María Roig es la fundadora de la empresa Pixels XL, un proyecto que arrancó en 2010 y que se dedica a fabricar piezas de construcción, a las cuales han llamado píxeles. Estas piezas favorecen la comunicación y la relación entre familiares y cuidadores en las aulas sensoriales de centros de día, geriátricos, residencias y en centros formativos infantiles. El proyecto creció y llegó a ser galardonado con un premio bronce Laus en 2012; sin embargo, en 2016 Google apareció en escena tras presentar sus smartphones Google Pixel y Google Pixel XL, con los que comenzaría este litigio.
Esta batalla comienza cuando Google decide presentar su –por entonces– última gama de smartphones; el Google Pixel y el Google Pixel XL. Un nombre prácticamente idéntico al utilizado por una innovadora empresa valenciana desde el año 2010, Pixels XL. El uso de este naming por parte de Google, ha perjudicado durante estos años el alcance de la pequeña empresa valenciana y su posibilidad de expansión en internet. El proceso se encuentra en los juzgados y desde Gràffica hemos contactado con María Roig, la fundadora de Pixels XL, para que nos explique cómo ha sido todo este proceso desde dentro.
«Pixels XL surge de la necesidad, que en su momento vimos, de realizar un revestimiento modificable que mejorase y potenciase la creatividad en las personas», nos cuenta María Roig. Una vez contaban con una idea clara de lo que querían, llegó el momento del naming del producto. Este surgió en el estudio de diseño de la diseñadora, CDROIG, y eligieron Pixels XL; un guiño al elemento más pequeño que conforma gráficamente una imagen, un texto, un volumen, una superficie de color o una expresión a nivel digital, el píxel.
El naming fue muy acertado, ya que debido a su funcionamiento suponía una forma de hacer y deshacer muy rápida como se da en un ordenador. «La única diferencia es que nuestros Pixels reales los podemos tocar y manipular; y que son gigantes, por eso el XL», destaca.
Un amplio mercado y un naming con gancho hicieron que Pixels XL llegara a gran parte del mundo. Esto poco a poco iría posicionando a la compañía en los puestos más altos de las búsquedas. Algo que cambiaría radicalmente en el año 2016, cuando el mayor motor de búsqueda de Internet, Google, lanzó su nuevo smartphone Pixel y su versión mayor, Pixel XL; además de todos los accesorios de estos.
Esto hizo que la compañía de Pixels XL quedase relegada en su posición en la web y viese afectadas sus transacciones. «Hasta 2016 realizábamos ventas online por todo el mundo, pero esto empezó a bajar. Es a partir de ahí cuando tuvimos que invertir en una nueva web contando desde el principio con SEO y una estrategia de marketing online casi diaria muy fuerte», nos explica María Roig. Esto supone un punto de inflexión a nivel económico para una empresa como Pixels XL centrada en los sectores de educación, salud y bienestar.
«Para Pixels XL, que Google use el mismo nombre, supone limitar nuestras opciones de comercialización a nivel nacional e internacional. Hasta 2015 éramos los únicos en red con este nombre, ahora ya no.», explica.
Este problema se debe no solo a la posición de imágenes y productos de Google en el buscador, sino también a «no poder entrar en plataformas como Amazon o Ebay para vender debido a la similitud que existe entre las marcas». Además, las fundas de estos teléfonos de Google también utilizan piezas magnéticas como las que utilizan en Pixels XL.
De cara a su plan de futuro, este hecho ha provocado que Pixels XL se haya frenado en su desarrollo. Actualmente trabajan con muchos clientes del sector educativo y tienen proyectados productos satélite, como una app de Pixels XL para una comunidad educativa. Además de otros productos afines a tablets y móviles donde la utilización de piezas y tecnologías casan. «Nuestro objetivo siempre ha sido unir la tecnología con la construcción y todo esto nos plantea serias desventajas», destaca Roig.
Por todos estos problemas, la compañía valenciana Pixels XL ha decidido interponer una denuncia contra Google por propiedad intelectual que actualmente se encuentra en los juzgados en pleno proceso. «Por pequeña que seas, tienes derechos y debes defenderlos. Pixels XL ya ha ganado otras oposiciones a empresas más pequeñas que Google por motivos similares. ¿Por qué no defendernos contra el más grande?», dice su fundadora.
«Nuestra defensa, al igual que la de cualquier empresa pequeña o grande, es invertir dinero y tiempo en proteger y registrar nuestra marca en las distintas categorías de uso», destacan.
Además, desde Pixels XL señalan otro hecho en el que Google podría haber infringido el registro de modelo de utilidad español, «lo más parecido a una patente internacional», nos cuentan. Esto se debe a que en uno de los canales formativos con los que cuenta Google en Youtube, utilizó un producto muy similar al fabricado por Pixels XL como fondo en alguno de sus vídeos.
No es la primera vez –ni probablemente la última– que Google ha sido acusado de este tipo de competencia desleal. De hecho, en junio del año pasado, la Comisión Europea (CE) –con sede en Bruselas– impuso a Google una multa de 2.420 millones de euros «por abuso de posición dominante».
Según explicaban en algunos medios especializados, el examen realizado por la Comisión Europea determinó que Google favorecía de forma sistemática a su servicio de comparación de precios, Google Shopping, frente a sus rivales. Lo que provocaba que los usuarios no viesen los resultados más relevantes en respuesta a sus búsquedas. En palabras de la CE, «Google ha estado inhibiendo la competencia basada en los méritos en los mercados de las compras comparativas».
Actualizado 28/04/2021