Elena Veguillas nos deleita con una nueva entrega de las Crónicas de Reading. Esta vez con Edward Johnston desde sus inicios a ‘Writting, illuminating & Lettering’, del que nos muestra unas maravillosas imágenes.
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Edward Johnston (1872-1944) pertenece a esa estirpe de creadores que cambian el rumbo de la historia: recuperó el oficio casi perdido de calígrafo y ejerció una gran influencia en prácticamente todos los aspectos de la rotulación, tanto en Inglaterra como en el resto del mundo occidental; igualmente su trabajo en diseño de tipografía, junto con su alumno Eric Gill, cambió el aspecto de la imprenta británica.(1)
Era un hombre tímido, con escasas dotes sociales y de salud débil. Se matriculó en medicina en la Universidad de Edimburgo, pero al poco su interés por la medicina decrecía a medida que crecía su afición por el arte. Unido esto a una dificultad absoluta por superar de las disecciones humanas, decidió, no sin dificultades, abandonar los estudios y la universidad.
Muy poco tiempo después, en 1897, recibió sus primeros encargos caligráficos a través un familiar cercano. Se trataba de carteles para el escaparate de algunas tiendas londinenses. Tras unos viajes entre Londres y Edimburgo, se mudó a la capital inglesa donde conoció, en abril de 1898, a William Lethaby (1857-1931). Lethaby era además de arquitecto e historiador, el director y fundador (en 1896) de la nueva escuela Central School of Arts & Crafts en Upper Regent Street (la actual Central Saint Martins), heredera directa del legado del movimiento de los Arts & Crafts, a cuyo círculo fundacional también pertenecía Lethaby. Aquella amistad cambiaría definitivamente el rumbo de la vida de Johnston.
Lethaby animó a Johnston a practicar y a mejorar su caligrafía, con un estilo que en aquellos momentos aún pecaba de principiante, y le instó a buscar un camino más claro puesto que Johnston nunca había considerado la caligrafía como una profesión, ya que entonces no existía como tal. Lethaby decidió pues crear un curso de iluminación y rotulación en la Central School al que Johnston no dudó en matricularse inmediatamente, pero su sorpresa debió de ser mayúscula al descubrir que en realidad su amigo y director de la escuela le estaba ofreciendo el puesto de profesor. También le recomendó, mientras tanto, que no fuese a estudiar a otra escuela, sino a la sede misma del arte: el British Museum. Allí comenzó con el estudio y la práctica de diversos estilos que le llevarían a redescubrir la técnica y la estructura de las formas caligráficas guiado por Sydney Cockerell,(2) quien le mostró manuscritos de los scritptorium carolingio y de Winchester de los siglos X y XI.
Desde el principio sus clases eran especiales. Comenzó el 21 de septiembre de 1899, con siete estudiantes y ya en sus notas de aquel día se refleja un claro objetivo: “esta clase es un intento de revivir el casi olvidado oficio de la escritura y la iluminación. Para justificar la vuelta a la vida de un oficio dormido bastará con demostrar cómo, una vez despierto, será bello y útil”.
En las dos horas y media que duraban explicaba las características de las letras de la columna Trajana (de la cual hay una réplica en el museo Victoria & Albert de Londres)(3) de manera tan concienzuda que empezó desmenuzando la letra A y para el final del semestre apenas había alcanzado dar unas meras nociones sobre la letra C.(4)
Sus clases en la Central School fueron creciendo en alumnos, entre los que se sumaron Eric Gill, Dorothy Walker —hija de Emery Walker— o el impresor Thomas James Cobden-Sanderson, de la famosa encuadernadora The Doves Binder. Cobden-Sanderson estaba dando entonces los primeros pasos para crear su propia imprenta junto con Emery Walker: la Doves Press(5). Con ambos surgiría una profunda amistad que acabaría por contagiarle su pasión por el mundo de la imprenta. No es de extrañar que, mientras observaba cómo se gestaba la Doves Press, jugase con la idea de crear su propio taller de impresión. En 1902 sin embargo, abandonaría la idea de la imprenta al encontrarse finalmente con encargos suficientes como para poder considerar la caligrafía como su verdadero oficio.
Otra de sus alumnas de aquellos primeros años fue Anna Simmons, una joven prusiana que además de ser una de sus mejores estudiantes fue de la responsable de diseminar las teorías de su maestro por Alemania como traductora de su libro Writing, Illuminating & Lettering. Años más tarde, aquella traducción de se convertiría en el libro de cabecera de Jan Tschichold.
El libro que ayudaría a expandir la influencia de Johnston en la tipografía moderna occidental, la que sería su mayor aportación a la difusión y conocimiento de la caligrafía y la rotulación, el libro Writing, Illuminating & Lettering, surgió como una sugerencia de William Lethaby para que escribiera un compendio de sus conocimientos sobre la materia y que llegaría a formar parte de una serie de volúmenes, The artistic series of technical handbooks, escritos por varios profesores de la Central School sobre los diferentes oficios que allí se enseñaban. La escritura del libro le llevó más tiempo de lo previsto, posponiendo durante años la entrega del original a su desesperado editor John Hogg.
Para su elaboración contó con la ayuda de su mujer para transcribir a máquina los originales y con su discípulo y amigo Eric Gill que le ayudaría con ciertos pasajes de algunos capítulos. Ya en el invierno de 1905 estaba terminando finalmente las pruebas de imprenta y a principios de 1906 acabó de corregir las galeradas; en mayo estaba listo el prefacio y el índice, y el 21 de agosto, varios años después de la fecha de entrega prevista, el libro Writing, Illuminating & Lettering estaba listo para ser impreso. De aquel manuscrito original de Johnston se guardan dos copias: una en la biblioteca de Newberry de Chicago y otra en el Victoria & Albert Museum, si bien esta es la del impresor y por tanto guarda ciertas diferencias con respecto al texto final de la primera edición.
La primera edición impresa en aquel año constaba de dos mil ejemplares, de los que quinientos se enviaron a Estados Unidos. Apenas ha sufrido cambios desde entonces, salvo en dos ocasiones: en la segunda edición y en la décimo octava impresión, que quizás debería haberse llamado tercera edición pues fue la última vez que hubo modificaciones en el libro.
Inicialmente no causó sensación entre los críticos y tuvo ventas estables pero discretas, porque aunque las reseñas eran buenas no resultaban entusiastas. Sí que tuvo sin embargo buena acogida entre los expertos, que además eran conocidos y amigos de Johnston, como Lethaby o Cockerel, y en poco tiempo se hizo muy popular, con lo que pronto llegaron las reimpresiones. Reputados tipógrafos como Stanley Morison o Alfred Fairbank han reconocido con los años la deuda personal que tenían con Writing, Illuminating & Lettering, una obra que les sirvió como fuente de aprendizaje e inspiración.
Años más tarde Johnston recibiría el encargo de su trabajo más conocido: el diseño de la tipografía para uso exclusivo del metro de Londres y que sobrevivió hasta el rediseño de la década de 1980. Su estilo caligráfico fue cambiando, siendo mas angular con el paso de los años. Se mudó a Ditching —cerca de donde vivía Eric Gill—, donde falleció en 1944.
En la Reading Room del departamento de tipografía guardan dos copias del libro, una es una edición facsímile de 1987 de bolsillo y que curiosamente está impresa en una imprenta de Bilbao para la editorial A&C Black. La otra es una segunda edición de 1911, un libro de pequeño tamaño, de tapa dura, ajado por los años, pero que se siente robusto; un buen manual que llevar a todas partes. El papel no amarillea ni tiene manchas, los márgenes son generosos y aunque tipográficamente no llama especialmente la atención es en conjunto un libro agradable al tacto y a la vista. La mayor parte de él está impresa en blanco y negro, salvo algunas ilustraciones en color rojo, con veinticuatro ilustraciones reproducidas con la exquisita y costosa técnica de la colotipia. Está dividido en dos partes: escritura e iluminación, que abarca casi todo el libro; y rotulación, con apenas un par de capítulos.
Mientras esperamos a que alguna editorial se lance a la aventura de traducir y editar la primera versión en castellano, el pdf de la primera edición está disponible en diferentes plataformas.(6)
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Notas
(1) Del prólogo de Sidney Cockerell a la biografía de E. Johnston escrita por su hija Priscilla.
(2) Sydney Cockerell fue, entre otras cosas, el secretario privado de William Morris.
(3) Ver el artículo <a href=”http://heterotype.blogspot.com/2010/03/la-columna-trajana-no-es-para-tanto.html/”>La Columna Trajana no es para tanto</a> en el blog Heterotype.
(4) Se pueden ver imágenes de las pizarras con las ilustraciones de Johnston en la página Vads, de recursos gráficos.<a href=”http://www.vads.ac.uk/results.php?page=1&cmd=search&mode=boolean&words=edward+johnston+blackboard&idSearch=boolean/”>las pizarras de Johnston.</a>
(5)Ver al artículo en Unos tipos duros <a href=”http://www.unostiposduros.com/?p=594/”>Upper Mall: El callejón de los milagros</a>.
(6) En la web Archive.org, por ejemplo en <a href=”http://ia700306.us.archive.org/17/items/writingilluminat00johnrich/writingilluminat00johnrich.pdf/”> Writing, Illuminating & Lettering </a>
Bibliografía
Johnston, Priscilla; Edward Johnston, 1976.
Johnston, Edward; Book of sample scripts. 1966.
Johnston, Edward; Lessons in formal writing, 1986.
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Actualizado 22/07/2024