Este pasado viernes finalizaba Ilustrafic, bajo este nombre de difícil pronunciación —por lo menos, en la redacción aún seguimos pronunciando ilustragráfic—, nos encontramos con el primer Congreso Internacional de Ilustración Arte y Cultura Visual celebrado en Valencia desde el miércoles 19 y hasta el 21 de junio. Tres días intensos, con un cierre de oro, nada menos que El Roto, un grande en humildad y en talento que con su discurso sin frivolidades ni bagatelas dio un vuelco a los contenidos planteados los días anteriores, azotando con sus palabras llenas de sensatez y viñetas cargadas de sátira a quienes estábamos en el auditorio. Aún hoy muchos nos estamos recuperando.
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Ilustrafic ha dejado un muy buen sabor de boca. Ponencias, talleres y exposiciones han colgado el cartel de «entradas agotas». Pero Ilustrafic ha sido más, un foro de encuentro entre empresas con jóvenes profesionales (y no tan jóvenes), mesas redondas, presentaciones de portfolios, conversaciones e intercambios opiniones en un ambiente entre colegas, mercadillo editorial… Un sin parar.
Bajo el título de Fuera de página, el congreso se articulaba en tres áreas temáticas. Página en blanco, A doble página y A pie de página. A Julio Antonio Blasco le tocó romper el hielo y dar paso a la sesión inaugural. Poco a poco Julio nos fue descubriendo cómo se enfrenta a la página en blanco; su proceso de creación hilvanando historias con objetos sencillos que uno tiene al alcance de la mano. Rematando su ponencia con un bonito y emotivo vídeo con el que consiguió un buen tono en el patio de butacas. ¡Bien Julio!
Tras la pausa del almuerzo y las conversaciones en corrillos, llegó el segundo turno: Paula Bonet que –al igual que Julio Antonio Blasco– es discípula de las aulas de la Facultad de Bellas Artes de Valencia, donde se ha celebrado el congreso. Paula es la ilustradora del momento. Sus dibujos, en los que dominan bellas y lánguidas figuras femeninas adornadas con cierto rubor rojo en sus mofletes, han entrado en el terreno trendy o por lo menos así lo hacen constatar sus más de 30.000 seguidores en Facebook. Afincada desde hace algún tiempo en Barcelona, Paula nos habló de la capacidad de la ilustración para adaptarse al espacio. También nos mostró la ‘evolución’ de sus trabajos iniciales en óleo –¿autorretratos en su mayoría?– a sus ilustraciones actuales –mmm… ¿también autorretratos en su mayoría?–, menos lineales y donde la tipografía gana peso. Reconocemos que su trabajo es estéticamente hermoso, nos cabe la duda de qué sucederá con este mismo discurso con el paso del tiempo.
Nate Williams cerró con una buena carga energética las ponencias del primer día. Sus palabras eran un chorro continuo de lo más motivador. El estadounidense residente en Argentina nos habló de lo importante que es cambiar la rutina, de externalizar y sacar las cosas que uno tiene en la cabeza, de documentar los momentos de inspiración. Y también de sobre cómo su hijo y sus experiencias diarias son una fuente inagotable para sacar jugo y trabajar la creatividad. Robots, juegos de construcción, puzzles se quedan en su subconsciente como experiencias externas al arte que posteriormente sirven como ‘justificación’ del trabajo que desarrolla en empresas de la talla de Microsoft –donde Williams ha sido director de arte–. Su manera de enfrentarse al papel en blanco es jugar con la ironía y las expectativas, con el azar y los descubrimientos accidentales. Pero ojo, Nate dejó claro que pese a la diversión también hay que ganarse la vida y que para ello lo importante es conseguir un estilo único y un lenguaje visual que sea coherente. De ahí que ante diferentes estilos de proyectos firme con su alter ego Alexander Blu. De Nate Williams nos quedamos con su máxima: «No mates una idea antes de que crezca». Pero con el norteamericano no se cerraba el telón de este primer acto de Ilustrafic.
¡Ah!, tras finalizar las ponencias, quienes nos paseamos por el mercadillo editorial nos encontramos el fanzine ilustrado de Moflete Cósmico ediciones, un divertido guiño –entendemos– al trabajo de Paula Bonet. La firma que hay detrás… aquí.
Llegamos al segundo día. Después de la buen sabor de boca del día de presentación, había que mantener el nivel y así sucedió en el desarrollo de la jornada del jueves 20. Bajo el epígrafe A doble página, el día estaba reservado a la mezcla de técnicas manuales y digitales, la superposición de diseño, ilustración, fotografía y publicidad, e incluso la duda en los límites del formato abren una reflexión sobre la especificidad de sus instrumentos visuales. Estos aspectos son los que cubrió especialmente Jean Jullien, pero vayamos por orden.
Como aperitivo Bjorn Lie, un noruego simpaticón fue quien abrió las ponencias de la mañana. Bjorn nos habló de su infancia, de por qué dibuja paisajes oníricos y personajes «anamorfos» –personas y animales extraños, sin las proporciones correctas–. Todo viene del aburrimiento en su infancia y de sus sueños por vivir en Nueva York, por el punk y por pintar graffitis con los colegas. De pequeño hacía sus propios cómics alimentados de todos estos sueños; y fue cuando se trasladó a Bristol cuando descubrió cuánto añoraba los paisajes idílicos, con infinitos abetos cubiertos de nieve. «Uno no sabe lo que tiene hasta que lo pierde», dijo.
Ahí es cuando sus ilustraciones se impregnaron de folk art mezclado con humor y de cómo llegó a ganarse la vida todo una año dibujando árboles escandinavos. Bjorn Lie nos descubrió su técnica y cómo «la basura de alguien puede convertirse en un gran tesoro para otro». A raíz de trabajar en un vertedero descubrió numerosas revistas de los años 40 y 50 y se impregnó del optimismo y el carácter naif, desenfadado de la publicidad de esta época. Lie es una auténtico crack en hacer que personajes dibujados «torpemente» bailen coordinadamente en el mismo plano de sus ilustraciones. Un maestro en sacar el máximo partido a una paleta cromática limitada a dos o tres colores. Su último consejo, no dejar de experimentar. Apagar el ordenador y recuperar el trabajo manual en el que no hay posibilidad de darle al botón de deshacer.
Llegó el turno de Gemma Correll. Si antes de su ponencia hubiéramos realizado una encuesta sobre el origen de esta ilustradora, no nos cabe duda de que el 90% hubiera dicho: «catalana». Pero no. Gemma es británica de pura cepa. Sus ilustraciones gatunas y perrunas, son simpáticas pero también se nos hacen un poco repetitivas –cuestión de gustos–. Gemma nos contó el porqué su dedicación a la ilustración. Tímida y callada, la ilustración fue su vía de escape en la escuela y los perros y animales la vía de escape en las fiestas en las que era invitada y no sabía con quién hablar o cómo actuar. De nuevo, al igual que Bjorn Lie, Gemma encontró en la Escuela de Norwich un gusto especial por la basura, entendiendo la ilustración como algo más allá de lo que es la página impresa. Acompañada de su libreta de bocetos, ilustraba personajes que después cobraban vida en objetos de tres dimensiones. Su lema trasladado en la ilustración: «Pugs, not drugs» (Perritos, no drogas) desató las risas entre el público. A lo que ella misma reconoció, que quizás era un poco «cursi», la ilustración y los animales son su vida.
La ponencia que más aplausos desató este segundo día fue la de Jean Jullien. El francés al que echaron todas las escuelas de arte, nos habló de su necesidad por documentar todo lo que hace ya sea con la familia, los amigos… Retomando así ya un tema reincidente a lo largo del congreso: documentar las experiencias poniéndoles un toque de humor. En sus inicios, Jullien optó por trabajar más en internet: «Sacaba de mi cuaderno su trabajo y lo ponía online». Sin embargo, al recibir encargos «descubres que tu trabajo se imprime y de repente, ¡no parece tu trabajo!». Es lo que el ilustrador francés llama «accidentes», cosas que has realizado tú pero que cuando cobran una dimensión son totalmente ajenas a lo que uno había pensado. Accidentes a través de los que a Jullien le gusta aprender. «Lo importante es mantener la coherencia en el trazado, el color, el tono de humor» –otro aspecto en el que también coincidieron los otros ponentes– «ser fiel al lenguaje pero darle continuidad». Pero también la «fascinación por las cosas extrañas. Construir y deconstruir… Por marcarse retos uno mismo… Cambiar la realidad gráficamente, simplemente saltando de escala». Y así, nos quedamos muertos al ver la loca instalación que le encargaron en Nantes, su ciudad. Una locura que cobró forma en nada menos que un pájaro de 14 de metros y un creativo conjunto de mobiliario: sillas y mesas huevo, posters, textos por las paredes… ¡Una auténtica metáfora avícola… loca, loca, loca! Interesantes también sus videoclips animados para ilustrar gráficamente la música electrónica de su hermano.
Finalizadas las ponencias de la mañana, algunos continuaron la jornada en el Foro Empresas con Adobe. Otros prefirieron el tiempo de relax entre sol y cervezas…
Y llegamos al tercer acto, la sesión del desenlace. Una jornada, la del viernes, en la que se produjo un giro en el ‘argumento’ del congreso. ¡Oh, sorpresa! ni Román de la Calle, ni Mario Tascón, ni El Roto, ninguno de los tres ponentes es ilustrador. Escuchar a Román de la Calle siempre es estimulante y enriquecedor. Román es un ser adorable, inteligente, gran divulgador y una mejor persona. Sin embargo, no sabemos hasta qué punto su discurso entra dentro de un congreso internacional dedicado por entero a la ilustración. Le siguió en la mesa Mario Tascón, ganador del Premio iRedes 2013 que nos deleitó con una buena sesión pajarera-ilustrada. Esto es, visualmente asociaba un pájaro a uno de los arquetipos que se pueden encontrar en Twitter. Divertido, aunque Mario tampoco sea ilustrador.
Y llegamos al cierre. Brillante Andrés Rábago, alias OPS o El Roto, quien nos dejó clavados en el patio de butacas con su discurso directo y demoledor: «No me siento ilustrador, agradezco el Premio Nacional de Ilustración, sobre todo por la cuantía, pero no soy ilustrador».
Si hasta el momento prácticamente todas las ponencias se habían centrado en la importancia de jugar, vivir las experiencias, ser social y hacer promoción de uno mismo en las redes sociales… tras la ponencia de El Roto, a uno le queda la sensación de que vivimos en un mundo realmente frívolo en el que lo importante es adularnos entre todos y alimentar el ego. Inmediatamente, El Roto rompió barrió con su modestia todos estos conceptos: «No sé si realmente estoy contento», con estas palabras empezaba su ponencia, denotando la extrema timidez y humildad. «Siento miedo escénico –continuó– ante tanta juventud que maneja internet y las redes sociales, idiomas… Yo realmente desconozco esas herramientas».
A partir de ahí fue toda una batería de frases lapidarias. Aquí nuestra selección:
«El dibujo es un lenguaje que tiene la capacidad de atravesar el tiempo».
«Yo soy un fósil. Nos quieren vender la idea de que los lenguajes clásicos –dibujo y pintura– están muertos, pero estos lenguajes prevalecerán o, por lo menos, convivirán de manera natural».
«El lenguaje simbólico está integrado en nuestro ADN. En este momento hay una saturación de imágenes y eso parece que dificulta nuestra profesión y capacidad de absorción. Por ello, yo mantengo un ascetismo, eliminando todo lo superfluo».
«Me apoyo en el periodismo , en la fotografía y en la información de algunos colegas periodistas».
«La lectura en prensa conlleva la integración del tiempo y espacio».
«Entiendo que una imagen está muerta si no se activa en la mente del receptor. La viñeta está entre la alta cultura y la baja cultura».
«Dibujar es un vehículo fácil de comprender, relativamente sencillo; pero hace falta lectores inteligentes».
« Vivimos en una especie de sopa de publicidad que casi no es visible. Como dibujante me inquieta la abundancia de imágenes que hay en el exterior. Estoy en contra de la publicidad en las calles y espacios comunes de convivencia. Debería limitarse la publicidad, eliminar. Estamos sometidos a una presión de la publicidad que considero muy negativa».
«Hacen falta dibujantes en prensa. Es un trabajo enriquecedor. Te permite estar atento a lo que hay a tu alrededor. Te obliga a prestar atención asuntos que igual no son de tu interés».
Estas son solo algunas de sus citas. El Roto derrochó sentido común y aguantó sobre el escenario muy a su pesar –se notaba que los apluasos y el baño de multitudes son algo que no van con él–. Una vez finalizada la ponencia atendió a las preguntas de nuestra entrevista.
Hasta aquí nuestra crónica, extensa pero reconocemos que incompleta, porque como siempre cada cual tiene su propio punto de vista y el nuestro es uno entre los cerca de 300 asistentes a Ilustrafic. Nuestra enhorabuena a la organización, por atreverse a sacar adelante un evento de este calado. La próxima cita será dentro de dos años –qué raro suena 2015, y qué cerca está realmente–. Para terminar, os dejamos la crónica ilustrada de Luis Demano, ¡excelente radiografía de los ponentes!
Actualizado 30/04/2021