La tipografía Dyslexia ha sido diseñada por el tipógrafo Daniel Britton y recibe el mismo nombre que el propio trastorno de la lectura. Esta tipografía nace con un valor más funcional y social que puramente estético, ya que reproduce la experiencia de lectura de una persona disléxica en cuanto a tiempo y dificultad.
De esta manera, el hecho de que esta tipografía cuente con un valor funcional y social, más que puramente estético, se debe a que su creación nos permite comprender a las personas que padecen dislexia y que sufren las consecuencias de ésta en su día a día. No obstante, es importante tener en cuenta que la tipografía no reproduce la forma en la que una persona disléxica observa las palabras.
Este tipo de letra divide el tiempo de lectura de un no disléxico a la velocidad de un disléxico al eliminar alrededor del 40% de cada letra y hacer que cada una sea casi ilegible. Esto ralentiza la velocidad de lectura de los usuarios a la velocidad de lectura de una persona disléxica, por lo que recrea la frustración y la vergüenza de la lectura diaria.
«Este tipo de letra recrea la sensación de leer con dislexia para una persona no disléxica, por lo tanto, crea empatía y comprensión ante el problema. Ante cualquier situación, sólo cuando se comprende completamente un problema, se puede resolver», explica Britton.
Actualmente, hay alrededor de 8 mil millones de personas viviendo en el mundo de las que un 10% o 20% padece dislexia, lo que supone la existencia de alrededor de 160 millones de personas disléxicas en el planeta. Es necesario comprender a estas personas y empatizar con ellas para poderles facilitar su desarrollo y un entendimiento y acceso a los textos, semejante al que gozan las personas no disléxicas.
El proyecto de Daniel Britton es una muestra más de cómo a partir de áreas como el diseño, la fotografía y el arte en general, se puede concienciar y dar visibilidad a problemas que requieren de un respuesta real por parte de la sociedad.
Actualizado 18/10/2018