La marca francesa La p’tite olive pone a la venta un Aceite de Oliva Virgen Extra destinado exclusivamente a niños. El diseñador griego Spyros Doukas ha sido el encargado de diseñar el packaging de la botella. Hoy nos cuenta cómo fue el proceso de este trabajo.
Como explica el diseñador, el proyecto le llegó a través de la agencia Brand Value, que se encargó de aportar el concepto y el naming. El proceso empezó con buen pie ya que desde el principio le dieron un sólido brief y una buena marca con la que trabajar, que hizo la colaboración mucho más fácil y con la que todos están contentos.
La intencionalidad del diseño buscaba representar la humildad y pureza de las cosas, la inocencia, los sabores puros de la vida en los pueblos griegos y, sobre todo, las dulces imágenes de la infancia. A pesar de parecer un proceso muy definido, requirió un gran esfuerzo para conseguir que destacara en un mercado tan segmentado como en el que trabaja La p’tite olive: el mercado francés, destinado a aquellos padres que tienen muy en cuenta la nutrición de sus hijos.
El briefing estuvo claro desde el principio, lo que consiguió que Doukas tuviera muy claro qué elementos quería incluir en el packaging. Sin embargo, solo el proceso de diseño duró tres semanas porque quería encontrar la forma de combinar los elementos para crear algo único pero que también fuera fiel y se ajustara a los valores de la marca.
Respecto al packaging de La p’tite olive, es muy sencillo pero cumple los requisitos que la marca y el propio diseñador querían alcanzar. En un fondo blanco, destaca una ilustración dibujada a mano de una niña recogiendo olivas de manera despreocupada, imagen que transmite un sentimiento de inocencia, simplicidad y pureza.
«Estaba motivado con el desafío de crear algo único en una categoría donde algunas direcciones de diseño y los elementos de lenguaje visual se había utilizado en exceso. Queríamos jugar con los límites y trascender las prácticas convencionales de la categoría del aceite de oliva sin perder de vista cuál era el objetivo final», confiesa el diseñador.
A pesar de su semejanza a las ilustraciones de El Principito, Doukas asegura que no era su inspiración directa, pero que sí que existe algún tipo de convergencia porque las emociones básicas que querían transmitir con el packaging eran similares. A pesar de que El principito es considerado un libro infantil, se hacen determinadas observaciones sobre la vida que transcienden con el tiempo, además de discutir valores que son esenciales en nuestras vidas, y también para la marca.
La filosofía que hay detrás del trabajo del diseñador es la misma que utiliza para todos los proyectos a los que se enfrenta: ‘Diseña por una razón’. Para él, el diseño tiene que servir para cumplir un determinado propósito y no ser egoísta; tiene que darle vida a lo que representa la marca: «debería funcionar a la perfección con todas las manifestaciones y mensajes de la marca».