El MoMA de Nueva York adquiere la primera colección de emojis, diseñada por el programador japonés Shigetaka Kurita en 1999, y compuesta por 176 iconos.
Antes de una flamenca de rojo, cientos de ‘caritas’ con diferentes expresiones y todo un repertorio de objetos, comidas, banderas y animales; mucho antes de todo ello, ya existían los emojis. Primitivos, con una dimensión de 12×12 píxeles y de colores planos, aparecían tímidamente de la mano del programador japonés Shigetaka Kurita en los 90. Hoy, casi veinte años después, y prácticamente convertidos en un nueva forma de comunicación, el prestigioso Museo de Arte Moderno de Nueva York (MoMA) ha decidido recuperarlos y exhibirlos en la colección permanente de sus instalaciones.
«Desde el principio, en 1929, la misión del MoMA ha sido mostrar y recoger el arte y diseño de nuestro tiempo», ha declarado Paola Antonelli, comisaria del Departamento de Arquitectura y Diseño del museo, para explicar esta decisión. Los emoticonos que pasan a formar parte del MoMA son 176 y, entre ellos, se aprecian un corazón, un smiley e, incluso, un Cosmopolitan, entre otros. La compañía telefónica Nippon Telegraph and Telephone Corporation, conocida como NTT, ha sido la que ha regalado este set de emojis al museo, que años antes ya había incluido el símbolo de @ y una selección de algunos videojuegos entre su muestrario más digital.
El Consorcio Unicode reconoce que existen cerca de 1.800 emojis en la actualidad, lo cual evidencia que su uso no ha dejado de crecer. Así, hoy en día nos encontramos con variaciones en el tono de piel de muchas ‘caritas’, y con otros símbolos que han acabado instaurados por petición popular (cómo olvidar la demandas referente al icono de la paella). «Son un concepto que lleva a siglos atrás, a los ideogramas, jeroglíficos y otros caracteres gráficos que nos permiten completar un hermoso arco que abarca toda la historia humana», ha añadido Antonelli.
Aunque las críticas por incluir estos emojis en el MoMA no se han hecho esperar, el museo está convencido de su potencial. La primera exposición arrancará en diciembre de este año y, mediante gráficos y animaciones, conectará los emoticonos más antiguos con la nueva generación que puebla el universo digital actual.