Cuando exponer es exponerse

¿Cuántos nombres de ilustradoras podrías citar? Dentro del ámbito de los aficionados, que consumen habitualmente ilustración en redes sociales, la cuelgan en sus paredes, visitan exposiciones o la exhiben en forma de merchandising, las respuestas a esta sencilla pregunta suelen oscilar entre la mención de cuatro o cinco artistas como máximo.

Ilustración · Shutterstock

Planteemos ahora otra pregunta: ¿Cuántas ilustradoras y/o dibujantes de cómics has visto exponiendo en galerías de arte, museos o instituciones? En este caso, cuesta aún más encontrar respuestas y se reduce el número de nombres. Se menciona a las de mayor repercusión popular, pero disminuye la certeza de que hayan realizado un trabajo artístico de suficiente relevancia como para ser mostrado en un museo o formar parte del mercado del arte a través de galerías o ferias. Si estos interrogantes los realizamos en un contexto de círculos profesionales, las respuestas no diferirían en exceso. 

Con el paso del tiempo, y gracias al empeño de artistas y gestores, empezamos a disfrutar cada vez más de exposiciones de originales de cómic y de ilustración en museos y en galerías de arte. Tanto el proceso de trabajo comentado, como la realización de proyectos personales por parte de los ilustradores, son recibidos con un interés cada vez mayor por parte del público. 

Proliferan las autoras que siguen de una manera paralela una carrera expositiva alternada con sus novelas gráficas, libros ilustrados, portadas de CD o encargos editoriales y que, en ocasiones, bien por necesidad de crecimiento artístico o bien por romper las ataduras de la interpretación, deciden expresarse de una manera más libre en cuestión de planteamiento y forma.

Ilustración de Paula Sanz Caballero.

Paula Sanz Caballero es una de las artistas precursoras en exponer en galerías de arte contemporáneo, museos y ferias. Conocida por su trabajo en ilustración de moda para catálogos y marcas, es una de nuestras creadoras más internacionales, que desde hace años vive a caballo entre Estados Unidos y España. 

Desde sus inicios, ha alternado este trabajo con exposiciones en galerías de arte de València y Madrid y ha participado en diversas ediciones de ferias de arte internacional, como ARCO. 

Ana Miralles, Cristina Durán, Carla Fuentes, Maria Herreros, Nani Serrano, Paula Bonet, Nuria Riaza o la ya citada Paula Sanz Caballero, son algunos ejemplos de autoras que han decidido mostrar su trabajo en el terreno de la ilustración industrial en paralelo con diversos proyectos de carácter personal. 

Apoyadas por las editoriales más fuertes del país en el sector de los libros ilustrados y la novela gráfica, estas artistas combinan el trabajo editorial con el publicitario, entre otros, y muestran sus dibujos, pinturas y grabados más personales en galerías de arte nacionales (Madrid, Barcelona, Sevilla, València) e internacionales, como en Francia, Portugal, Estados Unidos o Chile. Es el caso de Laura Castelló, que en el pasado año ha conseguido firmar su primer contrato editorial y realizar tres exposiciones individuales (Oporto, Madrid y Barcelona). La artista dejó de trabajar para marcas de ropa con el objetivo de apostar por proyectos personales en los ámbitos de la ilustración y la pintura.

Exponer es también exponerse y con las muestras artísticas las ilustradoras están exhibiéndose en un campo nuevo, el del mercado del arte, donde los trabajos pasan a ser obras y las ilustraciones se catalogan según sus múltiples vertientes: dibujos, collages, grabados o pinturas. 

Entrar en el mercado del arte a través de una galería de arte implica una revalorización y un posicionamiento en los ambientes artísticos. Es un paso en el camino de acceso a las exposiciones museísticas o institucionales, donde se valora el trabajo como obra de arte, y también en el aspecto económico, al posicionar su obra según las tarifas del mercado actual del arte y despertar el interés de las casas de subastas. Tal es el caso de Ana Miralles, que es la primera autora española, además mujer, en conseguir que un dibujo original de cómic alcance una cifra récord en una subasta. Su galerista de París logró incluir sus ilustraciones en un lote colectivo integrado por obras de varios ilustradores. Su carrera empezó en el underground, dibujó para Madriz y Cairo y evolucionó hacia temáticas de cariz erótico. Ana Miralles es un ejemplo de carrera triunfante en Francia con Eva Medusa, por la que recibió el Premio Haxtur 1993 a la Mejor Historia Largay “Djinn”.  En 2009 obtuvo el Gran Premio del Salón de Barcelona, como reconocimiento a su trayectoria. 

Ilustración de Laura Castelló.

El trabajo editorial ilustrado conlleva sus tiempos, ritmos y protocolos en contratos, porcentajes, promoción, difusión, comunicación y un largo etcétera que proporciona sus recompensas. Por motivos similares, trabajar con una galería de arte también tiene sus formas de cometido, con normas generales de sector, pero con sus propios métodos de acción. Igualmente ofrece recompensas y beneficios, manifestándose además en una satisfacción diversa, la propia y personal.

Tampoco podemos dejar de hacer referencia a una de las mejores artistas en cuanto a la ilustración nos concierne, Ana Juan, quien junto a su trabajo artístico posee una trayectoria inmejorable en publicaciones, carteles, cubiertas de libros de adultos, carátulas de CD, posters e ilustración infantil y para obras adultas.

Al acabar los estudios de Bellas Artes en València, se instala en la capital y empieza a publicar en revistas como Madriz y en periódicos como El País. Fue premio Mejor Portada del año en el Salón del Cómic de Barcelona (1984). Ha publicado un gran número de libros, entre los que destacan Snowhite (Premio de la Generalitat Valenciana al Libro en castellano mejor ilustrado 2001) y Demeter (2007-2008). Su primer libro como autora e ilustradora, The Night Eater, recibió el premio The Ezra Jack Keats Prize.

Es la artista española que más portadas ha creado para The New Yorker y ha sido distinguida en varias ocasiones con la Silver y Golden Award de la Society of Illustrators de NY.

Además, posee el Premio Nacional de Ilustración, concedido por el Ministerio de Cultura en 2010 y la Medalla de Sant Carles (Facultad de Bellas Artes de València) en 2012. Reconocimientos a una carrera que ha combinado con múltiples exposiciones individuales y colectivas en galerías de arte de Madrid, Barcelona, Sevilla, València, París, Nueva York o Tokio, así como en ARCO, Art Miami o Art Expo y en museos como el Museo ABC, Museo de la ciudad de Querétaro y la Fundación Juan March.

En su última exposición, Dibujando al otro lado, ha incorporado la animación y el movimiento de sus dibujos a través de tabletas y gafas de realidad virtual. Su trayectoria profesional posee un estilo propio muy característico, plagado de elementos fantásticos, fruto de muchos años de trabajo, que transmite siempre lo que el texto y la imagen sugieren. 

Ilustraciones de Ana Juan para The New Yorker.

En este compendio hemos podido conocer a artistas que llevan un trabajo paralelo al de la ilustración como es la labor expositiva, en la que muestran los originales de libro ilustrado y novela gráfica, con trabajos editoriales, carteles, etc. con obras personales, realizadas para un proyecto. Dos facetas de la ilustración como herramienta comunicativa de componente estético, generadora de pensamiento, pero con un planteamiento inicial divergente, como cometido, por un lado, y como necesidad de desarrollo artístico, por otro. 

Los ritmos, los protocolos y los tiempos empleados según de qué faceta de la ilustración hablamos, se distinguen más por cómo son organizados que por cuál es su objetivo. Dos de las finalidades más importantes son la promoción y la difusión junto con la intención principal, que es la de conocer las vertientes en las que trabajan las ilustradoras, visibilizándolas en el terreno artístico y en el mercado del arte. 

Con este texto hemos querido exponer, como hacen ellas con sus obras, señalar especialmente la existencia de sus carreras artísticas porque hoy sí, la ilustración se expone.

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