajo de todas estas disciplinas. En última instancia, nos interesan también otros perfiles, siempre que puedan acreditar su idoneidad al demostrar su participación en proyectos y procesos de investigación en diseño.
¿Qué salidas profesionales tiene?
Este Máster ofrece una formación transdisciplinar que responde a la demanda cada vez mayor de profesionales capaces de trabajar en procesos abiertos, colaborativos y con vocación prospectiva y transformadora. Estamos hablando de perfiles de investigación, productores gráficos, diseñadores de plataformas e interfaces digitales, coordinadores en laboratorios de creación y fabricación digital, coordinadores de proyectos de diseño colaborativo, gestores culturales, etc.
Por lo tanto, esta formación significa tanto una ampliación de las capacidades del diseñador profesional, del ámbito que sea, como la preparación para iniciar unos estudios de Doctorado, puesto que los 60 ECTS de este programa dan acceso a Doctorado.
Quien esté interesado en cursar este Máster universitario en investigación y experimentación en diseño puede informarse en la web de BAU acerca de los requisitos y la documentación a presentar, y en todo momento puede solicitar información o consultar dudas con la coordinación del programa y con la secretaría del centro.