«Más que un ‘yo’, tal vez somos un espectador de ese yo y de tantos otros estímulos y emociones que experimentamos», explica Carlos Corredera. La galería-librería, especializada en ilustración Estudio 64 de Valencia, acoge desde el 10 de febrero y hasta el 9 de marzo la exposición Los vacíos cotidianos de este dibujante, ilustrador y diseñador.
«Más que un ‘yo’, tal vez somos un espectador de ese yo y de tantos otros estímulos y emociones que experimentamos. En el fondo somos un vacío, un escenario enorme por donde van discurriendo personas, situaciones, pensamientos o emociones. El espacio donde todo viene y va, lo bonito y lo feo, pero que en sí es eternamente silencioso y libre, sin alterarse en absoluto. En esta serie pictórica, suelo desprender a los personajes de su rostro, símbolo más usual de la identidad (la foto de carné) y se hacen conscientes de ese vacío ilimitado que son».
Carlos Corredera
Carlos Corredera (La Vall d’Uixó, 1978) es un autor polifacético: pintor, ilustrador, diseñador, creativo con sede en Valencia. Desde niño acudió a clases de pintura y ya nunca ha abandonó la expresión plástica en diferentes formatos, realizando su primera exposición individual en 1995. Estudió diseño gráfico en la Escola d’Art i Superior de Disseny de Castellón y ha trabajado como diseñador y creativo, primero en agencia-estudio y posteriormente ya en solitario. Guionizó, diseñó y maquetó en volumen proyectos de fallas y hogueras aportando nuevas soluciones al formato. Paralelamente a todo ello, siempre ha seguido experimentando en su obra personal.
«El ritmo en la línea y la simplificación de la forma hasta los elementos más básicos –sin obviar las referencias textuales que abarcan desde Pasolini hasta Depeche Mode– para desarrollar el tema del vacío, entendido como la conciencia plena de uno mismo, nuestra auténtica existencia más allá de las construcciones sociales o culturales a través de la identidad que nos asignan –o que nos asignamos– y la mayor o menor resistencia de esas construcciones en nuestras relaciones personales y sociales», comenta Alejandro Lagarda (Historiador del Arte). «La búsqueda de ese vacío afecta a determinados principios considerados absolutos y asumidos por la tradición –caracterizados por Corredera mediante la reinterpretación de diversos tipos iconográficos heredados de la tradición judeocristiana, una constante en su producción– y su permanente deconstrucción o mutación a través de la duda, la renuncia y la suspensión de cualquier certeza».
Actualizado 13/02/2017