Setenta y cinco mil dólares (lo pongo en palabras para evitar dudas) es lo que reclama el diseñador Moshik Nadav a la cadena de tiendas de ropa estadounidense por haber utilizado sin su autorización uno de sus diseños.
Esta historia no le llega ni a la suela de los zapatos al escándalo tipográfico por antonomasia que es aquel de Hoefler y Frere-Jones. Pero un salseo es un salseo y no sé a ti pero a mí me encantan. Veamos.
Por un lado tenemos a Moshik Nadav, el diseñador israelí afincado en Nueva York que lleva la última década diseñando tipografías muy vinculadas al sector de la moda. Si se me permite el comentario personal, diré que Nadav lleva diez años dándole vueltas una y otra vez a la misma fórmula —pues le funcionó muy bien desde el principio, todo hay que decirlo—. Digamos que no es un diseñador polifacético sino que se acerca más al autor tipográfico. ¿Es eso malo? No necesariamente, pero sí que es relevante para este caso pues es obvio que Nadav tiene un estilo ya muy definido.
Y por el otro lado nos encontramos con Banana Republic, una (otra) gran cadena de ropa que cuando habla de «diseño de moda» ignora qué es eso de «diseño». Para muestra, un botón (metáfora no intencionada): un caso Zara o, también, otro caso Zara. Presuntamente, Banana Republic habría tomado el ampersand de la tipografía Paris Pro (Moshik Nadav Typography LLC, 2012) para usarla en sus campañas.
De esta forma, Nadav ha decidido interpelar una demanda. Según esta, Banana Republic —propiedad de Gap— no solicitó permiso para usar el glifo «ampliamente en marketing digital y plataformas de redes sociales en todo el mundo». Y dado que Banana Republic tiene 2,4 millones de seguidores en Facebook y 1,5 en Instagram, Nadav reclama una indemnización por daños y perjuicios que asciende a los susodichos 75.000 dólares. Parece que Nadav ha agarrado el hueso y no lo va a soltar.
Desde el punto jurídico, la ley estadounidense puede que dé la razón a Nadav. El parecido es más que razonable y el ampersand original es demasiado único. Tendríamos que ver los vectores para encontrar patrones y mapeados similares porque así es como se dirimen estos casos; pero lo que sí parece claro es que moral y éticamente Banana Republic ha actuado de manera errónea robando el trabajo de un diseñador. Veremos en qué queda pues este podría convertirse en el ampersand más caro de la historia.
Actualizado 19/11/2020