Más allá de la forma y la función, el diseño de producto exige hoy pensamiento crítico, sensibilidad material y compromiso con el entorno. En el CEU UCH, el Máster Universitario en Diseño de Producto enseña a mirar antes que a producir. Hablamos con sus docentes, entre ellos Pedro González, nuevo director del máster, y Paula Fabregat, directora de proyectos de diseño en Renault, sobre cómo formar a los diseñadores del presente.

El diseño de producto ya no puede definirse solo por su capacidad para crear objetos bellos o funcionales. Lo que se espera hoy de un diseñador es algo más complejo: que sepa analizar un contexto, entender a las personas, manejar procesos técnicos y, además, proponer soluciones que tengan sentido en un mundo saturado de estímulos y objetos. El Máster en Diseño de Producto de la Universidad CEU Cardenal Herrera ha asumido esa complejidad y la ha convertido en el eje de su programa.
Lo dice con claridad Pedro González, nuevo director del máster y coordinador de los estudios de diseño del CEU UCH: “Nuestro objetivo es formar diseñadores que al finalizar el curso, ingresen en el mercado laboral y compitan en igualdad de condiciones frente al resto de profesionales en activo. Diseñadores capaces de leer un briefing real, responder a tiempo y hacerlo con criterio, sensibilidad y visión de futuro. No se trata de acumular herramientas, sino de saber cuándo y por qué usarlas”. Su impronta, como responsable del máster, se nota en el enfoque práctico, personalizado e intensivo que define esta nueva etapa.
Desde esa base, el máster ha reforzado la conexión con el mundo profesional, ha integrado la inteligencia artificial como parte del proceso creativo y ha consolidado un equipo docente en el que destacan profesionales de primer nivel como Héctor Serrano, Clara del Portillo, Marcelo Alegre, Eli Gutiérrez y Paula Fabregat, entre otros.

Es precisamente esta última, Paula Fabregat, quien aporta una de las visiones más lúcidas del diseño desde la industria. Directora de proyectos de diseño en Renault y docente del máster, ha trabajado en distintas sedes de la compañía por toda Europa y ha sido reconocida como Mujer del Año 2024 por la asociación WAVE. Desde su experiencia, defiende una enseñanza crítica y responsable: “Ya no hay tiempo para reflexionar profundamente sobre los objetos, como hacían grandes diseñadores del pasado, que podían dedicar dos años a perfeccionar el diseño de una silla. En cambio, hoy se espera que todo esté listo en cuestión de semanas.”
formación conectada al mundo profesional
El máster está planteado para conectar a los estudiantes con la realidad de la profesión. Lo hace no solo a través del enfoque pedagógico —proyectos reales, plazos ajustados, trabajo en equipo—, sino también gracias a un claustro formado por diseñadores en activo, con trayectoria reconocida y conexión directa con el mercado.
Entre ellos destaca Héctor Serrano, Premio Nacional de Diseño 2024, cuya trayectoria combina innovación, sostenibilidad y diseño orientado a las personas. Su presencia en el máster no solo aporta prestigio: también representa un modelo de diseñador que ha sabido adaptarse a los cambios sin perder profundidad conceptual. Junto a él, completan el equipo docentes como Clara del Portillo (Yonoh), Marcelo Alegre (AlegreDesign), Eli Gutiérrez, Marcelo Martínez, Ana Segovia y Luis Calabuig (Odosdesign) o el propio Pedro González (estudiopg), nuevo director del programa.

“Los profesionales les trasladan a los alumnos lo que pasa dentro de los estudios. Les cuentan los aciertos, pero también los errores. Es una manera de acelerar su curva de aprendizaje y de aterrizar el diseño en la realidad”, señala Pedro González. Y lo cierto es que muchos de esos estudiantes, tras terminar el máster, acaban integrándose en equipos donde colaboraron como alumnos.

En el caso de Paula Fabregat, su colaboración va más allá de la docencia. Bajo su dirección, los alumnos trabajan proyectos reales para el departamento de diseño de Renault, desarrollando equipamiento para automoción:
“Mi objetivo es que diseñen cosas que merezcan estar en su portafolio. No solo porque estén bien resueltas técnicamente, sino porque transmitan una idea, una emoción. La belleza, en este contexto, también es una forma de compromiso”
IA: potencia al servicio del criterio
La inteligencia artificial también forma parte de esta nueva edición. Pero no como un atajo fácil como sucede en otros Másteres, sino como una herramienta crítica. De la mano de la especialista Elena Roig, los estudiantes experimentan con plataformas como Midjourney, combinadas con software técnico como Rhino o Keyshot, para explorar nuevas vías de conceptualización y visualización.
“La IA es una herramienta más que este curso integramos transversalmente en nuestros Másters y que va a ayudar mucho en la generación de contenidos, opciones, visuales… Pero serán los diseñadores quienes aportarán el criterio, la sensibilidad allí donde la máquina no llegue”, afirma Pedro González.
viajes que amplían la mirada
A lo largo del curso, los estudiantes del máster realizan tres viajes formativos a Madrid, Milán y Barcelona. En cada ciudad visitan estudios de diseño, museos y departamentos creativos de grandes empresas. La ruta incluye el estudio Mario Ruiz, Premio Nacional de Diseño 2016, el estudio de Álvaro Catalán de Ocón, el Museu del Disseny de Barcelona o el Salone del Mobile en Milán, uno de los epicentros internacionales del diseño contemporáneo. También asisten a Stone Designs y al Departamento de diseño del BBVA que lidera Anxo López, uno de los departamentos internos más grandes de España, con más de 200 personas dedicadas en exclusiva al diseño.

Lejos de ser una experiencia anecdótica, estos viajes están concebidos como parte esencial del aprendizaje. “Queremos que vean otras realidades, otros ritmos, otras formas de entender el oficio. Que aprendan observando y preguntando”, dice González.
Fabregat, que ha vivido en Francia, España y Rumanía, lo refuerza desde su propia experiencia: “Viajar cambia tu mirada. Y si no puedes hacerlo físicamente, rodéate de gente que lo haya hecho. La diversidad de trayectorias enriquece el aula, abre horizontes”.
una mirada diversa
La diversidad es, de hecho, otro de los ejes que vertebran el programa. No solo desde el perfil del alumnado, cada vez más internacional, sino también en la selección del equipo docente. Trayectorias distintas, estilos distintos, maneras distintas de abordar un proyecto.
“La mirada femenina es cada vez más visible, pero aún tiene que abrirse paso”, dice Fabregat. “Yo he sido la única mujer premiada en varios contextos. No lo digo como mérito, sino como indicador de todo lo que falta por equilibrar. Por eso me gusta enseñar desde esa diferencia, aportar sensibilidad, experiencia y una perspectiva propia”.

Desde su asignatura insiste en entrenar la narrativa, el storytelling gráfico y oral, el análisis de materiales, la observación como herramienta clave. “Un buen producto no solo resuelve una función. También debe emocionar, comunicar. Y eso hay que construirlo. No basta con que funcione, tiene que decir algo”.
pensar antes de producir
Quizá el mayor valor del máster esté en su insistencia en formar diseñadores con criterio. En enseñar a pensar antes que a producir. A entender que el diseño no es solo estética ni eficiencia. Que también es cultura, ética, decisión.
“No queremos alumnos que repitan fórmulas. Queremos diseñadores que propongan, que miren el mundo y respondan con algo nuevo, algo que aporte”, concluye Fabregat. “La emoción también es una función. Y eso, a veces, se olvida”.
En un escenario en el que muchas escuelas prometen dominar herramientas, el CEU UCH apuesta por algo más esencial: formar autores, no solo ejecutores. Diseñadores que no solo saben cómo se hace, sino que saben por qué lo hacen.
Actualizado 12/06/2025