La carrera ciclista más importante de España renueva su identidad para conectar con nuevos públicos y consolidarse como un evento contemporáneo, abierto y épico.

La Vuelta ha cambiado. No solo su imagen, sino la forma en la que quiere ser percibida. Con más de 90 años de historia a sus espaldas, la competición ciclista más importante de España ha apostado por una transformación profunda diseñada por el estudio Grávita. El resultado es una nueva identidad visual y verbal que busca reposicionar La Vuelta como un evento nacional, vibrante y emocional, capaz de inspirar tanto a los aficionados de siempre como a una nueva generación que ya no se conecta con los códigos tradicionales del deporte.
“El reto era reposicionar La Vuelta como un evento nacional del que sentirnos orgullosos. Una competición anual para todos los públicos que transmita la pasión por el ciclismo y genere sentimiento de pertenencia”, explican desde Grávita. Y es que el encargo no se limitaba a renovar un logotipo: se trataba de rediseñar el relato completo que rodea a una de las competiciones más impredecibles del calendario ciclista internacional.

De carrera ciclista a actitud colectiva
El proceso comenzó con una auditoría visual, entrevistas, análisis de contexto y un diagnóstico completo de la marca. Con esta base, Grávita definió un nuevo “territorio de marca” que expande la visión tradicional de La Vuelta. “Enfocamos La Vuelta no solo como una competición de la élite deportiva, sino como una forma de vivir colectiva, una actitud que encarna la valentía, la energía y la intensidad de los españoles cuando nos enfrentamos a cualquier desafío y celebramos sus éxitos”, afirman desde el estudio.
Esa idea de celebración y energía se convierte en el hilo conductor de toda la nueva identidad. El nuevo propósito de marca —“inspirar a las personas a vivir como si fuera la última vez”— parte del carácter único de la carrera, marcada por el calor del verano, la pasión de sus seguidores y la emoción de una competición en la que nada está decidido hasta el final.
“La Vuelta es la última oportunidad de demostrarlo todo en uno de los países de Europa donde se vive como si fuera la última vez” Grávita

Una identidad que se siente a pie de carretera
Visualmente, la nueva identidad se construye sobre un recurso gráfico que conecta directamente con la experiencia real de la carrera: “el instante en que los fans se agrupan a ambos lados de la carretera para animar a los ciclistas”. Esas franjas de público se traducen en un sistema de bandas que simbolizan movimiento, intensidad y comunidad. El rojo —color insignia de La Vuelta— sigue siendo el protagonista, pero se complementa con una paleta cromática más vibrante que amplía las posibilidades gráficas y transmite una energía renovada.
El sistema visual se acompaña de una tipografía condensada que potencia los mensajes y conecta con el universo deportivo. Y se completa con un nuevo tagline: “Celebrate every second”, una invitación directa a vivir con intensidad cada etapa, cada curva y cada ataque, pero también cada emoción que se cruza en el camino.
Grávita también ha trabajado una nueva arquitectura de marca que organiza y jerarquiza el ecosistema de subeventos, alianzas y proyectos vinculados a La Vuelta. Esta estructura permite articular con coherencia la presencia de la marca en todos sus puntos de contacto, desde las retransmisiones televisivas hasta las redes sociales y el merchandising.

Una Vuelta más viva, más abierta, más nuestra
Más allá de la estética, el rebranding busca actualizar el papel de La Vuelta como evento cultural y social. “Definimos una nueva propuesta de valor basada en nuestra actitud épica y nuestra esencia como carrera, siendo la competición más abierta y cercana de Europa y una de las más cálidas”, señalan desde Grávita.
Ese carácter cálido y abierto, que remite tanto al verano como al contacto con la gente, se convierte ahora en un elemento diferencial. Porque La Vuelta no solo transcurre por los paisajes de España: también pasa por la emoción compartida, por la identidad de un país que vibra cuando ve pasar las bicicletas. Y que ahora, gracias a este nuevo relato, tiene un motivo más para celebrarlo. Segundo a segundo.


