Federico Babina es arquitecto. Le fascina la idea de ser capaz de combinar el mundo de la arquitectura y la ilustración. Y así, este italiano afincado en Barcelona desde hace 8 años compagina los proyectos de arquitectura con otros proyectos personales de ilustración y trabajos de encargo. El denominador común en todos es intentar dar rienda suelta a esta pasión «de la manera más libre posible», según recalca.
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La arquitectura –o quizás más específicamente, una interpretación arquitectónica– es hilo conductor en las ilustraciones de Federico Babina. Las series Archist, Archiset, Archicine, Archibet son una muestra de cómo es posible transformar la arquitectura en una ilustración y las ilustraciones en una arquitectura.
Está vocación de Babina por el dibujo reside en su propia profesión. «Cualquier arquitecto debe explicar sus proyectos a través de la ilustración y el dibujo», nos explica. «El diseño es la primera manera de dar forma y cuerpo a un proyecto. En este sentido, el dibujo y la ilustración son para mí una de las maneras de contar y fotografiar los pensamientos, las sensaciones y las emociones».
Y matiza: «Me gusta intentar explicar el mundo que observo a través de las formas más diversas y distantes. Me gusta la riqueza del lenguaje y la diversidad de sus formas; no pretendo cerrarme en la prisión de un estilo o de una forma».
El leitmotiv de muchas de sus ilustraciones es «encontrar los lugares ocultos de la arquitectura, lugares sensibles donde no es tan evidente su presencia», comenta. «Cada día respiramos, tocamos y escuchamos la arquitectura sin darnos cuenta. La escultura, el arte, el cine, la música y la vida en general están hechos de arquitectura y de todos sus matices más íntimos».
Así, en Archist, Federico Babina nos pone de manifiesto cómo el arte, la arquitectura y la escultura están históricamente ligados por un hilo irrompible y encontramos ejemplos de pinturas y esculturas que tienen una influencia directa en el diseño arquitectónico. Esta serie de 27 ilustraciones es una interpretación lúdica del lenguaje expresivo y estético de algunos de los artistas más populares y Babina nos plantea, por ejemplo, cómo hubiera sido una casa diseñada por Dalí o un museo diseñado por Miró.
Mientras que en la serie Archicine, encontramos 17 escenografías imaginadas y construidas para narrar historias. Y aún más, porque el espacio arquitectónico en la película no es sólo un fondo, sino que se transforma en un protagonista adicional. La arquitectura se ve a través del lente de una cámara y la imaginación de algunos de los directores más importantes de la historia del cine.
En Archibet, otra de sus series, Babina nos pone de manifiesto que es posible expresar a través de 28 ilustraciones la heterogeneidad de formas y estilos que componen la arquitectura.«Cada letra se dibuja de acuerdo con la interpretación del estilo de un arquitecto», dice. «Cada letra es una pequeña arquitectura surrealista que se convierte en parte de una ciudad imaginaria compuesta de diferentes formas y estilos que hablan el mismo lenguaje de la arquitectura».
Y en Archiset la idea es representar a un set de filmación, como si fuera una casa de muñecas en la que podemos empezar a jugar con la imaginación junto con los personajes de la película. La serie representa algunos de los sets y escenarios de película favoritos de Babina. Según explica: «A través del dibujo, entro de puntillas en las habitaciones y ambientes donde cobra vida la película: toco los objetos, miro por la ventana, abro las puertas. Me gusta pensar que cada objeto del set se ha elegido cuidadosamente en el conjunto del diseño. Nada se deja al azar. Cada elemento participa en el guión y ayuda al desarrollo de la trama». Un total de 17 imágenes en las que el cine y la arquitectura se funden en un solo fotograma y hablan el mismo idioma.
Para Federico Babina, la ilustración le permite «descubrir un mundo de arquitecturas invisibles, dar la vuelta a la visión de todos los días para encontrar un punto de vista y de observación diferente que me permita desnudar lados imprevisibles», comenta. Y aclara: «A menudo intento reencontrar una actitud ‘casi’ infantil en la observación del mundo. Los niños son capaces de tener una visión de las cosas totalmente desinhibida y privada de los condicionamientos que nos da la experiencia. Los dibujos de los niños son siempre sorprendentes y bellos en su espontánea simplicidad y claridad».
Escenas de cine, personajes del arte, caracteres tipográficos… ya han pasado por el tamiz de Federico Babina. Le preguntamos por el futuro. ¿Hacia dónde se dirige el próximo proyecto? Quizás figuras de la literatura, música… A lo que nos responde: «La música es un tema que me seduce y es un posible protagonista de un futuro trabajo. En este momento estoy acabando un proyecto de retratos de arquitectos que voy a presentar en breve».
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+info: federicobabina.com
Actualizado 26/03/2014