La segunda parte de Black is beltza es la última aventura cinematográfica de Fermín Muguruza que, además, está nominada a los Goya. Un filme que recrea una época, la de los 80, y sus convulsiones en un ambicioso proyecto que mezcla la animación, la música y el cómic.
¿Qué es Ainhoa. Black is beltza 2?
Ainhoa es la hija de Amanda y Manex, los protagonistas de la primera Black is Beltza. En 1988 cumplirá 21 años y comenzará un viaje en busca de la verdad sobre lo que ocurrió a sus padres.
¿Cómo nace la película?
Nada más sacar el cómic de la primera parte en 2014, e imaginando cómo poder hacer la película que estrenamos en 2018, ya estaba pensando que algún día tendría que contar la historia de Ainhoa, algo que llegó el año pasado 2022.
La música de la película es la banda sonora de toda una generación.
Sí, y además dibuja un mapa musical del mundo en los años 80.
La película comienza con toda una declaración de intenciones: en julio de 1985 el escritor Joseba Sarrionandía se escapó de la carcel de Martutene en un bafle de sonido, suceso que motivó la creación de la mítica canción Sarri, sarri de Kortatu.
Esta fuga en un día tan señalado como el 7 de julio San Fermín, tuvo una previa con la actuación de Kortatu un mes y medio antes en la misma cárcel. Comenzar con Zu atrapatu arte de Kortatu es toda una declaración de principios, y que Sarri se encuentre con Ainhoa en Cuba y le enseñe euskera, nos permite que su poesía sobrevuele todo el metraje.
Kortatu tiene una especial relevancia en la banda sonora de la película.
Sobre todo al comienzo de la misma, la que transcurre en el País Vasco, y también salpicada de temas de los RIP, Cicatriz, Barricada, Mikel Laboa o Imanol.
En Kortatu militaste junto a tu hermano Iñigo, que está muy presente en toda la obra.
Esta película está dedicada a Iñigo, que falleció en 2019, justo cuando estábamos preparando el guion de la misma.
Los dos hacéis un cameo en la película. ¿Cómo has vivido convertirte en un personaje animado?
Alfonso Zapico ya me convirtió en un personaje de cómic, pero interactuar con mi hermano teniendo al lado a Gorka Otxoa que le ponía la voz, fue algo muy emocionante, una de esas experiencias vitales que te hace llorar, reír, emocionarte, volver a dar vida a Iñigo a través de la animación.
Hablábamos de Kortatu. La protagonista asiste al último concierto del grupo en el pabellón Anaitasuna. «No hay revolución sin canciones» dirá entonces Iñigo.
Iñigo cita a Salvador Allende al decir «no hay revolución sin canciones», y además del presidente también aparecerá en la película sin nombrar su nombre otro chileno, en este caso un cantante, Víctor Jara y su canción «Te recuerdo Amanda». Kortatu era eso, el elemento músico-lúdico y el político.
A lo largo de la película vemos el miedo de los gobiernos al poder de la música.
La anterior Black is Beltza acababa mostrando las armas que contrabandeaban de Sara a Zugarramurdi: discos de Mikel Laboa cuando el euskera estaba prohibido. En esta segunda parte, la música sigue siendo ese elemento catalizador de liberaciones.
En Ainhoa hay un gran protagonismo femenino frente a la primera película, tanto por su protagonista como por el cuerpo técnico que participa en la elaboración del film y el cómic.
El cuerpo técnico que participa en la elaboración de los dos films es muy parecido. Los dibujos del cómic, sin embargo, ahora están realizados por Susanna Martin, pues al ser la protagonista esta vez Ainhoa, quise que una dibujante trabajara el guion desde su mirada.
En la primera parte de Black is beltza ponías el eje en los movimientos revolucionarios de los años 60 y 70 con el racismo de fondo. En Ainhoa te acercas a una época que has conocido de primera mano y te centras en el uso de la droga para financiar la guerra sucia de los gobiernos como en el caso del Irangate.
La construcción de un mundo nuevo se detuvo por un instante, ese es el eslogan que tengo grabado a fuego tras la derrota del sandinismo y la revolución afgana. En el colapso de estos dos faros de nueva luz tuvieron que ver la cocaína en Nicaragua y la heroína en Afganistán.
La recreación de la época nos acerca a los debates que surgían entonces en la sociedad vasca.
Discusiones que estaban presentes en todas las cuadrillas en los años 80.
Libros como Los puentes de Moscú, en el que participaste junto a Eduardo Madina, muestran que hay una mayor apertura a temas que hasta la fecha eran muy complejos de transmitir.
Sobre todo lo que muestra es que se pueden construir puentes de comunicación tras tanto bombardeo.
La primera parte de Black is beltza tuvo un carácter transversal muy potente. Primero se hizo un cómic y finalmente la película. En Ainhoa se mantiene la apuesta pero se realiza de forma conjunta. En paralelo a la realización del film Susanna Martín elabora la novela gráfica. ¿Ha sido muy complejo el proceso?
Ha sido muy intenso, agravado por el duelo de un hermano y la pandemia que no nos permitía el contacto físico. Hemos conseguido realizar la película y el cómic en 4 años. Hemos dejado de lado la exposición que comenzó en Bilbao e itineró a Barcelona y Donostia con sus actividades paralelas, pero ojalá la podamos retomar en un futuro cercano.
Algo que llama la atención es que la difusión y promoción de la obra sigue unos cauces similares a una gira musical. En lugar de estar presente en salas un tiempo (que suele ser demasiado poco), la película se mueve por ciudades y pueblos acompañada por sus autores y autoras.
Trabajamos desde la independencia y solo conozco este estilo de guerrilla comunicacional. Requiere mucho más trabajo e implicación, pero el contacto directo con el público es algo maravilloso.
Para el mundo del cómic e imagino que el de animación este tipo de apuestas no es habitual. ¿Es complicado romper los compartimentos estancos en el que se suelen mover los distintos medios?
El año que viene cumplirá 40 años la primera maqueta de Kortatu. Desde entonces he intentado romper con los compartimentos estancos. Es una marca de la casa.
La película está nominada a los Premios Goya. ¿Cómo recibes la nominación?
Un triunfo de los indeseables. No nos quiere ni el ICAA ni la TVE, y nos tendrán que ver en Sevilla.
Estáis nominados junto a Unicorn Wars. ¿Cómo ves la situación de la animación vasca?
No existe la generación espontánea. Gracias a Juanba Berasategi, a Lotura Films, Dibulitoon… estamos ahora donde estamos.
Con la saga de Black is beltza te has convertido en director de cine y guionista de cómic. ¿Habrá nuevos proyectos en estos campos? ¿Para cuándo la tercera parte?
Desde el 2006 con Bass-que Culture, el documental sobre la grabación del Euskal Herria Jamaika Clash en Jamaica ya firmo como director de documentales musicales, y actualmente puedo decir que he realizado 15 documentales musicales y 2 películas de animación. Sobre el futuro, solo sé que no está escrito.
Actualizado 23/01/2023