La madera como inspiración para tipografías digitales

Dentro de la exacerbada velocidad que impregna lo digital todavía quedan tipografías inspiradas en procesos artesanales. Kinckq es un buen ejemplo de ello. La madera encarna ideas, a mi modo de ver, muy alejadas de la virtualidad del presente. La madera como materia, pero también como concepto, como concepción del mundo. Tacto y tiempo se aúnan en la materia prima que ha acompañado al ser humano desde la Prehistoria. El tacto, del que carece la experiencia virtual y el tiempo, que se ve asfixiado por la despiadada dictadura de lo novedoso que provoca el mal uso de lo digital. No hay duda que la revolución digital nos ha brindado un sinfín de maravillosas herramientas que han abierto grandes espacios para la libertad creativa. La conjunción de tipografía y tecnología digital produce delicias como las fuentes variables. Pero no puedo evitar la mala sensación de que todo va demasiado rápido. Diría que existe unanimidad en el sector sobre que, desde hace unos años, se publican tipografías de muy alta calidad y que se viven tiempos muy buenos y esperanzadores para el diseño de letras. Sin embargo, esta dictadura de la novedad en la que estamos inmersos, exacerbada por la velocidad que los medios digitales imprimen a todo, provoca que muchas, tal vez la mayoría, de las tipografías que salen al mercado se queden atrás a la vuelta de tan solo unos meses y se vean abocadas al olvido. ¿Las reglas del mercado? Puede ser; pero también una flagrante injusticia. kinckq type Esta somera reflexión alrededor de la madera y lo digital surge a raíz de la publicación de «Kinckq», una excéntrica y danzarina fuente tipográfica de The Pyte Foundry. Merece la pena reproducir textualmente la definición que la fundición ofrece de su nueva tipografía: «Kinckq es la reanimación digital de una idea única surgida de las mentes pantográficamente distorsionadas de los fabricantes norteamericanos de tipos de madera». (La idea de las «mentes pantográficamente distorsionadas» tiene desde ya un hueco en mi corazón.) «Kinckq» surge de una especie de experimento tipográfico llevado a cabo durante la mitad del siglo XIX, seguramente alentado por la necesidad de llamar la atención a toda costa ante la profusión de tipografías ornamentales que tuvo lugar durante el siglo XIX auspiciada por el auge imparable del comercio y la publicidad. En el primer catálogo de tipos de madera publicado en 1838 en Nueva York por George F. Nesbitt, aparece una extraña tipografía bajo la denominación de «Roman Grotesque». No se sabe si su llamativo diseño angular responde a un primitivo ensayo de tipos en tres dimensiones o se trata de aunar en una sola fuente «un estilo de itálica inclinado en ambos sentidos al mismo tiempo». En cualquier caso, han tenido que pasar casi dos siglos para que aquella singular idea de diseño adquiera pleno sentido gracias a la tecnología de las fuentes variables. La hermosa paradoja de una tipo de madera que alcanza todo su esplendor en la era digital.

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