Juli Capella es de esas personas que no tienen pelos en la lengua y que no se andan con ambages ni medias tintas. Además de contar con un excelente sentido del humor [quién podría sino inventarse todo un branding que vistiera el jamón anticrisis], este barceloní de pura cepa tiene un sólido criterio en torno a lo que es el diseño. Hoy comparte con los lectores de Gràffica sus impresiones sobre la profesión, de cómo se ve el diseño ‘made in Spain’ fuera de nuestras fronteras, de los políticos y sus recuerdos de la infancia. Empieza el Fotomatón. [Fotografía: Rafael Vargas]
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Nombre completo, fecha y lugar de nacimiento.
Julio Antonio Juan Ignacio Capella Samper, Barcelona, 24 de septiembre (día de la patrona de Barcelona) de 1960.
¿Qué diseños recuerdas en tu casa cuando eras niño?
Las baldosas de pavimento hidráulico de colorines, siempre bailando; las molduras de escayola del techo muy altas. Y la cisterna de váter que me encantaba remirar y arreglar. También la caja de los plomos.
Leemos en tu currículum que primero quisiste ser misionero, pero acabaste estudiando arquitectura. ¿Qué sucedió por el camino para acabar dedicándote al diseño?
Que tropecé con el ego creativo. Y se disiparon las inquietudes altruistas. Finalmente he hecho un poco de misionero predicando la buena nueva del diseño redentor.
Diseño Gráfico es…
El lenguaje visual del ser civilizado. Porque ver, también ven los animales.
Selecciona tres trabajos esenciales en tu carrera.
Por desgracia no he hecho nada esencial y tampoco una carrera, no quiero llegar a ninguna meta. Pero con un poco de paciencia dentro de unas años espero poder contribuir con algún edificio, mueble o libro decente. Ganas no me faltan.
El nombre de un diseñador (gráfico) con el que te gustaría trabajar.
Con el humanista Tibor Kalman, pero deberé esperar a palmarla, –ojalá tarde mucho–, pues él lleva ya en el cielo unos cuantos años observándonos muy preocupado.
Una empresa a la que le cambiarías la imagen.
A El Corte Inglés, porque el estampado de triángulos blancos y verdes de sus bolsas se parecen mucho a un cuadro de Gustav Klimt y me da repelús.
Una marca que detestas y que despierta alabanzas en el mundo del diseño.
Tengo un problema de criterio y me gusta casi todo, pero detestar, creo que nada. Hasta una chapuza me hace gracia… Aunque reconozco que la gráfica ‘minimalísima’ que gana muchos premios, ciertamente me enerva un poco. Nunca sé si ese grafismo nimio se debe a la pereza del autor o a su falta de talento. O tal vez sea genial y yo no sepa verlo.
Si tuviéramos la posibilidad de poner en una balanza el buen diseño y el mal diseño que se hace en España, ¿hacia dónde se inclinaría?
Todo cuanto nos rodea, absolutamente todo, desde el despertador (con su terrorífico diseño gráfico) al pijama, la taza, el coche, el diario, etc. está diseñado. Y bastante mal todo. Es una buena noticia para los diseñadores, todo está por mejorar.
¿Y si esa misma operación la lleváramos a cabo en otras partes del planeta?
Ídem. En todas partes cuecen habas gráficas o volumétricas.
Últimamente se habla mucho de la ‘marca España’. ¿Crees que existe una definición clara de este concepto (en especial, desde el punto de vista del diseño gráfico/visual) por parte del público en general?
Sí, hay tópicos, el color rojo, las formas orgánicas, cierto ingenio, look decontractée, bla, bla, bla… necesitamos encasillarlo todo, definirlo todo para poder entenderlo y hacernos entender. Pero en realidad solo hay buena o mala gráfica. Los localismos cada vez se difuminan más.
A tenor de lo visto en las propuestas oficiales para eventos oficiales (véase, equipamiento olímpico del equipo español y candidatura para el logo de las Olimpiadas 2020, ese concepto de ‘marca España’ aplicado al diseño parece que o nos deja en buen lugar. ¿Qué opinión te merece todo esto? ¿Esto mismo pasa en otros países?
Un escándalo de la administración pública. Siguen sin enterarse de nada. Ni saben qué es el diseño ni les importa, a pesar de tantos años de debate con el asunto. Aun siguen diciendo que es un “valor añadido”, como si se pudiese poner y sacar, como una careta o un maquillaje. Los políticos se atreven con todo, de forma cateta y vergonzosa. Son políticos, claro, no esperemos nada de ellos. Nosotros a lo nuestro.
Hace unos años comisariaste la exposición CoCos: Copias y Coincidencias. ¿Crees que los diseñadores son unos copiones? ¿Cuál es la barrera que no hay que pasar?
Todos aprendemos copiando. No hay otra forma de comenzar a dibujar, a escribir o a hacer arquitectura. Pero poco a poco, vas encontrando tu lenguaje. Estoy de acuerdo en apoyarse en los demás, pero si aportas algo más. Si te aprovechas del talento ajeno, además de un ladrón eres un jeta, y creo que además vas a aburrirte mucho. Por tanto si estás en el mundo creativo ponte el reto de hacer algo tuyo y mejor si es posible. Y si coincides con otros, tranquilo, todos bebemos de las mismas fuentes y hoy en día sabemos lo que se hace por todo el mundo, es muy fácil coincidir, bravo! Además ser original tampoco es ningún mérito en sí mismo. Es mejor ser bueno que diferente.
Después de haber rodado por medio mundo, este mes de agosto se instaló en Toronto -Canadá- la exposición Bravos, Groundbreaking Spanish Design de la que eres comisario. ¿Qué acogida tiene el diseño español fuera de nuestras fronteras?
Sinceramente estoy sorprendido, interesa mucho y gusta, sobre todo porque somos bastante desconocidos y les resulta novedoso ver qué hacen estos europeos chalados sureños. Resultamos curiosos.
Si estuviera en tus manos, ¿que cambiarías del mundo del diseño gráfico?
Las leyendas de los rótulos de los cuadros en los museos y exposiciones. Están escritos en cuerpo 6, mal iluminados, mal colocados, debes agacharte de forma humillante y acercarte a dos palmos para poder leerlos. De repente ves un grupo de gente apelotonada frente a una diminuta cartela, y es que el grafista, que es joven y aun no lleva gafas “no quería romper la armonía del montaje”…
¿Qué se debería enseñar en las escuelas de diseño y no se enseña?
Todo lo que «no» es diseño precisamente, pues el diseño no trata solo sobre diseño, sino sobre la vida del ser humano y cómo mejorarla. Por tanto hay que aprender a vivir de forma obsesivamente curiosa como mejor método pedagógico.
¿Eres de los que opinan que tú lo hubieras hecho mejor?
Algunas cosas sí, pero en la mayoría seguro que no. Además, ¿mejor que qué? ¿A los ojos de quién?… mejor no comparar.
Échale imaginación y proponle a los políticos algo para mejorar el mundo del diseño.
Que no lo toquen, que lo estropean todo.
Tu foto a toda página en la portada de una revista: ¿qué revista y por qué razón?
Time: un diseñador español logra encontrar un arma infalible que no mata, pero acaba con el enemigo haciéndole cosquillas hasta caer al suelo mondado de risa.
Fotomatón: Juli Capella
Actualizado 04/05/2015